viernes, 9 de agosto de 2024

Peras y manzanas

Excelente acertijo para razonar de Steven E. Landsburg en WSJ vía Marginal Revolution (recomiendo leer los comentarios al post del blog de Tyler Cowen

Las manzanas son proporcionadas por una industria competitiva. Las peras son proporcionadas por un monopolista. Casualmente, se venden al mismo precio. Tienes hambre y serías igual de feliz con una manzana que con una pera. Si te importa conservar los recursos de la sociedad, ¿deberías comprar una pera o una manzana?... En una industria competitiva, los precios son un indicador bastante bueno de los costes de los recursos. Bajo un monopolio, los precios generalmente reflejan un margen de beneficio sustancial. Por lo tanto, una manzana de 1 dólar vendida por un oferente en competencia probablemente requiera casi un dólar de recursos para producirla. Es más probable que una pera de 1 dólar vendida por un monopolista requiera, digamos, 80 centavos de dólares. Para minimizar el consumo de recursos, debes comprar la pera.

En uno de los comentarios a la entrada se lee: 

Las peras compiten con las manzanas, lo que significa que, realmente, no hay monopolio y es poco probable que las peras utilicen menos recursos. Esto sería cierto para dos bienes cualesquiera que alguien esté considerando comprar: si alguien está debatiendo entre los dos, los dos compiten entre sí y sus precios deben reflejar eso.

Pero esta respuesta, que es correcta, malinterpreta el supuesto de hecho que propone Landsburg (es el problema de inventarse los casos. Los juristas, por esta razón, no deberíamos inventarnos casos nunca. Busquemos uno real. Porque en un caso real, los hechos están "completos"). 

Landsburg está dando por supuesto que peras y manzanas son dos productos diferentes y que el mercado de peras y el de manzanas son dos mercados distintos. 

Para decidir al respecto - si peras y manzanas pertenecen al mismo mercado - se utiliza el criterio de la elasticidad cruzada de la demanda según el cual, dos productos pertenecen al mismo mercado cuando una débil variación de los precios o de otras características en uno de los productos entraña, en un corto período de tiempo, una sustitución en las compras de ese producto por otro (relación en la que la cantidad vendida de un bien disminuye cuando disminuye el precio de otro bien). Así, se habla de productos poco substituibles o muy substituibles. En esta valoración, ha de incluirse no sólo a los productores actuales sino también aquellos que ante una leve variación del precio del producto cuyo mercado se trata de determinar, entrarían a producir en dicho mercado y no incluir a los "malos" sustitutivos, es decir, a aquellos productos que adquirirían los consumidores en el caso de que se elevase mucho el precio de un producto. Por ejemplo, es obvio que si multiplica por cinco el precio de las PERAS, muchos consumidores se pasarían a las MANZANAS pero las MANZANAS no forman parte del mercado de las PERAS si una subida leve en el precio de las PERAS no provoca un desplazamiento significativo de los consumidores de PERAS hacia las MANZANAS.

El test de la sustituibilidad se denomina test del monopolista hipotético y trata de determinar si un monopolista hipotético del producto PERAS podría subir el precio del producto PERA y obtener beneficios suponiendo que los precios de los demás productos permanecieran constantes (si se supone que los precios de los restantes productos cambian, no sería posible sacar consecuencias) considerando como subida de precios la que oscilase entre el 5 y el 10 % durante un año (a small but significant and nontransitory increase in price SSNIP). Si tal subida resulta rentable al monopolista (porque no vería reducidas significativamente sus ventas), entonces PERAS es el mercado del producto relevante. En otras palabras, hay que preguntarse si un monopolista hipotético que trata de maximizar los beneficios necesitaría controlar “más” que el mercado del producto PERAS para imponer un aumento de los precios significativo y no transitorio. La subida no será rentable si provoca que un número suficiente de consumidores deje de comprar el producto PERAS y compre un producto sustitutivo (MANZANAS, sustitución en el lado de la demanda) o un número suficiente de productores cambia su producción para pasar a producir el producto PERAS y con ello incrementar la oferta de PERAS (sustitución en el lado de la oferta). Si tal cosa ocurre y el aumento de precio de PERAS por el monopolista hipotético no le resulta rentable, quiere decir que los productos a los que acuden los consumidores en sustitución de PERAS – las MANZANAS - y los productores que inician la producción de PERAS ante el aumento de precio forman parte del mismo mercado del producto y constriñen las posibilidades de actuación del monopolista hipotético. 

El problema es que, si como propone Landsburg, el productor de PERAS es un monopolista, Si el monopolista tiene márgenes sustanciales - como acepta Landsburg - entonces, el precio vigente de las PERAS es ya (supracompetitivo) el máximo que puede cobrar el monopolista que sabe que si lo sube, una parte significativa de sus clientes comprarán MANZANAS, lo que llevaría a considerar, aplicando el SSNIP que PERAS y MANZANAS forman un mismo mercado y que, por tanto, el único productor de PERAS no es un monopolista. Si supiéramos que el precio de las PERAS y el de las MANZANAS son competitivos y observáramos que, ante una pequeña subida del precio de las primeras, una parte de los consumidores compra MANZANAS, entonces concluiríamos que PERAS y MANZANAS forman parte del mismo mercado; que son productos sustitutivos. Pero si el precio de las PERAS es monopolístico - supracompetitivo - este razonamiento no nos sirve. 

Por eso, tiene razón Landsburg. Si tú eres un consumidor que extrae la misma utilidad de una PERA o de una MANZANA y las PERAS las produce un monopolista y quieres contribuir a una mejora en la asignación de los recursos, debes comprar PERAS porque si hay suficiente gente como tú, tu elección informará a los productores potenciales de PERAS - los que están produciendo otras frutas - de que hay ganancias (supracompetitivas) que obtener en cambiar su producción y empezar a producir PERAS. El aumento de la oferta de PERAS en el mercado provocará una reducción de su precio (y del de las MANZANAS si son sustitutivas, o no, si los productores sólo pueden producir PERAS o MANZANAS y dedicarse a producir PERAS es incompatible con mantener el nivel de producción de MANZANAS).

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