¿Qué pasa si no encuentras una mujer suficientemente preparada para participar en una Conferencia?¡Pues lo que pasa es que no has buscado lo suficiente!J. I. Conde Ruiz
La discusión pública no pinta bien. Lo de la Manada ha sacado lo peor de las tribus que se disputan el espacio público y pugnan por ser oídas – no ya escuchadas –. El feminismo posmoderno, anticientífico y capturador de rentas ha conseguido más en pocas semanas que en décadas de lucha por la igualdad de sexos. La gente se calla más de lo que debería, para no ser acusado de machista y a cualquiera que lanza un insulto o, simplemente, un exabrupto se le acusa, no de maleducado o de no guardar las formas, sino de machista. Los artículos de Voces, De Miguel, Salazar, Aviles o Serra publicados en las últimas semanas son buenos ejemplos de las tendencias que critico. Pero, en fin, no íbamos a ser menos que los norteamericanos. También nosotros hemos tenido nuestro pedacito de political correctness.
Quizá eso no es lo peor. Lo peor es que ese sector chillón, posmoderno, acientífico y capturador de rentas del feminismo no escucha. Da igual que se acumulen las pruebas científicas del carácter genético y producto de la evolución de gran parte de las diferencias de comportamiento, preferencias, tendencias etc de las personas de ambos sexos. Sigue escribiéndose y siguen dictándose normas jurídicas basadas en la literatura panfletaria producida por los canónigos y clérigos en general de este feminismo posmoderno y anticientífico.
Pero no todo ha sido malo. Hay iniciativas que deberían haber llegado para “quedarse”. Por ejemplo, la de negarse a participar en actividades académicas colectivas en los que no haya mujeres encima de la tarima. #nosinmujeres es una buena iniciativa que podría extenderse, afinada, a otros ámbitos.
El techo de cristal de las profesionales
Es sabido que las mujeres – más bien las madres como se ve en el gráfico que hemos tomado de @fernandosols– soportan un “techo de cristal” que hace que, aunque sean mayoría en una profesión, no alcancen a ocupar la mitad de los puestos directivos de dicha profesión. Estoy pensando en los despachos de abogados cuando deciden a quién permiten acceder a la sociatura o en los miembros del Consejo General del Poder Judicial que han de elegir a un juez para ocupar un puesto en una sala del Tribunal Supremo o la Presidencia de un Tribunal Superior de Justicia. Me refiero, pues, a decisiones de selección de hombres o mujeres para ocupar un puesto que se toman de forma repetitiva por el mismo grupo decisor.
La institución de los “turnos” podría ser de gran ayuda. Me refiero al “turno restringido” de las oposiciones – cuando se reservan las plazas a los que ya están trabajando para la administración o cuando se reservan las plazas para los notarios más jóvenes que pueden, de esa forma, “ascender” más rápidamente en el escalafón – o al “quinto turno” en el caso del Tribunal Supremo (que reserva una de cada cinco vacantes para profesionales de reconocido prestigio en el mundo del Derecho que no sean jueces o fiscales).
Si un Despacho de abogados (de cierto tamaño) deseara manifestar su compromiso con facilitar el acceso de mujeres a la sociatura, le bastaría con establecer un “tercer turno” femenino. Uno de cada tres puestos nuevos de socio estaría reservado a una mujer. Y tal sistema habría de mantenerse hasta que el primer y segundo turno haya producido como resultado el nombramiento de, al menos, un cuarenta por ciento de mujeres.
Este sistema tiene algunas ventajas. La primera es que resolvería el problema sobre el que ironiza Conde Ruiz: si no encuentras mujeres que puedan estar sobre la tarima, quizá sea, no porque no hayas buscado bastante – como dice él – sino porque no las ves (como decía Manuel Vicent de los viejos: “cuando uno se hace viejo, no es que no te miren, es que no te ven”).
Un tercer turno para las mujeres obligaría a los miembros de la comisión que decide, a “ver” a las posibles candidatas para el puesto.
Además, al establecerse como una política estable, generaría dinámicas virtuosas: más mujeres se presentarían y más mujeres accederían al pool desde donde se extraen las futuras socias lo que, a su vez, aceleraría el sunset del sistema. Una vez que los que seleccionan quién entra en el sancta sanctorum de las instituciones hayan internalizado la elección de mujeres y un mayor número de éstas forme parte del grupo de los que deciden, el primer y el segundo turno se repartirá más equilibradamente entre hombres y mujeres y se podrá prescindir del tercer turno. Y si tal no es el caso, en el largo plazo, al menos un tercio de todos los socios de Despachos serán mujeres. Esa es una perspectiva hoy lejanísima. Los grandes despachos de la capital de España apenas cuentan con socias. Quizá no llegue al 5 % de la sociatura.
Y no hay que preocuparse porque la tercera sea una mediocre favorecida por el régimen de cuotas. No será más mediocre que los dos varones del primer y segundo turno.
1 comentario:
La cuota de toda la vida, vamos.
Una precisión: el cuarto turno no es el del Tribunal Supremo, sino el de la categoría de Magistrado. El del Supremo, que es el único que ha existido siempre, es el "quinto" turno. En cuanto al "tercer" turno, para la categoría de Juez, desapareció hace años, a la vista de sus "magníficos" resultados, aunque los del cuarto turno no sean mucho mejores.
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