Sois, en alguna medida, competencia de Almacén de Derecho, un proyecto mucho más modesto que el vuestro y sin apoyo en ningún medio de comunicación. Más modesto y menos ambicioso porque el Almacén se limita al Derecho y trata de servir, sobre todo, a los que estudian Derecho. Suelo leer las columnas que se publican en Agenda Pública y suelo encontrarlas instructivas aunque, creo, soy demasiado exigente para quedar satisfecho con la lectura de la mayoría de ellas.
Lo de publicarle “cosas” a Nieva-Fenoll deberíais revisarlo. Es, simplemente, inaceptable. Nieva-Fenoll debe publicar en sitios como Público que no tienen interés alguno en mantener ninguna reputación ya que su objetivo es, simplemente, dar publicidad a mensajes que benefician las causas del empresario que lo sostiene. Entiendo que no es el caso de Agenda Pública. Desde luego, yo no permitiría publicar en Almacén de Derecho a un tipo que dice que lo de Alsasua fue “una pelea de bar, con los añadidos ideológicos que se quieran, pero pelea de bar al fin”
Debe haber alguna posibilidad de distinguir los textos que analizan cuestiones de actualidad e interés público de los panfletos con agenda política firmados por académicos. Nieva-Fenoll usa su cátedra al servicio de una agenda política bastante deleznable. ¿Por qué habría de tener cobijo bajo un sitio web que pretende tratar las cuestiones de actualidad desde una perspectiva mínimamente académica?
Los dos últimos párrafos no habrían pasado ningún filtro, ni siquiera uno para capturar tiburones. No creo que haya nadie entre los editores de Agenda Pública que se lo haya leído. Es cierto que el Derecho Procesal, en España, no ha tenido nunca tanto prestigio en las facultades de Derecho (la culpa es de los capos de la asignatura en la postguerra) como para que no se colasen en las cátedras tipos como éste, pero los colegas de Nieva-Fenoll no merecen que se sepa que es Catedrático de Derecho Procesal. Tener un colega que dice estas cosas (pongo en negrita las fantasías animadas del sr. Nieva-Fenoll) es, como en el chiste, para cambiarse la tarjeta de visita y decir que uno toca el piano en un prostíbulo
Y en ese punto se queda la sociedad sin entender qué sucede. Urdangarín gozando de su libertad hasta antes de ayer con una pena de siete años. Los condenados de Alsasua en prisión por una pelea de bar, con los añadidos ideológicos que se quieran, pero pelea de bar al fin, y desde luego no terrorismo. Los reos del caso “procés” en prisión por un supuesto delito de rebelión difícilmente concebible sin violencia. Y ahora unos condenados por abuso sexual en grupo, en libertad. No es extraño que el ciudadano no entienda absolutamente nada.
Actualización: Nieva sigue diciendo sandeces en el mismo periódicoLas instituciones deben, no sólo explicar a la ciudadanía que la pena no es un castigo, sino más bien un tratamiento sólo para quien se sospecha que puede volver a delinquir, a fin de rehabilitarlo, pero que la privación de libertad es quizás inútil en otro caso. Asimismo hay que hacer entender que la prisión provisional es una medida extrema, subsidiaria de las que debieran ser absolutamente preferentes -como ocurre en otros países- si se dispusiera de los medios adecuados: el arresto domiciliario y las pulseras telemáticas. Pero no sólo es la ciudadanía la que debe, por fin, aprender algo de derecho. También es la formación de jueces la que debe mejorar sustancialmente en varios terrenos. Y créanme que lamento decirlo.
1 comentario:
Gracias Jesús. La verdad es que tenemos unos cátedros en procesal que dan una tristeza y en ocasiones vergüenza, es complicado explicar a terceros que son los capos de tu disciplina y que se equivocan de medio a medio, hasta el punto de que si pusieran estas cosas en exámenes de grado me los cargaría... Empezando por Alonso-Cuevilla. Yo creo que debería ser causa de expulsión de cuerpo decir ciertas barbaridades. O temporada, o mores!
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