Foto: W Magazine
“Barceló es un gran artista y, sobre todo, un gran trabajador. He viajado mucho con él, no le interesan lo que dictan las modas, en contra de lo que pueda parecer, le interesa el arte de los museos, de las iglesias, el suyo propio del taller. Es un hombre modesto. Y nunca me ha pedido que suba el precio de su obra, es más, hablamos poquísimo del precio de los cuadros, siempre lo he tratado con gran cuidado, los Barcelós que he vendido siempre han sido a un precio muy modesto. Otra cosa es que los demás hayan especulado después, en las subastas siempre hay alguien dispuesto a subir el precio. Para mí es más importante colocar la obra de un artista en una buena colección. Prefiero vender por menos un buen Barceló a un buen coleccionista o a un buen museo que a un comprador que me dé el triple por esa pieza. Y cuando lo hago, éste ha de firmar un contrato (por el que se compromete a no vender el cuadro)... en el plazo de seis años, así me aseguro que no va a subir los precios. Detesto a los especuladores. No creo en los vaivenes del mercado pero sí en el arte. El arte tiene una vida larga y es lo que me mantiene en esta profesión”
De una entrevista a Bruno Bischofberger (“uno de los grandes galeristas europeos” de arte) publicada en el suplemento Babelia de EL PAIS, 5-X-2002, p 16
El galerista “paga” a los compradores de los cuadros de Barceló, en forma de un precio más bajo del máximo que podría obtener en el mercado a cambio de que éstos le proporcionen su “saber hacer” como compradores. En efecto, al decidir comprar una obra de Barceló, un gran coleccionista está mandando una señal al mercado sobre la calidad de la obra de Barceló.
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