En esta charla TED el periodista-economista Tim Harford explica el concepto que el llama “slow-motion multitasking”. Como da gusto oírle, no voy a resumir la charla. Sólo quisiera señalar que parece un rasgo común a los grandes científicos y artistas desarrollar varios proyectos simultáneamente, de manera que sí, se podría decir que los grandes eran también grandes “multitareas”. Estamos hartos de oir, sin embargo, que realizar varias tareas a la vez reduce la concentración y la eficiencia, esto es, nos vuelve más “tontos” no solo en la solución del problema que abordamos sino en el futuro desempeño de nuestra cabeza. Debo decir que soy escéptico al respecto. Pero, en todo caso, la charla de Harford – que es muy ingeniosa no se corresponde con su título.
Uno no puede aumentar su creatividad, es decir, la capacidad de originar en nuestra mente ideas nuevas y valiosas (recuerden la definición de inteligencia de Piaget: aplicar soluciones viejas a problemas nuevos). Suelo decir en broma que uno puede tener una y como máximo dos grandes ideas en su vida. Y si se repasa la lista de los que uno más admira en ese sentido, se comprobará que todos sus trabajos por lo que obtuvieron el máximo reconocimiento y que hicieron avanzar el conocimiento de la Naturaleza y de la naturaleza humana se concentran en una o dos grandes ideas de las que sus muchos hallazgos son aplicaciones o variaciones. Coase es mi ejemplo favorito pero Adam Smith – véase el libro de Hirschman) – es otro buen ejemplo.
La brillante exposición de Tim Harford sería más convincente si en lugar de decir que, emprendiendo varios proyectos simultáneamente y pasando de uno a otro sin solución de continuidad y volviendo al primero de ellos, podemos maximizar nuestra creatividad, dijera que podemos incrementar nuestra productividad. Trabajar en varios proyectos a la vez, por las razones que explica en su charla, nos hace más productivos al evitar que perdamos el tiempo lo que ocurrirá indefectiblemente si nos dedicamos en exclusiva a un proyecto. Cambiar de tarea es la única forma de descansar sin perder el tiempo. Y no, Darwin no trabajaba sólo cuatro horas al día. Trabajaba como un mulo, pero no estaba catorce horas al día atado a un molino.
Curiosamente, parece que los "grandes" pensadores tenían en común tres características. Una, que trabajaban en varios proyectos a la vez, pasando de uno a otro como una forma de descansar; otra, que usaban el paseo como una forma agradable de concentración. Los paseos de Adam Smith, de Kant, de Darwin y, ahora descubro, de Hobbes fueron resaltados por todos sus biógrafos. A Adam Smith, las caricaturas de la época lo representan paseando embebido en sus pensamientos en una burbuja y es archiconocido que se pasó la vida reescribiendo sus dos únicas obras y que ordenó la destrucción de todos sus trabajos inacabados. A Kant lo llamaban el "relojero" por su rígido horario de paseo. En el caso de Darwin, hay un camino que lleva su nombre en Inglaterra. Y la tercera, que utilizaban alguna técnica para evitar no perder ideas. En el caso de Hobbes, su biógrafo Aubrey (apud Fernando Vallespín, Política y verdad en el Leviatán de Thomas Hobbes, p 51) cuenta que
Hobbes decía que algunas veces fijaba sus pensamientos mientras investiga y reflexionaba... siempre siguiendo la regla de abarcar varias cuestiones a la vez durante un tiempo - es decir, una semana o a veces dos -. Caminaba mucho y reflexionaba; y en el mango de su bastón llevaba una pluma y un tintero, y siempre portaba en un bolsillo un libro de notas, de modo que en cuanto saltara una idea la introducía enseguida en el cuaderno, no fuera quizá a perderse. Había dividio el diseño del libro en capítulos, etc., de forma que sabía más o menos dónde deberían encajar. Así se hizo ese libro (el Leviatán).