lunes, 9 de enero de 2017

Preguntas de alumnos

felipe
En primer lugar no termino de entender la razón por la que en las sociedades colectivas y de personas se admite tanto el derecho a denunciar el contrato de sociedad como el derecho de separación del socio. ¿No sería suficiente reconocer un derecho de separación que permita al socio que quiere dejar la sociedad dejarla y a la vez conservar la empresa? ¿Puede reconocerse en los estatutos los dos derechos simultáneamente, o si se reconoce el derecho de separación desaparece la posibilidad de denunciar el contrato de sociedad?
Efectivamente, en las sociedades de personas no hay, ex lege, derecho de separación. El socio colectivo o de una sociedad civil que desee apartarse de la sociedad tiene que denunciar la sociedad, lo que puede hacer porque, como contrato de duración indefinida (en su caso), puede terminarse ad nutum por cualquiera de los socios unilateralmente (arts. 1705-7 CC, 224 C de c). Más información aquí. No es razonable que el socio pueda apartarse de la sociedad y obligar a los demás a seguir en ella, que es a lo que conduce el ejercicio del derecho de separación. Sencillamente porque los demás socios podrían reaccionar de la misma forma y anunciar su separación. De ahí que, a falta de pacto social al respecto, haya de entenderse que en las sociedades de personas los socios no tienen derecho de separación y sólo derecho a disolver.

Ahora bien, nada impide que los socios pacten lo que quieran en el contrato social. Por ejemplo, supriman el derecho a disolver ad nutum y lo sustituyan por un derecho a separarse. O recojan ambos a la vez (aunque esto último no tiene mucho sentido).

Por otro lado, en relación con la doctrina de la infracapitalización, no me queda claro si la sanción que se impone como consecuencia de ella implica que el socio responda ilimitadamente con todo su patrimonio o no.

No hay sanción de Derecho de sociedades para la infracapitalización. Puede haber sanciones de Derecho concursal. La responsabilidad del administrador o del socio mayoritario frente a  los acreedores puede derivarse de la aplicación de doctrinas generales como la del “levantamiento del velo” o la responsabilidad extracontractual (art. 1902 CC).

Comunidad postganancial de participaciones sociales y legitimación para impugnar

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Girl es comunera con su ex esposo en la comunidad de bienes post ganancial, en la que se integra, entre otros bienes, un total de 6.500 participaciones de la sociedad demandada, COCINAS MYC, S.L., , considerando que el socio de ésta es la comunidad de bienes, y no sus integrantes individualmente considerados, precisándose que, para el ejercicio de los derechos como socio, la comunidad nombre un representante, lo que en el presente caso no se ha producido, por lo que entiende el juez a quo que, al amparo de lo dispuesto en el art. 206 de la L.S.C., la actora solo podría impugnar el acuerdo cuya nulidad pretende como tercero que acredite un interés legítimo y, dado que la impugnación se funda en la alegación de que las cuentas anuales en la Junta no reflejan la imagen fiel del patrimonio y de la situación financiera de la sociedad por no contener las modificaciones introducidas en las auditorías de cuentas anuales anteriores, tal objeto no tiene interés legítimo para la actora, que no tiene la condición de socio, ni administrador, ni acreedor de la sociedad 

Solicitud abusiva de información, conflictos de interés y regla de la resistencia

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Es frecuente que, cuando se muere el padre, los hermanos y herederos se peleen. En la duda, cuando son muchos hermanos y todos menos unos están de acuerdo, la culpa de la pelea la tiene el discrepante. La madre suele ponerse del lado de la mayoría si tiene suficiente edad e insuficiente energía para resolver el enfrentamiento entre los hijos. Dichoso el abogado que consigue resolver este tipo de conflictos y desgraciado el juez del lugar donde tenga su sede la empresa social porque se verá obligado a resolver, año tras años, sobre los conflictos en el seno de la sociedad además de los que haya generado la herencia.

El discrepante suele atacar desde fuera de la fortaleza. Es lógico porque, normalmente, habrá sido expulsado de la administración, incluso habrá dejado de ser empleado de la empresa social. No recibirá más ingresos que los dividendos que, a menudo, no se reparten nunca. En fin, que puede pasarlo mal. Los mayoritarios, además, si son emprendedores, iniciarán nuevos negocios pero preferirán hacerlo al margen de la sociedad familiar para evitar tener que compartir los beneficios con la o el hermano díscolo y tener que aguantarlo en las reuniones sociales. Es una buena solución pero, a menudo, genera problemas. Frecuentemente, los hermanos mayoritarios que constituyen otra sociedad se dedicarán a actividades parecidas y será muy difícil evitar los conflictos de interés, el aprovechamiento de oportunidades de negocio de la sociedad familiar en favor de la nueva etc.

Tweet largo: tenemos más intelectuales públicos de los que nos podemos permitir

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La “nueva política” ha traído a la vida pública a un montón de individuos bastante semejantes a los individuos que encarnaban la vieja política pero que, a diferencia de éstos, vienen con ínfulas de intelectual. Que Podemos haya surgido de la Facultad de Ciencias Políticas de la Complutense (no sé si habrá otra forma de arreglarlo que no sea cerrar esa facultad) ha llevado a elevar a la condición de “intelectuales” a toda la cúpula de este partido político y de algunas de sus confluencias, señaladamente los de de En Común en Cataluña. Los gallegos y los valencianos no parecen tener ínfulas semejantes.

Esta característica – la de creerse “la crema de la intelectualidá” es privativa de Podemos. Ni Ciudadanos ni los partidos tradicionales consideran que sus cuadros dirigentes sean intelectuales. Es cierto que hay intelectuales – pocos – que apoyan al PP e intelectuales – más – que apoyan al PSOE o a Ciudadanos pero nadie cree que los dirigentes de estos partidos sean, ellos mismos, intelectuales cuyos pensamientos sobre las tendencias sociales merezcan ser escuchados con atención.

Deber de secreto del patrono de una fundación

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Un patrono de la Fundación "CAJA DE BURGOS, FUNDACIÓN BANCARIA", ese invento del legislador para que los que controlaban las cajas y las llevaron a la quiebra siguieran controlándolas tras la reestructuración exigida por la crisis, fue destituido y demandó a la Fundación porque consideraba ilícita su destitución. Pierde en las dos instancias porque, según los jueces, infringió sus deberes como patrono, en concreto, el deber de secreto que se recogía específicamente en los estatutos de la fundación (es gracioso que el algoritmo que utiliza CENDOJ para sustituir los nombres de individuos, cada vez que aparece la palabra “leal” la cambia por “Mauricio”).

Al parecer el patrono Mauricio se fue de la lengua en la prensa local y empezó a contar lo que había ocurrido en las reuniones del patronato utilizando expresiones que reflejaban las discrepancias entre los miembros y, sobre todo, dando una imagen peyorativa de la Fundación (aunque nos permitimos dudar que dado el saqueo de las cajas que ha tenido lugar en España, sea posible denigrar una institución porque se revele al público la discusión que ha habido en el seno del patronato). Tanto el juzgado como la Audiencia lo consideran suficiente para considerar que hubo infracción del deber de secreto y, por tanto, que concurría justa causa para su destitución.

Más sobre los efectos anticompetitivos de los fondos de inversión

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En su columna de Bloomberg, Matt Levine nos resume nuevos argumentos en la discusión. Básicamente dos:

1. Que los inversores pasivos (los grandes inversores institucionales que ostentan participaciones significativas en las principales sociedades cotizadas de un sector de la economía y, por tanto, que tienen incentivos para que éstas coludan entre sí en lugar de competir ferozmente porque la competencia reduciría los beneficios de todo el sector y, por tanto, los rendimientos de las inversiones de esos fondos) prefieren que los costes de las empresas en las que invierten se reduzcan y, por tanto, que los precios que cargan las empresas que producen bienes o prestan servicios a las otras empresas en las que los inversores pasivos también invierten sean lo más bajos posible. Dice al WSJ la vicepresidenta de Black Rock
“Estos estudios carecen de lógica económica y de soporte en los hechos. Por ejemplo, ¿por qué habrían de querer los inversores pasivos que los precios de los billetes de avión sean más altos si los viajes en avión son un coste para casi cualquier otra empresa en la que esos inversores pasivos también invierten? Y si los fondos que replican índices reducen la competencia ¿por qué las compañías permanecen menos tiempo en el Standard & Poors 500 en la actualidad que en 1990 o en 1958?

La herencia yacente puede impugnar los acuerdos sociales y la buena fe en el cumplimiento del contrato de sociedad

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La Sentencia de la Audiencia Provincial de Cáceres de 8 de junio de 2016 es notable por cómo argumenta cuándo un comportamiento de los órganos sociales debe o no considerarse conforme con la buena fe en el cumplimiento del contrato de sociedad. En el caso, los que estaban en el control de la sociedad tendieron una trampa a una de las socias llevándola a admitir la celebración de una junta sin cumplir los requisitos legales de convocatoria para negarle el reconocimiento de su verdadera participación en la sociedad sobre la base de un incumplimiento formal. La sentencia se ocupa de dos cuestiones que hemos resumido en el título de esta entrada:

Reparto irregular de dividendos y concurso posterior de la sociedad

En el reparto, se incumplieron los requisitos del actual
Hubo reparto de dividendos a cuenta irregular pese a la constancia de la existencia de pérdidas del ejercicio y de ejercicios anteriores y de fondos propios negativos, que se hacen con base en ventas pendientes de cobrar y en una previsible tesorería. 
Ninguna de (las)… condiciones… (del art. 216 LSC)… fue cumplida, (por lo que)… estimamos que concurren los presupuestos para la restitución de dividendos percibidos a cuenta prevista en el art. 217 LSA , … la sociedad actora ha probado que los perceptores conocían la irregularidad de la distribución o que, habida cuenta de las circunstancias, no podían ignorarla, teniendo en cuenta que las cuentas anuales de 1999, 2000, 2001 y 2002 son aprobadas por unanimidad, con el voto a favor del hoy apelante, constando todas ellas con pérdidas y fondos propios negativos, e incluso no se dota la reserva legal hasta el ejercicio 2002, …  se hace constar la irregularidad en todos los informes de auditoría, conforme se ha expuesto.

La junta puede volver a nombrar administradora a la destituida como consecuencia del ejercicio de la acción social de responsabilidad

Una sociedad anónima acuerda ejercer la acción social de responsabilidad contra su administradora. De acuerdo con el art. 238.3 LSC, el acuerdo correspondiente de la junta implica la destitución de la administradora. Condenada ésta, la junta decide volverla a nombrar administradora, lo que los minoritarios impugnan. El Juzgado y la Audiencia niegan que este acuerdo de nombramiento sea, per se, contrario al interés social y rechazan igualmente que el hecho de que la administradora sea la principal acreedora de la sociedad impida su designación como tal (art. 213 LSC)

Conforme a la argumentación empleada por Emilia y OTRAS, la potencialidad de lesión deriva, no del acuerdo, sino de la hipotética actuación que en el futuro pueda desarrollar la administradora nombrada, pero ello no es vinculable actualmente, en el presente, al acuerdo mismo, como expresión de voluntad de la Junta de socios, sino potencialmente de la concreta actuación de la persona nombrada administradora. Además, … el hecho de dimanar el riesgo de lesión de fuente distinta del acuerdo mismo, el propio riesgo invocado es tan potencial, indeterminado en su contenido de riesgo futuro, que no puede siquiera atraer sobre sí la nota de lesión de razonable y previsible generación para el interés social.

domingo, 8 de enero de 2017

El ciclo del “bombo” en los MOOC

Seventh- and eighth-grade students watch a course televised through MPATI. The initiative used a Purdue-owned aircraft to broadcast videotaped courses from fall 1961 until 1968. (Photo courtesy of Purdue University Archives and Special Collections)
“Educational Television can extend teaching to thousands,
hundreds of thousands and, potentially, even millions. . . . As Professor Siepman
wrote some weeks ago in The New York Times, ‘with impressive regularity the results
come in. Those taught by television seem to do at least as well as those taught in the
conventional way.’
Schwarzwalder (1959)

“Self hype cycle” denomina una firma de consultoría al proceso que siguen muchas innovaciones: desencadenante, inflación de las expectativas, desilusión y, por fin, entrada en una etapa más productiva una vez que se racionaliza su utilización y se alcanza la “meseta de la productividad” cuando la innovación se aplica ampliamente.

El problema fundamental de los massive online open courses, los cursos disponibles en internet cuyos contenidos se asemejan a los que se imparten en instituciones de enseñanza es, según los autores, que requieren un nivel de disciplina por parte de los alumnos muy superior al que requiere seguir los cursos en el marco de una institución universitaria y de un grado o carrera dirigido a la obtención de un título. Lo que explica por qué tan pocos estudiantes acaban esos cursos MOOC. O sea, un problema que, suponemos, se plantea igualmente con la educación a distancia en general.

Es un problema de expectativas: los MOOC “son, de hecho una pequeñísima parte del panorama de la educación superior por internet”, en el sentido de que hay una utilización muy superior de internet en la Universidad de lo que reflejan estos cursos. Y sólo estamos al principio. Como sucede con todas las herramientas de utilización general, las ganancias de eficiencia dependen de su aplicación por más gente y en situaciones diferentes.

viernes, 6 de enero de 2017

El machismo, sus canónigos y sus inquisidores

Hay un enfoque feminista que apoya determinados aspectos de la ley contra la violencia de género de los que nos sentimos absolutamente ajenas, entre ellos la idea del impulso masculino de dominio como único factor desencadenante de la violencia contra las mujeres. En nuestra opinión, es preciso contemplar otros factores, como la estructura familiar, núcleo de privacidad escasamente permeable que amortigua o genera todo tipo de tensiones; el papel de la educación religiosa y su mensaje de matrimonio-sacramento; el concepto del amor por el que todo se sacrifica; las escasas habilidades para la resolución de los conflictos; el alcoholismo; las toxicomanías... Todas estas cuestiones, tan importantes para una verdadera prevención del maltrato, quedan difuminadas si se insiste en el "género" como única causa.


Se impone una pena superior cuando se supone dominación. Se supone dominación cuando el acusado es hombre, presunción iuris et de iure

@elsacodelcoco

“La situación en concreto de mayor o menor desigualdad es irrelevante. Lo básico es el contexto sociológico de desequilibrio en las relaciones: eso es lo que el legislador quiere prevenir y lo que se sanciona más gravemente aunque el autor tenga unas acreditadas convicciones sobre la esencial igualdad entre varón y mujer o, en el caso concreto, no pueda hablarse de desequilibrio físico o emocional”

CGPJ, Estudio sobre la aplicación de la Ley integral por las Audiencias Provinciales

“Y además no es la misma conducta. La violencia machista es la que se ejerce contra una mujer por ser mujer”

David Bravo

Gender has distorted social policy. This is because the campaign has undergone baleful mission-creep. Its aim has morphed from ending discrimination against women into a deeply misguided quest for sameness of outcome for males and females in all fields—above all, 50:50 across the entire workplace. This stems from a fundamental error: the conflation of equality and sameness. And it's an error all too easily made if your starting point is that the sexes are "really" the same and that apparent differences are mere artifacts of sexist socialization… equality is not sameness


Afortunadamente para nosotros, no se ha reproducido en España la tremenda discusión pública acerca de la “corrección política” y el derecho a no oír opiniones diferentes a la propia que se ha extendido en los Estados Unidos en el ámbito universitario. Pero todos tenemos lo nuestro. Y, en España, los canónigos de la ideología de género se han lanzado a linchar a un magistrado de la sala de lo civil (Sala 1ª) del Tribunal Supremo porque éste ha opinado críticamente en relación con la “discriminación positiva” (negativa para el varón) en las penas que se imponen en el Código Penal en casos de violencia de género o violencia del varón sobre su pareja o ex-pareja mujer y porque ha sugerido que la violencia en la pareja no tiene móviles machistas sino que se explica por otras razones más básicas y biológicas.

miércoles, 4 de enero de 2017

El que quiera una Cataluña independiente, que haga una revolución, la reforma de la Constitución no le servirá

Prof. Dr. Huber

Consciente de su responsabilidad ante Dios y ante los hombres, animado de la voluntad de servir a la paz del mundo, como miembro con igualdad de derechos de una Europa unida, el pueblo alemán, en virtud de su poder constituyente, se ha otorgado la presente Ley Fundamental. Los alemanes, en los Länder de Baden-Wurtemberg, Baja Sajonia, Baviera, Berlín, Brandeburgo, Bremen, Hamburgo, Hesse, Mecklemburgo-Pomerania Occidental, Renania del Norte-Westfalia, Renania-Palatinado, Sajonia, Sajonia-Anhalt, Sarre, Schleswig-Holstein y Turingia, han consumado, en libre autodeterminación, la unidad y la libertad de Alemania. La presente Ley Fundamental rige, pues, para todo el pueblo alemán.

En esta entrada hemos explicado por qué no hay solución en la Constitución Española para las pretensiones secesionistas de una parte de los catalanes. Hemos sugerido incluso que la cláusula de nuestra constitución que dice que la soberanía reside en el pueblo español forma parte de las cláusulas “eternas” de la Constitución en el sentido de que no puede ser objeto de reforma, es decir, de modificación a través de los procedimientos de reforma previstos en su título X. Habría que proclamar una nueva Constitución por un nuevo sujeto constituyente para declarar, por ejemplo, que la soberanía reside en las 17 Comunidades Autónomas, como pretende Podemos.

martes, 3 de enero de 2017

Algunas grandes frases sobre la competencia

Antitrust policy normally seeks to deter misconduct rather than subject businesses to regulatory controls
MURIS

¨Looking over the entire history of U.S. antitrust law, I conclude that the most powerful explanatory variable is simply the state of economic opinion. Antitrust doctrine has changed more or less in tandem with changes in economic theory, albeit with a lag”
R. POSNER

“Competition and the process of creative destruction not only increase the efficiency of the economic system… but they also increase the amount of risk that individuals have to bear”
RAJAN/ZINGALES

There is a fundamental tension underlying any market economy. On the one hand, everybody is a consumer, standing to benefit from competition. More competition leads to better quality goods at lower prices… At the same time, everybody is a producer of goods and services, and in that role would like to have as little competition as possible. Workdays would be less stressful and remunerations higher if we faced no competition. You cannot have both, societies must choose between competition and monopolies… competition must prevail, for otherwise reforms are likely to be overturned at some point in the future. Citizens benefit from market oriented reforms when competition is allowed to prevail.
Eduardo Engel

“It is not from the benevolence of the butcher, the brewer, or the baker, that we expect our dinner, but from their regard to their own interest. We address ourselves, not to their humanity but to their self-love, and never talk to them of our necessities but of their advantages.”
Adam Smith

Principles of fairness and justice are extraneous to competition law: the lion eats the deer.
Marc van der Woude

“la concorrenza è la democrazia dei rapporti economici”
G. Tesauro

La competencia es the action of endeavoring to gain what another endeavors to gain at the same time”
Dr. Samuel Johnson

A “radical” invention implies a new monopoly price below the old competitive price.
Arrow

Judge Learned Hand wrote as early as 1916 that ‘the consumer’s interest in the long run is quite different from an immediate fall in prices’ and spoke of competition as a ‘proper stimulus to maintenance of industrial advance. Using the right concepts imperfectly is better than precisely applying the wrong ones.
Sidak/Teece

A monopolist need not have market power. Consider the local grocery in a small rural town in France in which no one has cars. The grocery has a monopoly on local groceries. Given the ease of entry, however, it lacks market power to raise its prices above a competitive level.
Adam Candeub

"[e]very agreement concerning trade, every regulation of trade, restrains. To bind, to restrain, is of their very essence
Board of Trade of Chicago v. United States, 246 U.S. 231, 238 (1918)

Competencia y cooperación entre las élites en las sociedades modernas con una coda sobre la idea más importante del mundo después de la de la evolución

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Pseudoerasmus mantiene una animada discusión con Peter Turchin (y réplica aquí y observaciones adicionales aquí) acerca de cómo se desarrollan y con qué efectos las relaciones (de competencia o de cooperación/colusión) entre los miembros de las élites en las sociedades modernas. La discusión tiene interés para los juristas porque tiene mucho que ver con el Derecho de la Competencia, el cumplimiento normativo y el capitalismo clientelar.

Para este autor, Turchin está equivocado porque no tiene en cuenta la diferencia entre sociedades tradicionales en las que no hay crecimiento económico y sociedades modernas en las que sí lo hay. Pseudoerasmus, pues, considera que las relaciones entre los miembros de la élite en las sociedades modernas son relaciones más de cooperación – colusión, puesto que es cooperación en perjuicio de terceros que no participan en la “negociación” – que de competencia. Las élites modernas cooperan entre sí para maximizar la parte de los resultados del crecimiento (de la producción total de la Sociedad) de la que pueden apoderarse.

El modelo de Turchin funciona mejor, sin embargo, en sociedades agrarias “en las que adquirir tierras y trabajar para el gobierno son básicamente las únicas vías para obtener estatus social”. En las sociedades agrarias tradicionales, las élites se apoderan de una parte de la producción agrícola bien porque sean los propietarios de las tierras, bien porque puedan gravar a los agricultores: “cuando hay una crisis demográfica, esto es, cuando la relación tierra/agricultores cae” (y, por tanto, la mano de obra no es “escasa” sino que es la tierra lo que escasea), “la miseria se extiende y los ingresos de la élite también caen”, de manera que la élite tiene que aumentar la coacción para mantener su nivel de ingresos y su estilo de vida. Pero claro, eso lo que provoca es que el “pueblo” vea reducido su nivel de vida (que puede estar ya en niveles de subsistencia física) con lo que se reducirá la población bien por inanición bien porque parte de la población se desplace hacia otras zonas donde el grado de extracción por parte de las élites sea menor. De manera que, en situaciones extremas “sólo hay una forma para las élites para preservar su nivel de ingresos: apropiarse de los ingresos de otros miembros de la élite”. Se abre, pues, la formación de coaliciones entre miembros de la élite y episodios de guerra entre las distintas coaliciones o, en otros términos, inestabilidad política y caida y auge periódico de Estados. En ese escenario, dice Pseudoerasmus, es en el que el modelo de Turchin (competencia, no cooperación) sirve para explicar las dinámicas sociales: “este modelo se corresponde con muchos casos históricos, como explica Turchin en su libro Secular Cycles”.

Pero explicar la dinámica de las élites en términos de competencia “no tiene sentido en las sociedades industriales modernas”. ¿Por qué? Dice Pseudoerasmus que en las sociedades modernas la riqueza no es fija. Desde la Revolución Industrial, las economías crecen de forma estable entre un 1 y un 2 % al año. Dado que buena parte de la riqueza que se crea la retienen las élites sociales, sus miembros tienen menos incentivos para competir entre sí por apoderarse de los ingresos y la riqueza de los otros miembros de la élite y tiene muchos más incentivos para cooperar en la conservación del statu quo que les permite apoderarse de una fracción importante de la nueva riqueza generada.

Es más, dice Pseudoerasmus que si los miembros de la élite saben lo que les conviene, comprenderán que deben cooperar entre sí. Como hemos dicho, para mantener el statu quo que les ha convertido en élites en primer lugar: han de cooperar para asegurarse de que seguirán siendo élite, que seguirán llevándose la parte más grande del pastel social y, de ser posible, toda la nueva riqueza creada por el sistema económico y que podrán hacer frente a los otros grupos sociales que pretendan (los trabajadores por ejemplo) alterar las reglas de reparto, para lo que obtener el control del Estado es muy importante lo que, de nuevo, exige que todos los miembros de la élite cooperen.

En otros términos, si la supervivencia/bienestar individual de cada miembro de la élite se debe, de forma importante, a que uno es miembro de la élite, todos los miembros de la élite comprenderán que el resultado más adverso es que desaparezca la élite o ser expulsado de la élite y para evitar tales resultados, la conducta racional es la de cooperar con todos los demás miembros de la élite y hacerlo en perjuicio de los que no forman parte de la élite, esto es, restringiendo el acceso a la élite o, en términos jurídicos, llegando a pactos colusorios.  

De forma explícita como observamos en el caso de las conductas prohibidas por el Derecho de la Competencia (cárteles, monopolios, concentración de empresas que reducen significativamente la competencia etc) y, a través de la influencia sobre los gobiernos, para que se pongan en práctica las regulaciones que favorezcan el mantenimiento del status quo e impidan el acceso de cualquiera a las ganancias derivadas del crecimiento económico. Por eso, dice Pseudoerasmus que “la captura del regulador y las actividades de captura de rentas son en nuestros días conductas cooperativas, conspiraciones – en el sentido de acuerdos entre malhechores – para falsear las reglas e incrementar los márgenes”. Pero esas actividades requieren cooperación entre los malhechores. Y, añade Pseudoerasmus, “comparado con el aumento de la concentración monopolística, las peleas entre élites políticas respecto de Trump o del Brexit son peccata minuta”.

Conforme el sistema económico se sofistica, las relaciones de cooperación se intensifican incluso a pesar de la existencia de reglas jurídicas que prohíben la cooperación. Lo observamos en algunas evoluciones recientes. Dice Pseudoerasmus que “los dueños de una compañía de móviles no tienen que competir con los de otra si pueden cooperar para hacer lobby frente al gobierno” y extraer de la regulación márgenes más grandes y más seguros a costa del público que utiliza los teléfonos. A esta evolución se refería The Economist no hace mucho y explica, por ejemplo, el cambio de conducta de los grandes inversores institucionales en lo que a cómo colocan sus inversiones cuando su volumen es tan grande que no pueden arriesgarse a “apostar” por la competencia, esto es, a apostar porque uno de los oligopolistas en cualquier sector será el que gane en la lucha competitiva. Mejor apostar por todos e inducir a los oligopolistas a cooperar en lugar de competir. También explica – nos dice Pseudoerasmus – que las políticas públicas en los EE.UU. reflejen las preferencias de los más ricos. “Esto no es competencia intraélites. Esto es cooperación entre los miembros de la élite para capturar al regulador y dominar la política”. Como decía Pío Cabanillas tras las elecciones, "hemos ganado, no sé quien, pero hemos ganado". Goldman Sachs siempre gana, esté un republicano o un demócrata en la Casa Blanca.

No asistimos, pues, dice Pseudoerasmus, como pretende Turchin, a un proceso de fragmentación de las élites. Los argumentos de Turchin se basan en la distribución bimodal de los ingresos de los abogados (esto es, que hay unos pocos abogados que ganan muchísimo y muchísimos abogados que ganan muy poco) y en la creciente polarización de la política. Pero hay mejores explicaciones para ambos fenómenos que los de la fragmentación. En el caso de los abogados, ya Adam Smith explicó que la distribución extremadamente desigual de los ingresos entre ellos es la única forma de asegurarnos que algunos de los más brillantes miembros de la sociedad se dedicarán a la abogacía. Un premio enorme sólo puede atribuirse a unos pocos. Si se distribuye igualitariamente, deja de ser el “gordo”. Las señales de cooperación y unidad entre las élites – continúa Pseudoerasmus – son ubicuas y más potentes que las de fragmentación.

La conclusión se puede compartir: si una Sociedad se estanca económicamente y se estanca por períodos largos de tiempo, la dinámica que describe Turchin – fragmentación de las élites – puede volver a aparecer. Así ocurre, dice Pseudoerasmus en algunos países africanos o en el mundo árabe, donde observamos que las guerras civiles “vinieron precedidas de una amplia expansión de las capas educadas de la población a la vez que se ralentizó o se estancó el crecimiento económico”.

Si se examina la cuestión en términos más amplios que los estrictamente económicos (riqueza individual de un miembro de la élite), la conclusión no varía. En las sociedades modernas, las posibilidades de obtener estatus social se han ampliado. Uno puede ser miembro de la élite sin pertenecer al 1 % más rico o de más ingresos. Este estudio muestra cómo el 1 % más inteligente desarrolla vidas exitosas en formas diferentes a la mera acumulación de riqueza. Cuanto más abierta sea una Sociedad, mayores son las posibilidades de formar parte de alguna élite. “Justin Bieber con treinta millones de seguidores en twitter tiene más estatus social que “un senador de Nebraska” dice Pseudoerasmus. En otros términos, en las sociedades modernas, los puestos o posiciones sociales que proporcionan estatus de élite no existen en números fijos ni son inamovibles. Por el contrario “el estatus social en las sociedades agrarias lo confieren un número determinado de puestos públicos y el tamaño de las parcelas de tierra que se le asignen a cada uno”. Una sociedad que crece económicamente es un buen proxy de una sociedad abierta y en una sociedad abierta, en la que hay movilidad e innovación, las actividades y las cualidades que permiten obtener estatus social y acceso a bienes escasos son variadas, variables y cambiantes.
“las sociedades agrarias no tienen las mismas dinámicas sociales que las sociedades industriales modernas. La competencia por los puestos públicos no tienen la misma importancia o saliencia para las élites que tenían para las élites en las sociedades tradicionales. El cursus honorum es solo una de las opciones a disposición de los aspirantes a formar parte de la élite para satisfacer sus ansias de alcanzar un elevado estatus social”
 

Juegos suma cero y juegos de suma positiva


I think it’s a ready ability for us to see the world in zero-sum terms and I don’t think it takes very much to push people into zero-sum thinking

Lo que sugiere la discusión entre Turchin y Pseudoerasmus es que la idea más esencial para entender las dinámicas sociales y explicar las relaciones entre los miembros de un grupo es la de la conciencia de si los “juegos” – las interacciones – son juegos de suma positiva o juegos suma cero. Si los miembros del grupo son conscientes de que el juego al que juegan es de suma positiva, se generarán conductas cooperativas. Si el juego es – o los participantes creen que es – de suma cero, se generarán conductas competitivas. De manera que la existencia de juegos de suma positiva y la conciencia de que las interacciones entre los miembros del grupo configuran un juego de suma positiva constituye la condición necesaria y suficiente para que florezca la cooperación y se reduzca la competencia.

Naturalmente, las conductas cooperativas solo serán completas (sólo existirán conductas cooperativas) en entornos mucho más exigentes que la simple conciencia de que el juego social es un juego de suma positiva puesto que los individuos pueden hacerse con una parte del pastel de mayor tamaño compitiendo por el pastel si es capaz de dominar a los otros jugadores que la que le correspondería si todos cooperasen para hacer el pastel mas grande y repartírselo igualitariamente. Pero en la medida en que no haya grandes diferencias de “poder” entre los individuos y que ninguno de ellos pueda ganar el juego competitivo de forma permanente, los incentivos para la cooperación aumentan. Lo maravilloso del mecanismo de mercado y de su extensión en las sociedades modernas es que ha minimizado los requisitos de las conductas cooperativas: para incrementar las ganancias para todos de los juegos de suma positiva no hace falta, en el mercado, sacrificar el propio interés. Basta con abstenerse de usar la violencia y el engaño.  

Las élites, diríamos, en las sociedades modernas, han comprendido que los juegos sociales son juegos de suma positiva, no juegos suma cero de manera que se da, en las sociedades modernas, el requisito fundamental para el florecimiento de la cooperación: hacer la tarta más grande es la mejor opción para aumentar la riqueza y los ingresos individuales en comparación con la opción de apoderarse de la riqueza y los ingresos de otros si todos los miembros de la élite son semejantes en cuanto a sus posibilidades de ganar en una pelea de unos contra otros. Así pues, Pseudoerasmus lleva la razón: intuitivamente, en un mundo de juegos de suma positiva, los individuos que formen un grupo cooperarán en lugar de competir para hacerse con las ganancias del juego. Es el derecho de los otros grupos el de impedir esa cooperación y obligar a los que por suerte o nacimiento están mejor posicionados para apropiarse de una parte mayor de los frutos de la cooperación social a que no coludan (cooperen) en perjuicio de los que están peor posicionados por la suerte o el nacimiento.

Un buen argumento contra el arbitraje en los tratados internacionales de comercio

En relación con los tratados internacionales de comercio, la discusión pública se hace dificultosa porque se abordan simultáneamente muchas cuestiones, de manera que resulta muy difícil refutar las objeciones a su bondad que no tienen un pase sin dejar de reconocer que otras tienen buenos argumentos detrás de sí. Las columnas de Dani Rodrik contienen casi todos los mejores argumentos en contra de tratados como el TPP o el TTIP y en esta columna de Pablo Salvador tienen los mejores argumentos en su defensa. Mattias Kumm formuló el año pasado un argumento específicamente dirigido contra la inclusión del arbitraje como mecanismo de resolución de conflictos entre los Estados y los inversores internacionales.

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