domingo, 31 de diciembre de 2023

Ascarelli: Antigona y Porcia


foto: JJBOSE 

La ley de Creonte (que prohibía a Antigona enterrar a su hermano Polinice) no responde sólo a las necesidades humanas del Estado; había sido promulgada previamente y respetando el límite de la irretroactividad; había sido dictada en el ejercicio de una soberanía reconocida como legítima; se funda en la contraposición humana entre el enemigo de la ciudad y el que la defiende. 

Pero a la ley humana de Creonte, Antígona opone una ley superior, las leyes superiores y no escritas que Creonte no puede derogar. A la diferencia humana entre defensor y enemigo de la ciudad, Antígona opone la igualdad de todos los hombres en la muerte. 

... ambas argumentaciones tienen fundamento pero se mueven en planos diferentes. Y reproducen la discusión argumentativa de los juristas. De un lado el derecho positivo... del otro, la voz de la conciencia...  

El pensamiento jurídico ha tratado de resolver la contradicción... negando la calificación como jurídica de la norma injusta... El diálogo entre Creonte y Antígona se convierte entonces en uno sobre la evolución del Derecho... donde las exigencias de la conciencia se traducen en exigencias de reforma o revolución jurídicas... el derecho natural no se contrapone al derecho positivo en abstracto, sino que representa, respecto de cualquier derecho positivo, su superación

Ascarelli contrapone la suerte de Antígona y Sócrates. Creonte deroga la norma, pero demasiado tarde para Antígona. Sócrates se niega a huir y acepta que se le aplique la ley. Pero hay una diferencia: la norma que quebranta Antígona es injusta. La que condena a Sócrates, no. Simplemente, se ha aplicado indebidamente. 

Luego, Ascarelli contrapone a Antígona el personaje de Porcia, el doctor en Derecho de Padua que salva a Antonio de que Shylock le arranque el corazón en cumplimiento del contrato en El Mercader de Venecia de Shakespeare: 

Podría decirse que al puritanismo calvinista de Antígona se contrapone la habilidad de Porcia, probabilística e incluso tal vez moralmente ambigua. La muerte de Antígona, que sólo con su propio sacrificio afirma el triunfo de su verdad, se contrapone al triunfo humano de los intereses, defendidos a través de una interpretación que triunfa victoriosa y que se presenta como una actividad profesional remunerada... 

Porcia afirma la validez del préstamo; no se rebela ni lo tacha de usurario. Pero lo interpreta; e interpretándolo lo reduce a la nada. La ley positiva queda salvada pero a costa de superarla; el problema no es el de la legitimidad de la ley, sino su alcance exacto; el imperativo ético que condenaría una ley semejante se sustituye por un juego más sutil... en el que la sonrisa ocupa el lugar de la tragedia. 

En la obra de Shakespeare, la aplicación de la norma conduce, simplemente, a que unos intereses humanos contrapuestos a otros, prevalezcan gracias a una interpretación "farisaica" del contrato que se atiene a su tenor literal, a la letra del pacto "para excluir la posibilidad, literalmente no mencionada, de hacer correr la sangre? 

El Dux acepta la segunda interpretación... y con ello se condena implícitamente el pacto, tan reducido a la nada a través de un artificio interpretativo que extrae su verdadera fuerza de convicción de una necesidad moral... la contraposición entre la exigencia de seguridad jurídica reclamada ferozmente por Shylock y la de una adecuación de la norma a valoraciones morales.

Tulio Ascarelli, Antigone e Porzia, Riv. Int. Fil. Dir. 32(1955) 

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