@thefromthetree
En esta entrada de su siempre interesante blog, Lorenzo resume algunos pasos del libro de Robert Kelly, The Lifeway of Hunter-Gatherers: The Foraging Spectrum, 2013, en particular los distintos plausibles efectos de la transmisión cultural de padres a hijos respecto a la transmisión cultural “horizontal” esto es, la que se produce a través de la socialización de los niños con sus iguales, con sus compañeros de juegos. Ambas son las dos vías dominantes de transmisión de cultura y lo interesante es que parecen generar patrones bastante diferentes porque los padres – sobre todo las madres – son “predecibles y constantes” en su provisión de recursos y atención.
Se ha argumentado que los niños criados por sus padres aprenden que "los recursos y bienes deseables son limitados y difíciles de obtener". También se puede esperar que tiendan a ser asertivos e independientes, centrándose en el uso de los conocimientos del terreno y la tecnología para obtener recursos en lugar de recurrir a favores sociales. En las sociedades nómadas, los niños tienden a “restar importancia a la competencia entre hombres y se centran más en la manipulación del medio a través de la tecnología". Es razonable esperar que los niños criados por sus padres muestren una mayor varianza dentro del grupo en cuanto a creencias y comportamientos.
Pero si a uno lo crían sus iguales – sus hermanos, primos y otros niños del poblado – los resultados podrían ser diferentes. El niño se socializa en
un grupo en el que hay menos diferencias de estatus y poder que las que hay en las interacciones entre padres e hijos. Los niños aprenden que hay "muchas fuentes de alimento y deseos diferentes a los de sus padres". Los niños criados por sus pares aprenden a relacionarse socialmente (quiénes son los otros, qué tienen, qué disposición muestran hacia nosotros); que los recursos se adquieren manipulando las relaciones sociales. Aprenden que "los recursos no son escasos y pueden adquirirse mediante la persuasión".
Y la varianza es menor.
¿De qué depende que a uno lo críen sus pares o sus padres? De la actividad de los padres. Por ejemplo, el paso del nomadismo al sedentarismo obliga a los adultos a realizar viajes más largos para encontrar alimento y a una mayor intensidad en el procesamiento de estos por parte de las mujeres lo que “genera una menor atención de los padres a los hijos y una consecuente mayor crianza por los pares. Lo interesante de este cambio es que, una vez que se produce la sedentarización, el cambio cultural puede ser muy rápido.
También es interesante notar que “la educación por tus pares suele tener efectos muy diferentes en los niños y las niñas”.
A las niñas se les asigna típicamente actividades de cuidadoras, lo que contribuye a que "tengan actitudes que favorecen la crianza y los comportamientos prosociales... [y] se muevan en espacios más restringidos".
El hecho de que los padres (varones) estén ausentes durante largos períodos de tiempo "se asocia con niños que tienen malas actitudes hacia las mujeres, que son agresivos y competitivos con otros hombres y que, cuando crecen, prestan poca atención a su descendencia, lo que fomenta la continuación de la educación por los iguales pares".
El sedentarismo hace que los grupos de compañeros varones adolescentes tengan mayor importancia en la vida social de sus miembros que se refleja en que hay iniciaciones a la vida adulta más violentas y castigos más severos:
"Estos grupos competitivos definen el éxito de un muchacho en la vida más que en las sociedades móviles donde, presumiblemente, los padres están presentes con mayor frecuencia".
¿Qué efectos tiene la mayor o menor presencia del padre en el período de crianza?
"cuando los hombres pasan mucho tiempo con su descendencia y cooperan en la crianza de los hijos, hay menos énfasis cultural en la competencia".
Por el contrario, si los hombres pasan más tiempo lejos de los niños, "hay una separación física general de las tareas masculinas y femeninas, y se fomenta la competencia entre los hombres"… "Parcialmente como respuesta al comportamiento masculino, las muchachas criadas por sus iguales muestran expresión de interés sexual y son activas sexualmente a una edad más temprana, mientras que también muestran actitudes negativas hacia los hombres y una pobre capacidad para establecer relaciones a largo plazo con un varón".
Y en general, en las familias monoparentales, parece obvio que “uno solo de los progenitores “tiene claramente menos posibilidades de contrarrestar la influencia de los compañeros que los dos”. Quizá – concluye Lorenzo – la obsesión de los padres por elegir escuela para sus hijos – y la segregación social que esta elección provoca – se explica porque pretenden asegurar que sus hijos “tengan un grupo de compañeros de mejor calidad”
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