miércoles, 16 de febrero de 2022

Renuncia del auditor designado a instancia del socio minoritario porque no se le provee de fondos: toma de razón de la renuncia en el Registro Mercantil


conferencia de Solvay
 

La contundencia con que se expresa el precepto transcrito (el art. 11.4 del Reglamento de Auditoría) no deja lugar a dudas: el auditor designado por el registrador mercantil tras la tramitación del procedimiento de solicitud previsto en el artículo 265 de la Ley de Sociedades de Capital puede renunciar al ejercicio de la labor de verificación si, requerida la persona obligada, no procede a la satisfacción de la provisión solicitada. Con independencia de si dicha regulación se acomoda o no a la previsión del artículo 267 de la Ley de Sociedades de Capital, lo cierto es que el Registro Mercantil debe reflejar dicha circunstancia mediante la aportación del título y práctica del asiento que, conforme a las reglas de procedimiento registral, proceda (artículos 153 y 154 del Reglamento del Registro Mercantil).

Dicha toma de razón no puede confundirse con las consecuencias que para el depósito de las cuentas anuales correspondientes al ejercicio respecto del que se llevó a cabo la designación, tiene el hecho de que se haya instado la designación de auditor para su verificación. Como ha afirmado en numerosas ocasiones esta Dirección General, la finalidad del procedimiento a que se refiere el artículo 265.2 de la Ley de Sociedades de Capital no es otra que la satisfacción del interés del socio que reúna los requisitos en el establecidos, de que por parte de un auditor se lleve a cabo la verificación de las cuentas anuales. El procedimiento finaliza, en su caso, con la resolución por la que se estima la solicitud y se resuelve la procedencia de la designación de auditor, pero ni puede garantizar que el auditor designado acepte ni que los trabajos de auditoría puedan finalmente llevarse a cabo. Por este motivo, el artículo 361 del Reglamento del Registro Mercantil prevé el cierre del expediente a pesar de que no se hayan llevado a cabo los trabajos de verificación.

Esta circunstancia no… afecta al hecho de que la sociedad continúa obligada a la verificación contable (vid. artículo 10.4 del Reglamento de Auditoría). Estando obligada la sociedad a la verificación de las cuentas anuales correspondientes, el depósito de las mismas no podrá llevarse a cabo si no vienen acompañadas del informe correspondiente por exigencia de lo dispuesto en el artículo 279.1 de la Ley de Sociedades de Capital. Del contenido del Registro Mercantil (vid. artículos 29, 32, 350 y 354 del Reglamento del Registro Mercantil), resultará el carácter de obligada de la sociedad en cuestión, lo que constituirá el obstáculo registral que, en su caso, impida el depósito de las cuentas anuales

Es la Resolución de la DGSJFP de 19 de enero de 2022

¡Qué rigidez con la denominación social!

 


La única cuestión que constituye el objeto de este expediente, pues el escrito de recurso limita su contenido a la primera de las objeciones planteada por la registradora, consiste en determinar si expedida certificación negativa de denominación a nombre de persona distinta de la propia sociedad, en un supuesto de acuerdo de junta general de cambio de denominación, puede dicho acuerdo acceder o no al Registro Mercantil.

La respuesta solo puede ser negativa dado los términos en que se expresa el artículo 413.2 del Reglamento del Registro Mercantil, que dice así: «La certificación presentada deberá ser la original, estar vigente y haber sido expedida a nombre de un fundador o promotor o, en caso de modificación de la denominación, de la propia sociedad o entidad”

Es la Resolución de la DGSJFP de 24 de enero de 2022

Por qué los nacionalismos periféricos españoles (vasco y catalán) pueden calificarse como fascistas, razonablemente

Lo que no es el fascismo

“El fascismo, al fin y al cabo, expresa un entusiasmo popular de masas auténtico y no es simplemente una manipulación inteligente de las emociones populistas por parte de la derecha reaccionaria o por un capitalismo en crisis…

“no se puede poner el foco en los símbolos externos, porque son fácilmente imitables superficialmente y inducen a confusión respecto de lo que puede considerarse legítimamente como fascismo”

En lo que se parecen los movimientos fascistas unos a otros es en su función. Los grandes ismos del siglo XIX en Europa – conservadurismo, liberalismo, socialismo – se asocian con gobierno de los notables, deferencia hacia los líderes con formación; debates ilustrados y en algunas formas de socialismo, un limitado reconocimiento de la autoridad popular. El fascismo fue una práctica política ajustada a las políticas de masas del siglo XX”

Además, el fascismo no pretende tener un credo con validez universal.

Hay ideas comunes a todos los movimientos fascistas – lenguaje, darwinismo social en lo que se refiere a la naturaleza humana, la prevalencia de la comunidad y de la autoridad sobre el individuo y el destino de las naciones en la historia “subordinan el pensamiento y la razón, no a la fe, como hacía la derecha tradicional, sino a las urgencias de la sangre y del destino histórico del grupo. Su única medida moral es el valor de la raza, la nación, la comunidad. Basan su legitimidad, no en patrones aceptables universalmente, sino en el triunfo darwiniano de la comunidad más fuerte…

Los fascistas niegan cualquier legitimidad a principios universales, hasta el punto de que incluso desprecian el proselitismo. El fascismo auténtico no es un producto de exportación. Las variantes nacionales particulares del fascismo se distinguen entre sí mucho más profundamente unas de otras en temas y símbolos que las variaciones nacionales de los verdaderos ‘ismos’. La más conspicua de tales diferencias, una que lleva a algunos a negar la validez del mismo concepto genérico de fascismo se refiere a la naturaleza del enemigo, del indispensable enemigo: en los fascismos mediterráneos, los socialistas y los pueblos colonizados son enemigos más sobresalientes que los judíos” Cada fascismo es diferente y se adapta a su particular comunidad. No encajan en un “sistema universal” con principios intelectuales comunes.

Otro rasgo del fascismo, dice Paxton, es que carece de un programa basado en ideología para llevar a la práctica una vez en el gobierno. Porque la coherencia entre el programa y la acción de gobierno no es un valor ya que el líder encarna, en todo caso, el destino nacional en su persona, de modo que podemos remitirnos a lo que el líder considere que es lo que hay que hacer para llegar a ese destino glorioso para la comunidad. O sea, lo que importa es el fin y los medios son intercambiables.


En cuanto a las emociones

  1. Primacía del grupo: los deberes hacia la comunidad “están por encima de cualesquiera otros y por encima de cualquier derecho individual o universal”
  2. La creencia de que el grupo propio es una víctima, un sentimiento que justifica cualquier acción contra los enemigos del grupo, tanto internos como externos
  3. Miedo a la decadencia del grupo bajo el efecto corrosivo del liberalismo cosmopolita e individualista”
  4. Integración estrecha de la comunidad en una hermandad… cuya unidad y pureza se forjan gracias a que se comparten convicciones comunes, preferentemente, o mediante la violencia que provoca la expulsión de los no convencidos en el caso de que sea necesario
  5. Un sentido elevado de identidad y pertenencia en el que la grandeur del grupo refuerza la autoestima individual
  6. Autoridad de los líderes naturales… lo que culmina en un jefe nacional que es capaz de encarnar el destino del grupo.
  7. La violencia y la voluntad son deseables cuando sirven al éxito del grupo en la lucha darwiniana por la supervivencia.


La revolución de los fascistas consiste

“en endurecer el carácter y purificar y revitalizar la comunidad más que hacer que la estructura económica o social del sistema sea más justa o más libre. Los militantes fascistas se proclaman antiburgueses, pero lo que odian de la burguesía no es que sea explotadora, sino que sea blanda”


Los cinco estadios del fascismo

1. El de los movimientos intelectuales nacionalistas antiliberales y corporativos.

2. El de conversión en un partido político capaz de influir decisivamente en la escena política. En este punto, dice Paxton que

“las diferencias en el espacio dejado a los grupos fascistas y la fuerza de sus aliados parecen mucho más importantes que cualesquiera diferencias o parecidos en el vocabulario o en el programa entre… partidos fascistas”.

Lo que favoreció el ascenso de los grupos fascistas fue “la polarización en la sociedad civil y los bloqueos del sistema político” y no tanto su base intelectual o programática (anticapitalista y antiburguesa). El contenido del programa se vuelve irrelevante: cualquier cosa que pueda atraer a votantes transversalmente (en el caso de Hitler, a los agricultores que habían sufrido una caída de los precios brutal, en el caso de Mussolini, a los xenófobos antieslovenos y a los anticomunistas/socialistas). Eso convierte a los fascistas en un aliado interesante para los conservadores ya que les permite mantener el poder porque los fascistas ‘roban’ votos a la izquierda.

3. La llegada al poder: nunca a través de un golpe de estado violento (para no enfrentarse a la policía y al ejército y evitar ser sustituidos por una dictadura militar – como ocurrió con Franco y ocurrió en Rumanía). Siempre a través de elecciones, esto es, “a través de la cooperación con las élites conservadoras”. Por tanto, el éxito del fascismo requiere la cooperación de los conservadores. Y esta cooperación sólo se produce si los conservadores se sienten gravemente amenazados por la inestabilidad social generada por los movimientos obreros, por los comunistas y anarquistas en general. Por eso, dice Paxton, el fascismo no triunfó en Francia ni en Inglaterra. En otros países, como España y Portugal, simplemente, el fascismo fue sustituido por la dictadura militar.

4. Una vez en el poder, los fascistas, como los regímenes autoritarios en general “deterioran la independencia judicial y las libertades individuales pero aceptan límites al poder del estado y dan espacio de autonomía a los particulares y a los cuerpos intermedios ‘orgánicos (empresarios, familia, iglesia…). Por eso los fascismos eran autoritarismos pero no totalitarismos en el sentido en el que lo fue el estalinismo o el maoísmo, que gobernaron – dice Paxton – “sociedades simplificadas radicalmente por la revolución bolchevique”. Las instituciones sociales y administrativas sobrevivieron al acceso de Mussolini y Hitler al poder, eso sí, sometidas, entre otras razones porque ambos temían casi más a su propia militancia que a los poderes del estado tradicional. De España y Portugal dice Paxton que su neutralidad en la 2ª Guerra Mundial

les permitió reforzar progresivamente el predominio del Estado tradicional (de las instituciones previas al golpe de estado y la guerra civil) sobre los “pequeños movimientos fascistas” que apoyaron su ascenso al poder.

5. En el largo plazo, el gobierno fascista o se radicaliza o pierde contornos y coherencia (entropía). En la segunda dirección fue Italia – salvo durante las guerras de Libia y Etiopía – y en la primera fue Alemania. Franco y Salazar, obviamente, fueron en la primera dirección. Lo importante es que “la posibilidad de una radicalización está siempre presente” si conviene al líder. Piénsese en la Revolución Cultural de Mao o en las purgas de Stalin. Si Franco o Salazar no se radicalizaron fue porque no lo necesitaron. Nada amenazaba su poder.

No hay rasgos esenciales que identifiquen a todos los fascismos. Ni siquiera la estética o la ideología machista: “Mussolini promovió el sufragio femenino y Hitler no menciona asuntos de género en sus 25 puntos”.


¿Qué es el fascismo?

“Es un sistema de poder político y orden social que pretende reforzar la unidad, la energía y la pureza de las comunidades en sociedades democrático-liberales a las que se acusa de producir división y decadencia”.

Y añade Paxton que el fascismo que hemos de temer que aparezca hoy no es, ni de lejos, parecido al de los años treinta. El del siglo XXI

“se vestirá con el discurso patriótico mayoritario… hay que prestar atención a las circunstancias que podrían abrirle paso”,

especialmente,

a la élite de los potenciales aliados conservadores dispuestos a tratar de cooptarlos y no tanto a su retórica, programa o preferencias estéticas…

sólo podemos considerar que los skinheads son los equivalentes funcionales de las SA de Hitler o de los squadristi de Mussolini si importantes elementos de la élite conservadora empieza a jalearlos como armas contra algún enemigo interno como, por ejemplo los inmigrantes”

¿Se acuerdan de Torra y el ‘apreteu’ a los CDR? ¿se acuerdan de cada vez que el nacionalismo catalán ha jaleado a los que se enfrentaban a los hispanoparlantes que reclamaban sus derechos? ¿Se acuerdan del discurso de Forcadell sobre quiénes son los enemigos del pueblo de Cataluña?  El nacionalismo catalán (el vasco no lo necesita porque ya se encargó ETA de acabar con cualquier oposición al nacionalismo) tiene todos los elementos para convertirse en un movimiento fascista del siglo XXI: trata de reforzar la unidad y pureza de Cataluña; se ha vestido con el discurso patriótico mayoritario y ha cooptado a los conservadores – la Cataluña profunda –. Como digo, el proceso correspondiente en el País Vasco está mucho más avanzado porque cualquier oposición al nacionalismo ha sido expulsada.

Robert O. Paxton, The Five Stages of Fascism, The Journal of Modern History, Vol. 70, No. 1. (Mar., 1998), pp. 1-23

Coaliciones, cerebro y lenguaje como mecanismos para lidiar con la complejidad


Contra lo que podría pensarse intuitivamente, formar una coalición en el seno de un grupo favorece la estabilidad del grupo:

Las coaliciones permiten desactivar la oposición sin ahuyentarla. Al fin y al cabo, el objetivo de estar en un grupo es permitirles sobrevivir mejor en una zona plagada de riesgos de ataques de depredadores. Expulsar a estos otros miembros del grupo volvería a crear el mismo problema que los grupos se formaron para evitar. Formar una coalición con otra persona te permite actuar en defensa mutua, reduciendo así la frecuencia e intensidad del acoso sin ahuyentar a sus acosadores.

El propio grupo alcanza así un estado de equilibrio dinámico en el que las fuerzas de dispersión están delicadamente equilibradas por las fuerzas de colaboración. Este equilibrio de fuerzas opuestas es el gran logro evolutivo de los primates superiores.

La coalición ha de mantener ‘tranquilos’ a los opositores (a los miembros de coaliciones rivales dentro del grupo o a los individuos aislados que no forman parte de ninguna de ellas) y unidos a los miembros de la propia coalición, para lo cual, además del reparto de recursos entre ellos – cuya cuantía puede aumentarse gracias, precisamente, al mayor poder que ostenta la coalición –, entre los animales se usa el acicalamiento recíproco:

El acicalamiento… desempeña un papel clave en este sentido. Aunque no está claro por qué debería ser tan eficaz en este sentido, el acicalamiento tiene una serie de características que podrían contribuir a una mayor confianza entre los socios de la coalición. Por un lado, es una simple declaración de compromiso: Prefiero estar sentado aquí acicalándome contigo que allí acicalándome con Alphonse... Al fin y al cabo, pasar una buena parte del día acicalándote con alguien es una inmensa inversión de tiempo. Sean cuales sean los placeres intrínsecos del acicalamiento a nivel fisiológico (al parecer induce la producción de opiáceos en nuestro cerebro), el hecho de que estés dispuesto a comprometerte a esta escala es una impresionante declaración de interés y, en última instancia, de lealtad.

Además, conforme aumenta el tamaño de los grupos, la formación de coaliciones en su seno permite controlar eficazmente el free riding, esto es, a los gorrones que se benefician de los ‘bienes’ que produce la coalición pero no contribuyen a su producción. Y el compromiso del individuo con su coalición puede comprobarse exigiendo sacrificios importantes para entrar en la coalición y aprovecharse de sus ventajas.

El acicalamiento, sugieren, cumple perfectamente con los requisitos de dicha inversión porque cuesta mucho tiempo. Además, el tiempo que se dedica a la preparación con Jane es un tiempo que no se puede dedicar a la preparación con Penélope, lo que dificulta que un posible free-rider pueda llevar a cabo varias alianzas igualmente eficaces de forma simultánea.

o sea, el compromiso con varios a la vez es imposible, lo que hace ‘creíble’ el que se contrae con aquel al que se acicala.

Además, los animales que viven en grupos necesitan cerebros más grandes para lidiar con la captura de alimento (los alimentos ricos en energía no están distribuidos uniformemente y no son abundantes todo el tiempo) y con la complejidad social, complejidad que “aumenta con el tamaño del grupo” especialmente porque cada individuo ha de ser capaz de ‘entender’ que los demás tienen relaciones entre sí además de con uno mismo. Y el el ‘coste cognitivo’ aumenta exponencialmente con el tamaño del grupo:

“En un grupo de cinco personas, tengo que controlar un conjunto de cuatro relaciones entre yo mismo y los demás miembros del grupo, pero tengo que controlar otras seis relaciones que implican a los otros cuatro individuos. En un grupo de veinte personas, tengo que hacer un seguimiento de diecinueve relaciones entre yo y los demás miembros del grupo, y 171 relaciones de terceros que implican a los otros diecinueve miembros del grupo. Mientras que mis relaciones con todos los demás se han quintuplicado aproximadamente con el aumento del tamaño del grupo, el número de relaciones con terceros que tengo que controlar se ha multiplicado casi por treinta. Por muy burdo que sea, el tamaño del grupo proporciona un índice de la cantidad de procesamiento de información que tiene que hacer un animal social. Estos análisis aportan pruebas contundentes que apoyan la hipótesis de la inteligencia maquiavélica

es decir, que hay relación ente el tamaño del grupo y el tamaño del cerebro. Y, para poder gestionar tantas relaciones sociales, el acicalamiento mutuo no es suficiente (no ‘escala’ bien), la formación de coaliciones es de gran ayuda. Y, añade Dunbar, el lenguaje.

El lenguaje tiene dos características clave que le permitirían funcionar de esta manera. Una es que podemos hablar con varias personas al mismo tiempo, aumentando así el ritmo de interacción con ellas. Si la conversación cumple la misma función que el acicalamiento, entonces los humanos modernos pueden, al menos, "acicalarse" con varias personas simultáneamente.

Y la otra es que permite obtener y producir – diseminar mucha más información que cualquier otra forma de interacción imaginable. No sólo porque el lenguaje tenga contenido informativo, sino porque extraemos mucha información sobre la fiabilidad de los otros como compañero gracias a la conversación en doble sentido: deducimos si nos está intentando engañar o se comporta de manera leal y nos proporciona información sobre la fiabilidad de los terceros a los que se refiere la conversación (cotilleo, gossip). Es imaginable que si estas informaciones sobre la confiabilidad de nuestros interlocutores y de terceros tienen valor, habremos desarrollado una gran habilidad para evaluar argumentos y para detectar el engaño y al explotador distinguiéndolo del que es un compañero digno de confianza.

El lenguaje parece, por tanto, ideal para ser una forma barata y ultraeficiente de acicalamiento.

y nos proporciona una herramienta para tener una “theory of the mind” de “tercer orden”, esto es,

“nos permite imaginar cómo podría responder a determinadas situaciones alguien que no existe en realidad. En otras palabras, podemos empezar a crear literatura, a escribir historias que vayan más allá de una simple descripción de los acontecimientos tal y como ocurrieron para profundizar cada vez más en las razones por las que el héroe se comporta de la manera en que lo hace, en los sentimientos que le impulsan a seguir adelante en su búsqueda”

Robin Dunbar, Grooming, Gossip and the Evolution of Language, 1998

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martes, 15 de febrero de 2022

Jerarquías de dominación y jerarquías productivas como instituciones sociales

foto: Cristiano Rocha


Para organizar las actividades económicas en una Sociedad cuando hay división del trabajo es muy relevante entender la diferencia entre jerarquías de dominación y jerarquías productivas. Las primeras están extendidas en todos los animales que viven en grupos más o menos grandes: los individuos – normalmente machos – que están más arriba en la jerarquía social acaparan los recursos (alimentos y acceso a las hembras) que reparten entre los miembros de su coalición (los individuos que les apoyan como macho alfa) y los que están situados en la parte baja de la jerarquía apenas consiguen sobrevivir. Por qué los grupos de animales se organizan en forma de jerarquías de dominación es fácil de entender: la instauración de una jerarquía de dominación es un ‘equilibrio’ que evita la desaparición del grupo como consecuencia de los conflictos entre sus miembros por los recursos escasos. Igual que otras instituciones – como la propiedad privada de lo capturado o encontrado por cada individuo – la jerarquía de dominación reduce hasta anularlo el estallido de conflictos violentos en el seno del grupo. Cada individuo sabe ‘cuál es su lugar’ y ‘cuándo le toca’ comer o acceder a una hembra.

En principio, las jerarquías en un grupo social son totalitarias, es decir, solo hay una jerarquía que determina la distribución de todos los recursos valiosos y escasos. Rubin las llama jerarquías de gobierno. Rubin distingue, dentro de las jerarquías productivas, - entre la jerarquía de gobierno en términos muy generales, el Estado - y las demás jerarquías productivas. La jerarquía de gobierno, por definición, es monopolística en cada Sociedad. Pero, dice Rubin, las sociedades humanas aprovecharon la ‘tecnología institucional’ de las jerarquías de dominación para ‘mejorar su condición’ aplicándolas a tareas colectivas productivas, esto es, gracias a la coordinación de los distintos individuos se lograba aumentar la producción de alimentos y otros recursos materiales. Para eso, las sociedades humanas tuvieron que multiplicar las organizaciones jerárquicas, esto es, emplear esa ‘tecnología institucional’ para nuevas actividades sociales, singularmente, el aseguramiento frente a los riesgos ambientales (almacenamiento de semillas o de grano para plagas o malas cosechas) y la construcción de infraestructuras que permitieran aumentar la producción (regadíos, fuentes, caminos, seguridad física, murallas…).

Una jerarquía es imprescindible para que un grupo pueda ejecutar “tareas complejasa la espera del desarrollo de mercados que lo consigan a través de intercambios regulados por precios. Pero puede haber división del trabajo sin que exista especialización:

“Consideren un proceso de caza en el que un grupo de cazadores rodea a la presa que debe ser matada por el cazador en cuya dirección corra el animal. Aquí cada participante está realizando la misma tarea (por lo que no hay especialización excepto una geográfica trivial) pero hay división del trabajo”

y sistemas de control del ‘cumplimiento’ de su tarea por cada uno de los miembros (control recíproco que es innecesario en el caso de los intercambios de mercado pero es imprescindible en la producción en común). Por eso digo, en otro lugar, que el contrato de sociedad es muy ‘austero’: permite organizar una ‘jerarquía productiva’ con muy pocos costes organizativos y de transacción.

Según Rubin, las jerarquías productivas aparecerían, no tanto en los grupos de cazadores-recolectores que llama ‘simples’ – pequeños grupos móviles – como en los ‘complejos’ que se asientan en un territorio y explotan una mayor variedad de recursos naturales porque el entorno es muy rico en alimentos lo que dio lugar a sociedades más complejas. Lo que habrían hecho las sociedades humanas es adaptar la jerarquía de dominación que compartían con todos los primates (mecanismo de asignación de recursos y hembras a favor de los que están más arriba en la jerarquía) para aumentar la producción de alimentos (aunque el reparto del excedente siguiera favoreciendo a los de rango más alto dento de la jerarquía) induciendo los superiores a los inferiores a realizar “actividades coordinadas” y repartiendo el producto del trabajo común en toda la jerarquía.

Rubin insiste en que este es el punto que no ha sido apreciado por la literatura previa a su artículo: que también los dominantes en la jerarquía productiva están interesados en que los de abajo participen voluntariamente en la institución si el excedente que se produce es mayor porque se quedarán con más recursos y para inducir tal participación voluntaria han de entregar a los de abajo algo más de lo que estos recibirían en la ‘antigua’ jerarquía de dominación.

“Un camino habría sido modificar la jerarquía de asignación para hacerla más productiva. Es decir, el orden de dominio de los miembros de la jerarquía podría haberse reorganizado para aumentar la productividad. Un segundo paso pudo haber sido crear jerarquías completamente nuevas con fines productivos. Está claro que en algún momento se dio este paso, porque hoy en día las jerarquías productivas son formadas cotidianamente. Esta es una diferencia importante entre las jerarquías asignativa y productiva. Las primeras son inherentes dentro de una especie social, mientras que las segundas son generalmente creadas en forma consciente y deliberada para servir a un propósito específico”.

Pero en la medida en la que los de abajo en la jerarquía social general no tenían como alternativa la emigración porque esa no es una opción a bajo coste en las sociedades sedentarias (sobre todo si el territorio controlado por la jerarquía de gobierno en esa sociedad humana era muy amplio), los de abajo aceptarían cualquier reparto que les permitiese sobrevivir ya que los costes de poner en marcha una estrategia de ‘dominación inversa’, esto es, de coordinarse con los que ocupaban los escalones más bajos en la jerarquía eran muy elevados y cabe esperar que los que más se beneficiaban reforzaran el control sobre el grupo – la jerarquía de dominación – para evitar la rebelión de los de abajo, esa que aparece tan frecuentemente en el mundo antiguo desde el inicio de la agricultura. No es extraño que el sendentarismo y la agricultura vayan asociados a la aparición de los estados y a la centralización del poder pero dado que estas jerarquías aumentaban la producción de alimentos, también incrementarían la estabilidad de las sociedades así jerarquizadas.

¿Cómo se induce a los que están abajo en la escala social a participar – en la parte de abajo – de una jerarquía productiva? Esto es muy interesante porque en el diseño de las nuevas instituciones, los líderes en la jerarquía debían establecer incentivos para inducir a los que están más abajo en la jerarquía asignativa a participar en las nuevas instituciones (en las jerarquías productivas) si querían lograr producir producir bienes públicos o aumentar la producción de alimentos o reducir la variabilidad o asegurar los riesgos ambientales. Las condiciones debían ser mejores que las que recibían esos individuos en la jerarquía de dominación en la que estaban ‘inscritos’ y tanto mejores cuanto mayor fuera la habilidad o pericia requeridas para trabajar en la nueva jerarquía. Se explica así, por ejemplo, que las pirámides no fueran construidas con trabajo esclavo, sino asalariado o que Stalin implantara el estajanovismo.

Pero la aparición de estas jerarquías productivas requiere de una gran población. Sólo en Sociedades de gran tamaño sería sostenible que un grupo de individuos no pertenecientes a los rangos más elevados de la jerarquía gubernamental pudieran obtener más alimentos – y acceso a las mujeres – que el individuo común y de forma compatible con el acaparamiento de los recursos por parte de los líderes de la jerarquía de gobierno.

La clave es que – dice Rubin – la implantación de nuevas jerarquías productivas cambia el ‘juego social’: deja de ser un juego suma cero para convertirse en juegos de suma positiva:

“incluso si las jerarquías generan ingresos ampliamente desiguales, todos los miembros pueden beneficiarse. Esto ocurrirá si la jerarquía conduce a una mayor productividad y mayores ganancias por parte de los subordinados y si la monogamia impuesta socialmente impide que los dominantes usen su parte de la riqueza incrementada para acumular parejas adicionales a expensas de los subordinados”.

Estas jerarquías productivas, además, no podían ser demasiado desiguales (no podían concentrar los recursos en los niveles más altos) porque, al requerir, para su éxito, de los más hábiles y al no ser una ‘institución’ monopolística, los individuos más aptos tendrían como opción la de emigrar a otra institución menos desigual en el reparto del excedente generado por la jerarquía. Se comprende inmediatamente la importancia que, para reforzar tal proceso tendría la fragmentación del poder político – de la jerarquía de gobierno – bien sea geográfica o territorialmente, bien sea dentro del mismo territorio (autoridad religiosa vs. autoridad política, autoridad local vs. autoridad regional, autoridad militar vs civil etc).

La proliferación de jerarquías productivas, sin embargo, es un puzzle porque la psicología humana, probablemente, ha quedado conformada por una mentalidad igualitarista y antidominación y esa actitud contraria a cualquier jerarquía se ha tenido que extender a la valoración de las jerarquías productivas:

“Los mismos factores que Boehm identifica como indicios de que a los humanos les disgustan las jerarquías de dominancia pueden llevarles a sentir aversión por las jerarquías productivas, aun cuando estas puedan conducir a un producto lo suficientemente elevado como para que todos los miembros puedan beneficiarse.. En particular, los humanos pueden ser excesivamente hostiles a las jerarquías productivas y, como resultado, pueden elegir políticas que realmente los empeoren, tanto desde una perspectiva económica (maximización de la utilidad o la riqueza) o biológica (maximización del éxito físico o reproductivo)”.

sobre por qué los humanos tenemos una psicología igualitarista v., aquí.

Pero quizá las cosas podrían verse de otro modo. La aversión a la desigualdad de los humanos es aversión a ser explotados por otros porque, en un entorno de mera subsistencia y riesgo de inanición constante, ser explotado por otro significa la muerte. (por eso la psicología humana – femenina – acepta el ‘paternalismo benevolente’ en los hombres).

Si primero fue la jerarquía de dominación y ésta era una jerarquía ‘totalitaria’ porque abarcaba a toda la sociedad y a su gobierno la implantación de jerarquías productivas hubo de desarrollarse, necesariamente, no a partir de la ‘transformación’ de jerarquías de dominación en jerarquías productivas, sino a partir de la organización del trabajo en grupos muy reducidos – familia extensa – en los que el riesgo de explotación era reducido (aunque sólo sea por el parentesco entre los miembros del grupo) pero organizados jerárquicamente (el pater familias, el ancestro común de más edad) que permitía obtener las economías de escala o incluso especialización y división del trabajo a pequeña escala que toda producción en grupo suponía.

El florecimiento de las jerarquías productivas es posible, pues, a partir de la familia extensa. Con el paso del tiempo y – como ocurrió en Europa Occidental – si se destruye el clan y la familia extensa y se sustituye por la familia nuclear gracias a la prohibición de los matrimonios consanguíneos, será posible que florezcan y se multipliquen las organizaciones jerárquicas de base voluntaria y con fines productivos (producción de bienes y servicios o producción de bienes colectivos en general tales como la atención a los pobres o el mantenimiento de infraestructuras) que es lo que ocurrió en Europa Occidental a partir de las instituciones eclesiásticas del Bajo Imperio tras la desaparición del Imperio Romano y la fragmentación política y económica de Europa Occidental en la Edad Media.

Paul Rubin, Hyerarchie, Human Nature 11 (3): 259-279 (2000)

lunes, 14 de febrero de 2022

Proximidad social y cumplimiento de las normas

Foto: Pedro Fraile


Por proximidad social los autores indican que unos individuos comparten semejanzas o coaliciones entre ellos, es decir, que pertenecen al mismo subgrupo social. Lo interesante del experimento es que la idea del Derecho como focal point funciona: los individuos cumplen voluntariamente las normas cuando esperan que los demás de su grupo las cumplan:

Nuestros resultados conductuales revelan una notable asimetría en el efecto de la observación del comportamiento de los otros: observar a otros individuos anónimos violando la norma (quedándose con dinero que iba destinado a obras de caridad) aumentó la probabilidad de que los individuos que observaban tal comportamiento transgredieran también. Sin embargo, observar que otros donan para obras de caridad no aumentó las donaciones a la caridad.

En resumen, la observación de un comportamiento socialmente inapropiado por parte de personas anónimas erosina el cumplimiento de la norma de una manera asimétrica respecto a la observación de un comportamiento inmoral. 

Ver que otros – anónimos – incumplen la norma erosiona la vigencia social de la misma. Pero, afortunadamente, en la vida social, estamos rodeados de individuos con los que nos unen muchos lazos, es decir, con los que tenemos “proximidad social” y la identificación con esos individuos puede eliminar esta asimetría, es decir, puede llevar a un incremento del cumplimiento de las normas

La razón es que el individuo puede sentir que desviarse del comportamiento del grupo… indica falta de compromiso con el grupo. Los individuos temen que esto pueda desencadenar la desaprobación de otros miembros del grupo. Por lo tanto, estarán más atentos -y responderán- tanto a los ejemplos de comportamiento socialmente inapropiado como a los socialmente apropiados.

Para estudiar esta conjetura, en nuestro experimento conductual diseñamos un tratamiento en el que los participantes podían observar no sólo el comportamiento de otros sujetos, sino también una pista mínima sobre la proximidad social con estos sujetos (ser seguidores del mismo equipo de fútbol).

Pues bien, la proximidad social redujo significativamente la asimetría en las reacciones al observar un comportamiento socialmente inapropiado y otro socialmente apropiado. Bajo la proximidad social, las personas no sólo prestaron atención al comportamiento socialmente inapropiado, sino también al comportamiento socialmente apropiado, deteniendo así la erosión del cumplimiento de la norma.

Es decir, se guiaron por lo que hacían sus ‘colegas’. Si los colegas incumplían la norma, ellos la incumplían pero si los demás la cumplían, ellos también la cumplían en medida simétrica. Y esto es especialmente interesante porque

El castigo, a menudo considerado como un importante estabilizador de las normas sociales, puede no ser necesario cuando la proximidad social induce la emulación del cumplimiento de las normas

Cristina Bicchieri, Eugen Dimant, Simon Gächter, Daniele Nosenzo, Social proximity and the erosion of norm compliance, Games and Economic Behavior, 132, 2022, Pages 59-72,

Si las normas se aplican por igual a los del grupo y a los extraños, la gente coopera más fácilmente con extraños

foto: Pedro Fraile

En el trabajo al que pertenecen estos párrafos se examina empíricamente la cuestión de si la cooperación con extraños al grupo aumenta cuando las instituciones tradicionales de propiedad de la tierra se sustituyen por un sistema registral de propiedad privada. Esto es, se sustituye un sistema tradicional como el de los Ashanti (se solicita al jefe del poblado el derecho a cultivar una tierra y se paga una renta pero la propiedad de la tierra permanece colectivizada y el derecho del cultivador no puede transmitirse ni pignorarse para obtener crédito. Cuando deja de cultivar el terreno, pierde el derecho sobre é) por otro en el que los ‘títulos’ de ‘propiedad’ se formalizan y se registran por el Estado (Benin, en el caso estudiado). El autor examina, mediante un juego de contribución a la producción de bienes públicos

si la sustitución de las normas informales de acceso a la tierra de carácter y aplicación locales por normas que reconocen títulos de propiedad sobre la tierra de carácter formal y que se aplican imparcialmente, produce un aumento de la disposición de los individuos a cooperar con los extraños.

Y el resultado es que los que participaron en este cambio institucional (los poblados lo hacían voluntariamente, de forma que los otros poblados podían servir de grupo de control) contribuían considerablemente más a la producción de bienes colectivos que beneficiaban a otros individuos ajenos a su tribu o poblado y dice que no es probable

que otros factores que se han sugerido como determinantes del favoritismo a favor de los miembros del propio grupo, como los conflictos relacionados con la tierra, las inversiones en educación, los cambios en el altruismo generalizado, la integración en el mercado o el acceso al crédito, hayan mediado en los efectos observados. En particular, una comparación de la contribución de los participantes a bienes públicos locales y nacionales muestra que la experiencia de la reforma amplió el alcance de la cooperación con los no locales sin afectar significativamente a los niveles de cooperación con los del propio grupos.

Estos datos sugieren que unas instituciones más fuertes e imparciales, que relajan la dependencia de los miembros del grupo interno, desempeñan un papel fundamental a la hora de atraer nuevas pautas de interacción con los grupos externos y ampliar el alcance de la cooperación.

Y lo que puede ser más interesante

es posible que el aumento observado en la cooperación con los miembros de otros grupos (con extraños) ponga en marcha un proceso coevolutivo de confianza y moral generalizada e instituciones que funcionen bien, tal y como predicen las teorías de la transmisión intergeneracional (Tabellini, 2008): las instituciones formales que garantizan los derechos sobre la tierra de forma más imparcial llevarán a la población a interiorizar y transmitir valores de moralidad generalizada, lo que a su vez dará lugar a una mayor demanda de instituciones imparciales.

Marco Fabbri, Institutional quality shapes cooperation with out-group strangers, 2021

Hay que rellenar el formulario de identificación del titular real para depositar las cuentas: más burocracia sobre las empresas españolas

Foto: Pedro Fraile


No se entiende el empeño del Ministerio de Justicia en dificultar el depósito de cuentas añadiendo requisito tras requisito como estrategia para conseguir otros objetivos distintos del de dar publicidad a la contabilidad de las empresas. Van a provocar que estalle el sistema y que, salvo las sociedades cotizadas, las empresas pequeñas y medianas huyan del Registro.

Presentadas a depósito las cuentas anuales de una sociedad de responsabilidad limitada, son calificadas negativamente por no cumplimentarse el formulario relativo a la declaración de identificación del titular real. La sociedad recurre afirmando que la Orden JUS/319/2018, de 21 de marzo, carece de rango para exigir la obligación de presentación del citado formulario, así como que la registradora se extralimita en su función al no resultar dicho formulario parte de las cuentas anuales sujetas a depósito. Además, afirma el recurso, la publicidad prevista para dicho formulario violenta las normas sobre protección de datos

… ni la Orden de 2018 introdujo una obligación que no tuviera rango legal ni violenta el régimen de fuentes del ordenamiento jurídico como reconoció la transcrita sentencia de la Audiencia Nacional. Por este mismo motivo no puede ampararse el motivo que se refiere al exceso de la calificación de la registradora pues, tratándose de una obligación legal cuya materialización se produce con el depósito de cuentas anual, el registrador ostenta competencia para rechazar dicho depósito si las cuentas anuales no vienen acompañadas de los documentos que resultan de los modelos oficiales, documentos que son idénticos tanto en la Orden JUS/794/2021, de 22 de julio, por la que se aprueban los nuevos modelos para la presentación en el Registro Mercantil de las cuentas anuales de los sujetos obligados a su publicación, como en la Orden JUS/319/2018, de 21 de marzo. Por último, no puede estimarse el motivo relativo a la eventual vulneración de las normas sobre protección de datos, no solo porque resulta imposible de determinar a priori si el depósito de cuentas de una sociedad en concreto acompañado del formulario relativo a la titularidad real puede dar lugar o no a semejante vulneración, sino porque la cuestión viene regulada en la actualidad por la disposición adicional cuarta de la Ley 10/2010, introducida por el artículo 3, apartado 29, del Real Decreto-ley 7/2021, de 27 de abril

Es la la RDGSJFP 12 de enero de 2022, idéntica la de 10 de enero de 2022, y la de 11 de enero de 2022.

Una sociedad de intermediación de servicios profesionales puede denominarse M & Asociados, Economistas y Auditores SL


foto: Pedro Fraile 

Mediante escritura cuya calificación es impugnada se elevan a público las decisiones del socio único de la sociedad «Maestre & Llorden Auditores y Asesores, SL», sociedad unipersonal, por las que se cambia dicha denominación social por la de «Maestre & Asociados Economistas y Auditores, SL».

En el presente caso esta doctrina (la del Tribunal Supremo sobre las sociedades profesionales y el carácter imperativo de la Ley de Sociedades Profesionales si la sociedad presta los servicios profesionales) ha sido plenamente respetada, pues en la determinación estatutaria del objeto social se expresa claramente que «en relación a aquellas actividades que tengan el carácter de actividad profesional de acuerdo con la Ley 2/2007 de 15 de Marzo, la sociedad que se constituye actuará exclusivamente como sociedad de intermediación, en los términos de la exposición de motivos de la citada Ley, entre los clientes y el profesional persona física que desarrollará efectivamente la actividad profesional, quedando por tanto esta sociedad excluida del ámbito de aplicación de la Ley 2/2007 de 15 de marzo». De este modo, aunque la denominación social puede ser tanto indicativo de una sociedad profesional como de una sociedad entre profesionales, la definición del objeto social y la especificación del tipo social en la propia denominación social son suficientes para impedir la confusión sobre la naturaleza, clase, tipo o forma de la sociedad de que se trata.

Es la RDGSJFP de 13 de enero de 2022

Heurísticas “que siempre funcionan” menos cuando no lo hacen

El siempre interesante Scott Alexander incluye en una reciente entrada numerosos ejemplos de agentes humanos que podrían ser sustituidos por una piedra que se comportase en todo caso siguiendo una regla. Por ejemplo, un vigilante nocturno de una fábrica situada en la meseta castellana que nunca desde que se construyó ha sufrido un robo. El vigilante nocturno podría dormir plácidamente en la seguridad de que tampoco esa noche se produciría un robo. La heurística ‘actúa según la máxima: aquí no hay ladrones’ funciona en el 99 % de los casos.

A menudo, hay una heurística que casi siempre funciona, como "esta tecnología no cambiará todo" o "no habrá un huracán mañana".

Y, a veces, las raras excepciones son tan importantes de detectar que encargamos a los expertos la tarea. Pero las heurísticas son tan difíciles de ‘mejorar’ que los propios expertos podrían verse tentados a confiar en ellas en secreto, mientras pretenden públicamente utilizar formas más sutiles de pericia. “Mi modelo estadístico, que tiene en cuenta la teoría del caos, la presión barométrica y el precio del té en China, dice que mañana no habrá un huracán. ¡Alégrense!"

Tal vez esto se deba a que los expertos son estúpidos y vagos. O tal vez sea la presión social: fallar porque no seguiste una conocida heurística… es más humillante que fallar porque no predijiste un fenómeno sutil que nadie más predijo tampoco. O tal vez sea porque los falsos positivos son más comunes (aunque menos importantes) que los falsos negativos y, por lo tanto, en cualquier escala de tiempo "razonable", las personas que nunca dan falsos positivos parecen más precisas y son seleccionadas.

Esto es malo por varias razones.

Primero, porque significa que todos están perdiendo su tiempo y dinero teniendo expertos.

Pero segundo, porque genera una falsa confianza. Tal vez la heurística produce un previo del 99,9% de que la cosa no sucederá en general. Pero luego consulta a un grupo de expertos, quienes afirman tener evidencia adicional de que la cosa no sucederá, y eleva su probabilidad al 99.999%. Pero, en realidad, los expertos estaban usando la misma heurística que tú y deberías haberte quedado en el 99,9 %. ¡ Falso consenso a través de la cascada de información !

Este nuevo invento no cambiará todo. Esta enfermedad emergente no se convertirá en una pandemia mundial. Esta teoría de la conspiración es tonta. Este forastero no ha refutado a los expertos. Este nuevo medicamento no funcionará. Este candidato caballo negro no ganará las elecciones. Esta amenaza potencial no destruirá el mundo. Todas estas cosas son casi siempre ciertas. Pero las heurísticas que casi siempre funcionan nos tientan a estar más seguros de lo que deberíamos de cada uno.

Creo que Scott Alexander no plantea un problema nuevo. Lo planteó él mismo con ocasión del inicio de la pandemia. Di cuenta de sus ideas aquí (v., entradas relacionadas). A mi juicio, lo que allí se decía sigue siendo verdad. Es una cuestión de ‘ajustar’ la heurística a los datos disponibles teniendo en cuenta, especialmente, la envergadura de los daños que causaría seguir la heurística estando equivocados. No es lo mismo que los ladrones roben en la fábrica a que un volcán entre en erupción y destruya una isla o que se desate una pandemia que provoque la saturación de los hospitales y haya miles de muertos. La sociedad ha de ser mucho menos aversa al riesgo en el primer ejemplo y mucho más, hasta la paranoia, en el segundo, y en una medida intermedia entre la displicencia y la paranoia en el caso de la pandemia.

En fin, cuando el fallo de la heurística no provoca un mal sino un bien, esto es, cuando no se trata de gestionar un ‘siniestro’ sino de apreciar el valor de una innovación (‘este medicamento no funcionará’; el nuevo método ARN mensajero de fabricación de vacunas es un bluff’), el cálculo coste-beneficio debe hacerse en otros términos que son los de la diversificación. Será un bluff pero ¿supera el corte de probabilidad de éxito como para que merezca la pena dedicar una parte de nuestro patrimonio a explorar la idea?

Scott Alexander, Heuristics That Almost Always Work, Astral Codex Ten, 2022


Entradas relacionadas

domingo, 13 de febrero de 2022

Rob K. Henderson sobre Levinson sobre los hombres y el matrimonio (de su newsletter)

Puede ser divertido ser un canalla en una sociedad en la que todo el mundo cumple las reglas. Pero no es tan divertido en una sociedad en la que nadie las cumple, como la gente está descubriendo ahora.


"En la sociedad contemporánea, al debilitarse la legitimidad de la autoridad y los lazos de integración social, la estabilidad matrimonial recibe menos apoyo institucional y depende mucho más de los esfuerzos de los cónyuges".

Cuando se valora el matrimonio y la gente está de acuerdo colectivamente en su importancia, es más fácil casarse y permanecer casado. Por eso, las tasas de matrimonio de las distintas clases sociales eran idénticas en 1960.

Sin embargo, si el matrimonio es sólo una opción entre muchas otras, entonces es más difícil que una pareja se mantenga.

Por eso las tasas de matrimonio siguen siendo altas entre las clases media y alta y se han hundido entre los pobres y la clase trabajadora. Las personas con formación y acomodadas económicamente que están predispuestas a comprometerse a largo plazo, crecen rodeadas de parejas casadas y comprenden los beneficios que les confiere a ellos y a sus hijos, eligen el matrimonio. Todos los demás se han quedado fuera de la teoría del juego.

Es más difícil cooperar cuando incumplir se ha convertido en la norma a tu alrededor. Ahora estamos viendo las consecuencias. La libertad sexual solía "funcionar" porque animaba a la gente a desertar en situaciones en las que la gente cooperaba mayoritariamente (es decir, la inmensa mayoría era fiel a su pareja). Hemos perdido mucha cohesión social. ‘Incumplir’ se está convirtiendo en la norma. Así que la libertad sexual dejó de "funcionar".

Rob K. Henderson, The Seasons of a Man’s Life—A Review, 2022

sábado, 12 de febrero de 2022

Redes Bayesianas vs Causales

Como nunca conseguí entender lo de la lógica bayesiana, (v., esta entrada), les copio aquí un par de párrafos de un post en Medium de Shawhin Talebi que, con un par de viñetas, lo explica magníficamente:

Una ambigüedad para mí cuando exploré este tema por primera vez fue la diferencia entre las redes bayesianas y las redes causales . Así que mencionaré brevemente la diferencia. El lector ilustrado puede omitir esta sección.

A primera vista, las redes bayesianas y causales son completamente idénticas. Sin embargo, la diferencia radica en sus interpretaciones. Considere el ejemplo en la siguiente figura.



Aquí tenemos una red con 2 nodos (icono de fuego e icono de humo) y 1 borde (flecha que apunta de fuego a humo). Esta red puede ser una red bayesiana o causal.

La distinción clave, sin embargo, es cuando se interpreta esta red. En una red bayesiana, vemos los nodos como variables y la flecha como una probabilidad condicional , es decir, la probabilidad de que haya humo dada la información que tenemos sobre que hay fuego. Al interpretar esto como una red causal , también vemos los nodos como variables, sin embargo, la flecha indica una conexión causal. En este caso ambas interpretaciones son válidas.

Sin embargo, si tuviéramos que cambiar la dirección del borde, la interpretación de la red causal no sería válida, ya que el humo no provoca incendios.


Shawhin Talebi, Causal Inference, octubre 2021

viernes, 11 de febrero de 2022

El informe de Gutiérrez Vicén sobre la posible prevaricación de Batet al privar del derecho del voto al diputado del PP en la convalidación del Decreto-Ley de reforma laboral

 


Foto: Pedro Fraile

A la autoridad o funcionario público que, a sabiendas de su injusticia, dictare una resolución arbitraria en un asunto administrativo se le castigará con la pena de inhabilitación especial para empleo o cargo público y para el ejercicio del derecho de sufragio pasivo por tiempo de nueve a quince años.

Art. 404 Código Penal

Introducción

En lo que sigue, me limitaré a comentar el Informe de la Secretaría General del Congreso de los Diputados de 11 de febrero de 2022 emitido “en relación con las votaciones correspondientes a la sesión plenaria del 3 de febrero de 2022” en los apartados del mismo que se refieren a la interpretación que el Letrado Gutiérrez Vicén hace del punto Sexto de la Resolución de la Mesa sobre voto telemático de 2012. No es que el resto del Informe sea correcto – lo que dice sobre la comprobación telefónica y su sentido no tiene un pase ni lo que dice acerca de su ‘derogación’ por la pandemia –, es que no me parece importante para justificar la afirmación de que, a mi juicio, Batet prevaricó al impedir al diputado del PP votar presencialmente

Asumo que esta es la versión en vigor de la Resolución de 2012 y que el punto Sexto está en vigor. El punto SEXTO dice:

El diputado que hubiera emitido su voto mediante el procedimiento telemático no podrá emitir su voto presencial sin autorización expresa de la Mesa de la Cámara que, en el supuesto en que decida autorizar el voto presencial, declarará el voto telemático nulo y no emitido.

El informe ha sido publicado por diversos medios de comunicación y supongo que es este.


Resumen

El punto central de mi discrepancia con el Sr. Gutiérrez Vicén es que su informe ignora que lo que tiene de particular la emisión del voto a distancia – telemático – no es sólo ni principalmente el hecho de que se emita desde un lugar distinto al salón de sesiones. Lo más relevante del voto telemático es que se emite anticipadamente. Creo que este extremo no es tenido en cuenta por el Secretario General (la palabra “anticipado” no aparece en el Informe) y creo – lamento tener que creerlo así – que Gutiérrez Vicén ha ocultado dolosamente esta característica del voto telemático en la convicción de que es letal para la fuerza de convicción de su argumentación. Por tanto, he de deducir que Gutiérrez Vicén no ha actuado ‘con independencia de juicio’ sino que se ha portado como lo haría un abogado del Estado en un pleito contra la Administración Pública. Trataré de demostrarlo.

El carácter anticipado del voto telemático

Pero antes debo justificar por qué es esencial el carácter anticipado del voto telemático para decidir si Batet prevaricó.

Las votaciones en el Congreso tienen como función la de expresar la voluntad de la cámara – de un órgano colegiado –.

Un acuerdo es una decisión colectiva adoptada mediante la votación a favor o en contra de una propuesta.

Esta definición vale para cualquier órgano colegiado, sea éste un tribunal, una cámara parlamentaria, un consejo de administración o un patronato de una fundación. Las ‘personas jurídicas’ no tienen voluntad y la forman a partir de la de los individuos que ocupan los puestos en sus órganos.

Por tanto, la regulación de la votación y adopción de acuerdos en un órgano colegiado ha de estar presidida por el objetivo de garantizar la correcta formación de la voluntad del órgano corporativo. Esto significa que las lagunas y las ambigüedades en la regulación correspondiente del régimen jurídico de la adopción de acuerdos ha de regirse por ese principio: maximizar la probabilidad de que el resultado de la votación – el acuerdo – exprese fielmente la voluntad del órgano y, dado que los órganos colegiados adoptan las decisiones por mayoría, que la votación refleje la voluntad de la mayoría.

Estos principios no son idénticos cuando se trata de elecciones. Algunos se han apresurado a defender la prevaricadora decisión de Batet sobre la base de los errores en las elecciones. Pero la adopción de acuerdos por un órgano colegiado y unas elecciones no tienen nada que ver. En unas elecciones donde participan millones de personas, los errores se producen aleatoriamente a favor de uno u otro candidato de manera que, razones de practicidad y seguridad jurídica (y política), abogan por no maximizar la integridad del voto y limitar las posibilidades de repetirlas o de recontar los votos.

Pues bien, cuando se permite el voto anticipado, repito, no el telemático, sino el anticipado, eso significa que es físicamente posible que el que votó digamos en la fecha o en la hora X – 1 pueda votar en la fecha u hora X de forma simultánea y presencial junto a los que no han votado anticipadamente. Por tanto, primera conclusión: si se ha votado anticipadamente, nada impide física o materialmente, que el que ha votado anticipadamente pueda votar presencialmente anulando el voto emitido por anticipado.

Si se ha de privar al diputado de esta posibilidad, ha de haber buenas razones porque el principio que se ha expuesto habla en favor de permitir al diputado cambiar de opinión antes del momento de la celebración de la sesión en la que se procede a votar. Y es que hay potísimas razones, al margen de errores técnicos o humanos, para que alguien que ha emitido su voto en X – 1 pueda votar en X. Por ejemplo, el diputado pensaba votar NO para ‘señalizar’ su enfado con la actitud del gobierno a sabiendas de que su voto era irrelevante porque el gobierno tenía apoyos sobrados, pero, tras emitir su voto anticipadamente, se producen manifestaciones de otros parlamentarios que indican que el gobierno puede perder la votación. Y ese resultado es, para el diputado, aún peor, así que decide votar presencialmente a favor del gobierno. O, imagínese q el gobierno añade un ‘endulzante’ a la propuesta justo antes de que se produzca la votación, endulzante que lleva al diputado a cambiar su opinión sobre la propuesta. O, como ocurrió en 2020 – luego me referiré a ese precedente – que haya votado en 2 de los tres acuerdos y tenga que votar, en todo caso, presencialmente, el tercero. Lo razonable es anular los dos votos anticipados y votar presencialmente los tres acuerdos.


La argumentación del Letrado Gutiérrez Vicén

El Informe se refiere específicamente al punto Sexto de la Resolución de 2012 a partir de la página 9 del mismo. Dice el Secretario General:

… este precepto ha de interpretarse a la luz de los tres elementos sobre los que acabamos de incidir: la indisponibilidad del procedimiento de votación, el principio de no revocabilidad del voto emitido y la consideración del procedimiento de votación telemática como un mecanismo excepcional. Todo ello nos obliga a ser muy cautos a la hora de aplicar las previsiones contenidas en la norma, para evitar poner en una situación de ventaja a quien emite su voto telemáticamente frente a los diputados que lo hacen conforme al procedimiento ordinario e, incluso, frente al resto de votantes telemáticos. En este sentido, del apartado sexto de la Resolución de la Mesa de 21 de mayo de 2012 no cabe deducir, a riesgo de incurrir en una vulneración del principio de igualdad y del derecho de participación política, que se esté estableciendo una segunda oportunidad para el votante telemático, puesto que con ello se le estaría poniendo en una mejor situación tanto respecto al votante presencial, que como hemos dicho no puede rectificar su voto una vez emitido, como respecto al resto de votantes telemáticos que, a diferencia suya, no pueden acudir al Hemiciclo para votar presencialmente, así como respecto a los diputados que en ocasiones anteriores han alegado la no emisión correcta de su voto y no han tenido una nueva ocasión para emitirlo.

Este párrafo contiene, básicamente toda la argumentación del Secretario General para salvar a Batet de la condena por prevaricación. Y, debo decir, que es una defensa muy débil argumentativamente de la presidenta del Congreso.


Crítica de la argumentación del Secretario General

El primer argumento es una petición de principio: da por supuesto lo que ha de ser demostrado. En efecto, el Informe no demuestra que el voto anticipado sea irrevocable. El voto que es irrevocable es el emitido (i) en la sesión y (ii) de modo simultáneo o sucesivo en un espacio y tiempo concretos y delimitados y (iii) por todos los miembros del órgano colegiado, es decir, el emitido “en la votación”. Pero el voto emitido anticipadamente es, por su propia naturaleza y como he dicho más arriba, potencialmente revocable.

Pero la cosa es peor. Porque Gutiérrez Vicén se ‘inventa’ que la irrevocabilidad del voto es aplicable al voto emitido anticipadamente en contra del tenor literal de la norma que está interpretando, a saber, el SEXTO de la Resolución de 2012 que prevé expresamente la posibilidad de que alguien que ha votado anticipadamente pueda hacerlo también presencialmente si la Mesa se lo autoriza y ordena que, en tal caso, se anule el voto emitido anticipadamente. Por tanto, el Informe afirma contra legem que el voto anticipado es irrevocable.

Como nadie saca la oposición de Letrado de las Cortes con tan poca habilidad argumentativa, se verá que el autor del Informe trata de paliar esta brutta figura más adelante diciendo que el SEXTO sólo se aplica cuando el voto anticipado ha sido emitido por culpa de un error técnico, lo cual, como se verá, es absurdo porque convierte al SEXTO en redundante y en contradictorio con el CUARTO.

El segundo argumento no vale mucho más. Alega el Informe el principio de igualdad. Pues bien, para aplicar el principio de igualdad – ¡que haya que explicar esto a un Letrado de las Cortes! – los supuestos de hecho han de ser iguales. No se infringe el principio de igualdad cuando la situación en la que se encuentran los destinatarios de la norma no es igual. Y la situación en la que se encuentra alguien que vota anticipadamente y alguien que vota en el curso de la votación no es la misma. Al contrario, si el que vota anticipadamente lo hace por una razón justificada (recuérdese que la propia Resolución de 2012 señala que el voto a distancia y anticipado es excepcional), que pueda votar presencialmente lo equipara a los otros diputados que pueden sopesar el sentido de su voto hasta el instante mismo de la votación. Por tanto, es razonable – y es el sentido del SEXTO – que, salvo que haya razones en contra, la Mesa autorice al diputado que ha votado anticipadamente a votar presencialmente anulándose el voto emitido por anticipado.

En fin, el último argumento es risible: la igualdad entre los que han hecho uso de la posibilidad de votar anticipadamente no quiebra porque solo algunos hagan uso de la posibilidad que ofrece el SEXTO. ¿Acaso se prohibió a alguien hacer uso de tal posibilidad?


¿Para qué sirve el SEXTO si no permite al que votó anticipada pero válidamente votar presencialmente anulándose el voto anticipado?

De manera que el SEXTO no es una norma excepcional. Al contrario, es una norma perfectamente conforme con el principio de igualdad que salvaguarda la exacta formación de la voluntad del Parlamento.

Lo que viene a continuación en el Informe es una caduta strepitosa de nivel argumentativo. Si el SEXTO no es aplicable en sus propios términos, ¿Qué circunstancias han de darse para que se aplique? Dice Gutiérrez Vicen:

es una previsión normativa que faculta a la Mesa para hacer, cuando lo estime pertinente o necesario para mejor garantizar el ejercicio del derecho de voto, lo que, a priori, y en atención al principio de irrevocabilidad del voto ya emitido, no es posible hacer. Es decir, anular un voto emitido telemáticamente, para permitir que el diputado que, habiendo sido autorizado para votar telemáticamente ya lo hubiera hecho, pueda votar presencialmente.

¿En qué quedamos? ¿Puede o no puede la Mesa autorizar al diputado que ha votado anticipadamente hacerlo presencialmente? La respuesta negativa equivale a una interpretatio abrogans de la norma. O sea que podemos descartarla. El Informe no se atreve a decir que el SEXTO no existe, claro, y comienza su ‘demolición’ diciendo que no otorga un derecho subjetivo al diputado

… no puede entenderse como derecho del diputado, puesto que éste no puede disponer de su voto una vez lo ha emitido, sino como un mecanismo excepcional, cuya previsión se consideró pertinente establecer para dar cobertura jurídica a una situación, también excepcional, y que de no existir tal previsión no sería posible realizar

Si el lector ha sonreído al leer este párrafo, he de decir que le comprendo. La atormentada expresión del Letrado de las Cortes incita, sin duda, a la sonrisa. De nuevo, ¿Qué hay en la norma que indique que la facultad de la Mesa para autorizar el voto presencial anulando el emitido anticipadamente es excepcional? ¿Por qué no ha de reconocerse al diputado un derecho subjetivo a votar presencialmente a pesar de haberlo hecho anticipadamente si lo solicita en tiempo para que su solicitud pueda ser atendida sin perturbar el funcionamiento de la cámara y la integridad de sus decisiones?

Y aquí viene la conclusión del Informe: el precepto sólo se aplica cuando el diputado que haya votado anticipadamente lo haya hecho erróneamente y el error no le sea imputable:

La clave, en consecuencia, no es tanto si la Mesa debe adoptar una decisión en el sentido ahora reclamado, sino más bien que el diputado autorizado a votar telemáticamente no podrá hacerlo de forma presencial sin la previa autorización de aquélla y sin que concurra una declaración expresa de nulidad del voto emitido telemáticamente, si tal emisión ya se ha producido. Pero esta eventual aplicación del apartado sexto, en la línea de lo argumentado, no procede respecto de cualquier votación telemática, sino tan solo en la medida en que resulte preciso para garantizar el derecho de voto en toda su extensión. De ahí que el citado apartado solo pueda invocarse, ha de insistirse, en tanto en cuanto haya de asegurarse el correcto ejercicio del derecho de voto, que no cabrá entender vulnerado y no requerirá de protección adicional si el voto telemático se ha emitido válidamente.

Esta interpretación del SEXTO es insostenible por dos razones

1. Porque hace que la norma no se aplique nunca. A asegurar que el voto emitido anticipadamente ha sido válidamente emitido se dirige el punto CUARTO de la Resolución de 2012 y, a tal efecto, ordena a la presidencia comprobar telefónicamente antes del inicio de la votación en el pleno “la emisión efectiva del voto y el sentido de éste”. Si el SEXTO se refiriese sólo a los casos en los que ha habido un error no imputable al diputado, no se aplicaría nunca por la sencilla razón de que el CUARTO excluye cualquier posibilidad de error que no sea imputable al diputado ya que la presidenta ha de comprobar, telefónicamente, que el diputado ha votado y el sentido en que ha votado. A los efectos de interpretar el SEXTO, que el CUARTO se haya ‘derogado singularmente’ durante la pandemia es irrelevante (simplemente, no es ‘gestionable’ cuando todos los diputados votan a distancia).

2. ¿Qué ocurriría si, al realizar la comprobación telefónica, el diputado dice que el sentido de su voto es otro, no el que le está comunicando la presidenta? (repito que es irrelevante que dicha comprobación esté ‘derogada’ porque se trata de hacer un ejercicio intelectual para mejor interpretar la norma) ¿Debería ésta decirle al diputado que ‘carta en la mesa presa’ y que el sentido de su voto es el que le ha aparecido a ella en la pantalla? ¿Para qué entonces la comprobación telefónica?

Es evidente, pues, que el diputado sigue siendo ‘dueño de su voto’ hasta que se realiza, en el pleno, la votación y que en la comprobación puede comunicar a la presidenta que ha decidido acudir a la votación en pleno. En tal caso, obviamente, la presidenta tendría que considerar no emitido anticipadamente el voto previa convocatoria de la Mesa.

Y es que el SEXTO tiene un supuesto de hecho genérico:

“el diputado que hubiera emitido su voto mediante el procedimiento telemático”.

No distingue si lo ha emitido válida o inválidamente ni las razones por las que el voto puede haberse emitido inválidamente (ubi lex non distinguit). Es más, presume que el voto ha sido emitido válidamente porque ordena a la presidencia que lo acumule a la votación presencial. Solo incluye en su supuesto de hecho que se haya hecho uso de la autorización para votar anticipadamente. Y hay que entender que, en tal caso, lógicamente, no podrá votar presencialmente, porque eso supondría emitir dos votos, para evitar lo cual, el precepto prevé que, si quiere hacerlo, la Mesa lo autorice expresamente y, en tal caso, se declare “el voto telemático nulo y no emitido”.

¿Qué es lo que hace nulo y no emitido el voto telemático? Que el diputado ha pedido y la Mesa le ha autorizado a votar presencialmente. Si, a pesar de no tener la autorización, el diputado votara presencialmente, resulta evidente que prevalecería el voto emitido anticipadamente. Ese es el sentido del SEXTO.


El precedente de la sesión de 22 de junio de 2017

Este precedente habla en contra de la tesis que sostiene Gutiérrez Vicén:

en la sesión plenaria del 22 de junio de 2017, estando autorizada para votar telemáticamente una diputada en relación con tres puntos incluidos en el orden del día, y habiendo emitido su voto en relación con dos de ellos, solicitó a la Mesa de la Cámara que se le permitiera acudir presencialmente para votar de esta forma el asunto que quedaba pendiente. La Mesa, reunida en el Hemiciclo con carácter previo a las votaciones, decidió acceder a lo solicitado por la diputada, si bien, considerando que para una misma sesión no procede que un diputado emita su voto por procedimientos distintos, declaró nulos los votos emitidos telemáticamente. No se invocaba, en definitiva, error alguno, sino que se solicitaba que se permitiera votar presencialmente el punto del orden del día en relación con el que todavía no se había emitido el voto. En este sentido, la decisión de la Mesa de anular los votos emitidos telemáticamente fue la consecuencia y no la causa de la autorización de votar de manera presencial.

El caso es muy interesante. Y no es idéntico, es cierto, al que es objeto de estas líneas. Pero, obsérvese que la conducta de la diputada podía interpretarse como un error. Se le ‘olvidó’ emitir su voto respecto de una de las tres propuestas. De manera que según la tesis de Batet y del Informe que ‘carta en la mesa, presa’, la emisión por su parte del voto respecto de los otros dos puntos del orden del día significa, a contrario, que su voluntad era la de no votar respecto del tercer punto del orden del día. Y si esta era su voluntad, deducida de haber votado respecto de los otros dos puntos, la situación de la diputada era exactamente la misma que la de Casero. La diputada se da cuenta de su error tras haber emitido el voto telemático y pide a la presidencia que le deje votar presencialmente respecto del tercer punto del orden del día y la Mesa, razonablemente, accede. Para evitar incertidumbre y facilitar el cómputo, la Mesa anula los votos anticipados y le permite votar en los tres puntos del orden del día.

No es, como pretende el Informe, porque no se pueda “emitir el voto por procedimientos distintos” si se trata de acuerdos separados los que son objeto de votación, eso es una tontería. ¿No habíamos quedado en que el voto era ‘irrevocable’? ¿Deja de serlo cuando a un diputado se le olvida votar respecto de uno de los acuerdos de los que figuran en el orden del día?

Por tanto, pues, el único precedente disponible contradice al Informe que lo utiliza.


Un argumento escandaloso: la competencia de la presidenta para convocar a la Mesa y el silencio del informe sobre el conflicto de interés que padecía Batet cuando tomó la decisión

El resto del Informe no añade nada a lo ya expuesto. Únicamente, en la página 12 se formula un argumento escandaloso. Y es este que, como es competencia de la presidenta convocar la Mesa, si la presidenta no considera que la Mesa deba ser convocada (diga lo que diga el SEXTO), no tiene obligación de convocarla

Adicionalmente, es preciso poner de relieve que la convocatoria de la Mesa es una competencia exclusiva de la Presidencia de conformidad con lo dispuesto en el artículo 35.1 del Reglamento; competencia que, en este caso concreto, ha de contemplarse, además, en relación con las de ordenación de la sesión plenaria y de interpretación del Reglamento que, a la postre, también le corresponden a aquélla de acuerdo con lo previsto en el artículo 32 del Reglamento. Por ello, y aun cuando hubiera sido posible convocar formalmente una reunión de la Mesa, no estaba la Presidencia obligada a hacerlo, no siendo jurídicamente exigible, y no pareciendo además necesario, considerando la forma y el momento (se había iniciado ya la llamada a votación) en que se planteó la posibilidad de anular el voto emitido telemáticamente, y teniendo en cuenta que no se había registrado ninguna incidencia técnica durante la votación, -algo que ha sido confirmado por la Dirección de Tecnologías de la Información y de las Comunicaciones-, así como que en todos los casos precedentes de peticiones análogas se había trasladado, igual que se hizo en este caso y sin más trámite, la imposibilidad de repetir la votación.

El argumento es escandaloso porque el Secretario General se ocupa de destacar las circunstancias que favorecen a Batet (“aun cuando hubiera sido posible convocar…” “se había iniciado ya la llamada a votación”) y oculta las que le perjudican, a saber: que Batet sabía que la convalidación del Decreto-Ley dependía de un voto y, por tanto, que el sentido del voto del diputado Casero iba a ser decisivo para el resultado de la votación y que el Gobierno, 'su' Gobierno, podía perder la votación. Este abracadabrante conflicto de interés que padecía la presidenta del Congreso al adoptar la decisión de no permitir al diputado votar presencialmente convierte su decisión en una decisión prevaricadora porque la hace dolosamente injusta al privar al diputado de su derecho a votar en el sentido que quería hacerlo (“a sabiendas de su injusticia”).


¿Ya no se puede uno fiar ni del Secretario General del Congreso?

La conducta del Secretario General merece un reproche reputacional severo. El Informe es muy ‘malo’ y auguro que, si todavía quedan jueces en Berlín, no se sostendrá ni ante el Tribunal Constitucional ni ante el tribunal penal que juzgue a Meritxell Batet por prevaricación. Pero ha conseguido ya, por anticipado, su propósito: dar material a los medios de comunicación próximos al gobierno para denigrar a la oposición y, lo que es más grave, dar una coartada al tribunal penal para considerar ‘discutible’ y no dolosamente prevaricadora la decisión de Batet. El daño que el Sr. Gutiérrez Vicén ha infligido a la reputación de los Letrados de las Cortes es serio e irreparable.

Y es que, como decía Diez-Picazo, en Derecho, hay res certae y res dubiae. Y sólo respecto de éstas caben opciones o valoraciones alternativas. Que Casero tenía derecho a votar presencialmente salvo que por la Mesa se adujeran razones poderosas para no permitírselo no es una res dubiae.

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