martes, 1 de julio de 2025

Bajo la sombra del Vesubio

 


Dejemos algo a nuestro paso con lo que podamos demostrar que hemos vivido 

Plinio, el joven


Es un buen libro. Muy trabajado. Muy bien escrito. La parte inicial - huida de Pompeya - y la parte final - legado imperial de Trajano - son las más interesantes. Se lee con facilidad y se aprenden cosas. Por ejemplo, yo no sabía que sine ira et studio no significa 'sin sesgos y con esfuerzo o trabajo', sino "sin sesgos ni intenciones ocultas". Lo que cuenta sobre los emperadores bajo los que vivieron los Plinios no tiene especial interés para el lector algo 'experto'. Y las cosas de Plinio el Viejo y Plinio el joven (tío y sobrino) que interesan a la autora no son las más interesantes para un lector del siglo XXI que no sea un estudioso de las civilizaciones de la Edad Antigua. Por ejemplo, apenas presta atención a la aportación más vigente de Plinio el Joven sobre los problemas del sistema de votación para agregar preferencias. Y de Plinio el Viejo, la autora se extiende en explicarnos las más fantásticas "teorías" de este naturalista romano sobre las enfermedades y los remedios que, lógicamente, carecen de interés hoy. Pero el retrato psicológico que hace de Plinio el Joven sí que lo tiene. Sobre todo si uno ha leído recientemente una biografía de Buffon. ¡Esa obsesión por la posteridad!

… Furioso, escritor nocturno, Plinio el viejo tenía la suerte de poseer lo que su sobrino llamaba “un intelecto afilado, una concentración, sin parangón y una formidable capacidad para permanecer despierto”... La idea deprimente de haber vivido ya la mayor parte de su vida, se apoderó de (Plinio el Joven) de repente, al oír que el último Consul de Nerón había muerto. Silio Itálico, el poeta de la guerra púnica se había dejado morir de hambre a la edad de 75 años tras desarrollar un tumor incurable. Plinio nunca había tenido en demasiada estima su poesía (“más diligente que inspirada”), ni su afición a comprar nuevas propiedades y llenar las de tesoros para dejar pudrirse las antiguas.

En su tarea como legado imperial en el Mar Negro 

Hasta que Plinio no siguió avanzando hacia el este e internándose en el corazón del viejo Ponto, no tuvo ocasión de contemplar por sí mismo los peligros que entrañaban dichos grupos.… Nada de lo experimentado hasta entonces, ni allí, ni en Roma, podría haberlo preparado para lo que ahora tuvo que afrontar. Como si salieran de la nada, empezaron a llegarle acusados de cristianos. Y aparte Plinio había oído hablar de algunos judíos que habían sido expropiados y desterrados de por vida, pero aquella era su primera experiencia personal con los cristianos.… Los romanos no distinguían a los cristianos de los judíos. Después de todo, Pedro animaba a los gentiles a seguir la ley judía. El cristianismo era aún joven y seguía siendo un misterio… Domiciano condenó a muerte en Roma, su propio primo, bajo la sospecha de ateísmo, es decir, de haber adoptado la fe judía o cristiana, que implicaba considerar a los dioses romanos como falsos, por lo que la acusación de ateísmo estaba justificada. 

 Este párrafo me interesa porque pone de relieve que, cuando surgía una 'herejía' o una 'nueva religión' era muy difícil para las sociedades antiguas distinguir si estábamos ante una u otra o, simplemente, ante una forma particular de adorar al mismo Dios. No sé dónde leí que los visigodos españoles tardaron siglos en darse cuenta de que los invasores procedentes del norte de África en el siglo VIII no eran cristianos. Creían que el mahometanismo era una forma particular y oriental de cristianismo. Pues bien, algo parecido pasó en el siglo I con los primeros cristianos. Los romanos tenían dificultades para distinguirlos de los judíos: 

 Hubo un pavoroso incendio en Nicomedia. Cuando Plinio se enteró de lo ocurrido trazó un Plan para establecer un cuerpo de 150 bomberos… Trajano no quedó convencido. Bastaría con dotar a los bitinios con el material adecuado y enseñarles a usarlo. Pues cuando las gentes se unían en un propósito común, decía Trajano, podían formar asociaciones políticas hetaeriae  

Este pasaje hace referencia a la obsesión de Trajano por evitar que se formasen grupos que pudieran coordinar un levantamiento contra el poder de Roma. Tal obsesión le llevó a prohibir las brigadas de bomberos y, por supuesto, a mantener la prohibición de constituir corporaciones - collegia - que había impuestos Augusto.

A los ojos de Plinio, aquella exhaustividad era una virtud, porque garantizaba tocar todos los aspectos importantes de un caso y llevaba a conseguir que se hiciera justicia. Para otros, en cambio, su aproximación minuciosa, revelaba cierta ceguera, una falta de instinto y una incapacidad para llegar al meollo de la cuestión solo por intuición. Marco Aquilio Régulo, uno de los contemporáneos de Plinio, en el tribunal de los centunviros, quiso burlarse de él: “tú crees que hay que tratar todos los ángulos? De un caso? Yo me lanzo a la yugular en cuanto la veo”.” Pero lo que uno cree que es la yugular bien podría ser la rodilla o el tobillo“, le respondió Plinio con ingenio.“Yo no sé ver la yugular“, continuó con más orgullo que embarazo. “Así que lo intento todo, lo indago todo y no dejo una sola piedra sin levantar, como dicen los griegos

La autora expone bien la contraposición entre los "estilos" jurídicos de Plinio y Régulo (un tipo deleznable al parecer). Me resulta muy 'moderna' la idea de Plinio de que nos aproximamos a la Justicia cuando examinamos "todas las circunstancias del caso". Y la frase en negrita me parece de lo más citable cuando se abordan problemas de interpretación y aplicación del Derecho. 

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