sábado, 21 de marzo de 2020

La historia de un cirujano innovador contada por Anton Howes




Alanson inventó un nuevo método para proceder a la amputación de miembros de gran éxito en la reducción de las muertes que acompañaban, a menudo, a dichas operaciones. Alanson se quejaba de "la lentitud con la que se adoptan las mejoras más valiosas". Dice Howe que la mayor innovación de Alanson se refirió a la organización de los hospitales
En el siglo XVIII, los hospitales públicos eran considerados a menudo más como estaciones de cuarentena, o lazaretos, que como centros de tratamiento,
ya que las infecciones intrahospitalarias se llevaban más enfermos al otro barrio que los que se curaban. Alanson no entendía cómo se propagaban los gérmenes pero
creía que los aires nocivos eran una causa de enfermedad - su horror al hedor y la putrefacción, o "efluvios insalubres", le bastaba para recomendar importantes mejoras. Cada sala, decía, debería ser limpiada de pacientes cada cuatro meses, para ser "raspada, blanqueada y todos los demás medios necesarios para la purificación del aire". Para ello, era necesario mantener al menos una habitación libre en todo momento - como la rotación de cultivos, pero para los hospitales. "Un hospital", decía, "no debe estar nunca abarrotado por ningún motivo".
Y aunque la “teoría” que tenía detrás no era correcta, como “heurística”, el horror de Alanson a la suciedad le indujo a adoptar decisiones correctas
… los pacientes gangrenados eran los más aislados, y los que se sometían a una operación eran puestos en las habitaciones más ventiladas. Si una enfermera no ventilaba suficientemente su sala abriendo las ventanas, debía pagar una multa…. Y, por supuesto, estaba el lavado. … Los nuevos pacientes, especialmente los que venían de barcos, cárceles, sótanos o casas de trabajo, o que simplemente tenían ropa sucia, debían ser desnudados, lavados y vestidos antes de ser admitidos en la sala. Sus ropas viejas debían ser desinfectadas horneándolas en un horno especial y devueltas al ser dadas de alta. Y había que lavarse regularmente las manos, e incluso los pies: "Que las enfermeras vean que las manos y la cara de cada paciente se lavan todas las mañanas; y los pies una vez a la semana"

Anton Howes Age of Invention: Wash your Hands!

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