martes, 1 de mayo de 2018

El puente (una versión del dilema del tranvía)



En Most ("El puente", una breve película checa de treinta y tres minutos de 2003 dirigida por Bobby Garabedian) se cuenta la historia de un padre y un hijo. El padre es un trabajador humilde, encargado de un puente ferroviario sobre un río; su tarea es elevar el puente cuando pasa un barco por el río y bajarlo cuando se acerca un tren. El padre quiere a su joven hijo de 8 años, Lada. Las escenas iniciales muestran a los dos disfrutando de sus momentos juntos, detallando la alegría deslumbrante de cada momento que pasan juntos. La madre del niño no aparece y el director no nos explica por qué, ni siquiera indirectamente, una ausencia tan significativa. El centro de atención está en el padre y el hijo. Un día, Lada dice que quiere pasar un día en el puente con el padre, el cual se muestra reacio pero, al final, resulta convencido por las ingeniosas respuestas del hijo. 
Padre: va a estar oscuro en el puente. 
Hijo: traeremos linternas. 
Padre: va a hacer frío en el puente. 
Hijo: traeremos chocolate caliente. 
De modo que van juntos al puente. En las siguientes escenas, el padre está ocupado de su trabajo y el hijo está pescando en el río. Pasa un barco y el puente se eleva. El próximo tren llegará dentro de una hora por lo que no hay prisa alguna por bajarlo. De repente, aparece un tren, lleno de viajeros, acercándose al puente. Vemos los rostros de los pasajeros, ensimismados u ocupados.... una joven drogadicta preparándose la inyección con la mirada perdida e insensible. 
El padre está distraído y no es consciente del desastre que se avecina. El hijo, sin embargo, se da cuenta de que el tren se ha adelantado y que se aproxima al puente. Intenta llamar la atención de su padre, corre hacia el puente y trata de mover la palanca para que el puente levadizo baje. No lo consigue y, al intentarlo, cae entre los engranajes de la maquinaria, de forma que si se activan, le aplastarán. Ahora, el padre ha visto caer a su hijo y vé también cómo se acerca el tren. Se enfrenta a un terrible dilema moral y tiene apenas unos segundos para decidirse
Tras unos momentos de insoportables dudas, el padre decide tirar de la palanca y bajar el puente. El tren pasa sin ninguna dificultad y la cámara muestra a los pasajeros totalmente ajenos al drama, con una sola excepción: una joven que ve la cara angustiada del padre mientras corre para ayudar al hijo. Quizás ella, de alguna manera, ha entendido el sacrificio que hizo el padre. No hay duda sobre el destino del hijo: se nos lo muestra, sin vida, en los brazos del afligido padre. El dilema moral ha sido resuelto. 
¿Fue la elección correcta? La película tiene una respuesta. Seguimos al padre, que se muda a una ciudad diferente ("Descubriré algo. Una nueva ciudad, un trabajo nuevo,  nuevos sueños, nuevas personas, nueva vida"). Mientras vagabundea por la nueva ciudad, ve a la joven del tren, ahora con una mirada brillante en su rostro. En sus brazos sostiene a un niño pequeño. Habla con el bebé. Es la imagen de una madre feliz. El padre los ve y sonríe. Alza sus brazos al cielo, exultante y agradecido. La cámara sigue su mirada hacia el cielo y la película termina. Una nueva vida ha ocupado el lugar del hijo perdido. 

Aldo Rustichini,  Morality, Policy, and the BrainJournal of economic literature,  56 (2018)

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