Lorenzo Lotto, Museo del Prado
Nuevo día y nuevo editorial infumable de EL PAIS. El feminismo posmoderno y sectario controla el que ha sido el “intelectual colectivo” de la democracia española. Por posmoderno entiendo acientífico, literario, que no atiende a las reglas de la lógica en el discurso y que incurre en contradicciones en los términos. Cuando el discurso literario, con sus tropos y sus objetivos, se apodera del discurso académico o del público en general, la Ciencia, la salud pública y el bienestar general peligran. Porque entonces no se trata de averiguar la verdad o de mejorar la vida de todos sino de hacernos sentir mejor y esto está reñido con lo primero, sobre todo cuando sentirse mejor depende, en alguna medida, de que otros se sientan peor. Esto es inevitable porque empezamos a jugar, masivamente, juegos de suma cero.
La bobada del día de nuestros periodistas-cum-intelectual-colectivo es la de que hay que formar a los jueces en la ideología de género para evitar resoluciones como la de dejar en libertad vigilada a los de “La Manada” tras la condena a 9 años de cárcel.
¿Qué nos dice la editorialista hoy?
Primero, una obviedad “El respeto a las resoluciones judiciales no está reñido con el legítimo derecho a la crítica”… (la resolución de la AP Navarra) “resulta altamente objetable”.
¿Por qué le parece mal? ¿Porque no le gusta a la editorialista o porque cree que infringe la Ley? Al parecer, porque es contradictoria con la actuación previa de la propia sala. Este es un argumento lógico pero incorrecto jurídicamente. Ningún tribunal superior revocaría la resolución por esa razón si la AP aduce razones para el cambio de criterio. Nuestra Constitución prohíbe, en este punto, la arbitrariedad de las resoluciones judiciales y una resolución motivada no es arbitraria aunque se cambie el criterio. Dice EL PAIS
Hay que resaltar que es la cuarta vez que la sala estudia la petición de libertad de los acusados, en prisión preventiva desde julio de 2016, y, a diferencia de las tres anteriores, en las que se denegó esa libertad por riesgo de fuga y reiteración del delito, esta vez se ha concedido sin que se hayan modificado sustancialmente las circunstancias. Si acaso, se han agravado por la perspectiva de un posible endurecimiento de la condena.
El riesgo de fuga era muy superior cuando todavía no se había dictado sentencia. Porque la fiscalía y las acusaciones particulares habían pedido una pena muy superior a la de la condena y, para muchos, la sentencia y el voto particular fueron una sorpresa. Hoy, los condenados tienen mejores expectativas de que el TSJ o el TS reduzcan la condena que las que tenían hace un año. ¿De dónde saca la editorialista de EL PAIS que se han agravado los riesgos de reiteración y de fuga “por la perspectiva de un posible endurecimiento de la condena”? ¿Con un voto particular que pide la absolución? Como bien dice el Auto, con las fotos de estos sujetos en todos los periódicos, ¿alguien en su sano juicio que no sea un sectario del género cree que se atreverán a repetir su “hazaña”?
Luego añade la editorialista que los de la manada no se han arrepentido. ¿De qué habrían de arrepentirse unos sujetos que han dicho desde el primer momento que la víctima consintió la actividad sexual? Le ha bastado repasar su código moral – el del feminismo posmoderno – para exigir el arrepentimiento y la asunción voluntaria de la penitencia por parte del agresor. ¿Cree la editorialista que los de la manada son idiotas y su abogado también? ¿Cómo van a recurrir la sentencia pidiendo su absolución por parte del Tribunal Superior si reconocen, por el camino, que violaron a la denunciante?
Naturalmente que las posibilidades de volver a abusar sexualmente de nadie “en manada” se reducen por la publicidad del caso (eso respecto de que violen a cualquier otra chica) y la distancia entre la residencia de los abusadores y la de la víctima. Que haya un AVE entre Sevilla y Madrid significa que esa posibilidad existe, pero que haya 600 kilómetros de distancia significa que esa posibilidad es más reducida que si vivieran en el mismo barrio. La editorialista debe de pensar que los lectores del periódico somos unos “fans” de la causa feminista posmoderna y, por tanto, que es suficiente con cualquier brochazo para cubrir nuestras objeciones. EL PAIS no debería olvidar nunca que, como La Codorniz, tenía a los lectores más inteligentes de España. La última frase del párrafo es un bajonazo: “hay que tener en cuenta que cuatro de ellos afrontan otro causa por hechos muy similares cometidos conjuntamente” ¿Muy similares?
Naturalmente que las posibilidades de volver a abusar sexualmente de nadie “en manada” se reducen por la publicidad del caso (eso respecto de que violen a cualquier otra chica) y la distancia entre la residencia de los abusadores y la de la víctima. Que haya un AVE entre Sevilla y Madrid significa que esa posibilidad existe, pero que haya 600 kilómetros de distancia significa que esa posibilidad es más reducida que si vivieran en el mismo barrio. La editorialista debe de pensar que los lectores del periódico somos unos “fans” de la causa feminista posmoderna y, por tanto, que es suficiente con cualquier brochazo para cubrir nuestras objeciones. EL PAIS no debería olvidar nunca que, como La Codorniz, tenía a los lectores más inteligentes de España. La última frase del párrafo es un bajonazo: “hay que tener en cuenta que cuatro de ellos afrontan otro causa por hechos muy similares cometidos conjuntamente” ¿Muy similares?
Y llega la “bomba”.
La editorialista se suma a los “canónigos” del género y pide cursillos de cristiandad, perdón, cursillos de formación en género, para los jueces y magistrados.
Debo empezar diciendo que si yo fuera juez o magistrado, pediría amparo al CGPJ y al Tribunal Constitucional si se me obligase a hacer semejantes cursillos. Atenta contra mi honor y mi dignidad tener que recibir un cursillo de una materia que no está relacionada ni técnica ni científicamente con mis deberes como funcionario público y que presume que necesito ilustración respecto de las normas morales más elementales. Es, simplemente, totalitario. Espero que muchos jueces y magistrados piensen como yo. ¿Imaginan que extendemos esa obligación a los profesores universitarios?
En segundo lugar, no hay ni un sólo estudio académico que avale la eficacia de esos cursillos de cristiandad para - no ya eliminar - reducir el sesgo machista de los que toman decisiones en el seno de una organización. Además, un análisis “económico” lleva a concluir que estos cursos pueden reducir la calidad técnica de las resoluciones judiciales con grave perjuicio para la seguridad jurídica y el Estado de Derecho, como se refleja en la menos famosa sentencia sobre una pensión de viudedad del TSJ de Canarias, dictada por una magistrada forofa de la “perspectiva de género”.
Como la editorialista no tiene un solo argumento al respecto, recurre a la literatura
Hay que
“cambiar la mirada que… tienen unos jueces que, a la vista de sus resoluciones demuestran no haber sido capaces, en general, de adaptarse a la realidad social”.
Esta bárbara afirmación se encuentra en el mismo párrafo en el que se advierte sobre los riesgos del populismo penal. ¿Sabe la editorialista de EL PAIS que el Reichsgericht alemán, para justificar la impunidad de los que denigraban a los comerciantes judíos, recurrió a la necesidad de interpretar las normas sobre competencia desleal de acuerdo con la “realidad social” – la mayoría nazi en todas las instituciones – de manera que había que concluir que los clientes tenían un legítimo interés en conocer si el que les vendaba o el que les vendía era judío? (p 71 nota 36).
Y todo ello envuelto en el aparentemente inocuo papel de la “adecuada formación” de los jueces. Para concluir con otra bobada carente absolutamente de pruebas. Que los jueces son humanos, es una obviedad. Y también debería serlo que, como tales, siempre tendrán sesgos que se reflejarán en sus resoluciones pero, por fortuna, el sistema está “programado” para lidiar con tales sesgos. Se llaman recursos de apelación y casación y normas legales de obligado cumplimiento.
Ciérrase el editorial con una nueva alabanza al Presidente Sánchez. Lo de permitir la personación del Abogado del Estado en los casos de violencia de género. ¿Por qué los abogados del Estado iban a aportar nada que no aporte ya la presencia del fiscal? ¿O es que se trata de blanquear, una vez más, las decisiones que reducen la imparcialidad de la Administración y la separación de poderes?
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