lunes, 10 de febrero de 2025

La conjura contra España (CXII): no tomarás en vano las agresiones sexuales

Kühn

Para que la conducta de Rubiales fuera merecedora de pena como agresión sexual (art. 178 del Código Penal) sería necesario (además de la falta de consentimiento y el contenido sexual de la conducta de Rubiales) que Rubiales hubiera actuado con dolo porque

"no se castigan en nuestro Código Penal las agresiones sexuales imprudentes. No hace falta que el autor tenga el ánimo “lascivo, lúbrico o libidinoso” que exigía una jurisprudencia hace ya tiempo superada, pero sí que el agresor sepa que realiza un acto sexual y que el mismo no es consentido, sin que sea suficiente con el hecho de que debería saberlo. La retransmisión mundial en directo del beso será esgrimida en su caso por la defensa para la negación de tal conciencia"

Juan Antonio Lascuraín, EL PAÍS 23 de agosto de 2023. 

Las agresiones sexuales se cometen en la oscuridad o tras una puerta cerrada. Nadie comete una agresión sexual delante de las cámaras y 400 millones de espectadores a no ser Kim Yon Un, Xi Jinping o Vladimir Putin. Rubiales no llega a esos extremos. De modo que hay que entender que, como mínimo, el patán Rubiales actuó bajo un error sobre el "hecho constitutivo de la infracción" (art. 14.1 CP) porque creyó indebidamente que Jenni Hermoso consintió. Como era un error vencible, se le podría castigar a título de imprudencia, pero, como recuerda Lascuraín, las agresiones sexuales solo se castigan a título de dolo. 

Y respecto de la coacción, esperemos que todo el mundo se acuerde de la ignominiosa jurisprudencia alemana que condenó por coacciones a los manifestantes pacifistas que se tumbaban delante de los camiones que trasladaban misiles norteamericanos de un lugar a otro de Alemania en los años ochenta. 

Los abogados de la acusación y la fiscalía están montando un circo. 

¿Quién va a pagar los costes de todo este circo? Y no me refiero a los económicos, sino a los costes sociales de reputación de la Ley. 

¿Quién va a aceptar de buen grado que se recorte la acción popular o que se ponga al fiscal al frente de la instrucción de los asuntos penales tras observar que la fiscalía participa en el circo? 

Pero, sobre todo, ¿qué precio van a pagar las mujeres como consecuencia de esta trivialización de la protección penal de su libertad sexual? ¿Cuántos agresores sexuales se ampararán en este circo para decir que su caso es como el de Rubiales? 

Asistimos a una reacción en EE.UU. y en Europa frente a los excesos de la progresía woke en este y muchos otros asuntos. La reacción será tanto más brutal cuanto más frecuentemente se organicen circos como este. Los funcionarios del grupo A de la Administración General del Estado no deberían prestarse a participar en ningún circo promovido por los políticos. Son gatekeepers del respeto a la Ley y al Derecho. 

Lean esta magnífica columna de Savater.

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