foto: JJBOSE
Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad.
Sir Arthur Conan Doyle
En una entrega anterior expliqué el racismo del nacionalismo catalán y la espiral de estupidez malvada en la que se han metido los catalanes, desde los rectores a la última alcaldesa de la Barcelona profunda. Los resultados PISA de Cataluña han sido escandalosos y las malas noticias se acumulan. Ahora tenemos nuevas sobre el comportamiento demente de los nacionalistas catalanes con la comisión del Parlamento Europeo que ha venido a ‘visitar’ dos colegios catalanes (aquí, aquí y aquí). Todas estas noticias refuerzan la conclusión de que el PSOE, en lugar de “estar enfrente” de los racistas xenófobos – sanchez dixit –, ha decidio abrazarlos con fuerza y comprensión.
Pero el escándalo catalán ha ocultado el más grave: el crimen que los nacionalistas vascos están cometiendo contra sus alumnos, de nuevo, en el altar de la nación vasca.
¿Cómo calificar un sistema educativo que discrimina a la mayoría de su población obligándole a aprender en una lengua inútil, dificilísima, minoritaria, que carece prácticamente de literatura no religiosa y que dejó de hablarse en buena parte del territorio de la Comunidad Autónoma hace más de cien años en lugar de utilizar la lengua materna de la inmensa mayoría de la población que es, además, la oficial del Estado y la segunda del mundo según ese criterio?
Hay que calificarlo de racismo y discriminación de los más vulnerables. Pero los vascos, más del 70 % de los vascos votan sistemáticamente por opciones políticas racistas, que justifican la discriminación y el asesinato de los rivales políticos. Eso ya no tiene remedio. El nacionalismo ha enloquecido a los vascos. Eran una sociedad enferma y ahora se encuentran al borde de la muerte. Procede aplicar cuidados paliativos e invitar a los que quedan sanos a salir de allí antes de que se contagien.
El País Vasco gasta más que nadie en educación, tiene los niveles más altos de alumnos en preescolar, tiene la menor tasa de abandono escolar. Sus maestros ganan más que los del resto de España (como todos los funcionarios, claro) y los resultados PISA han confirmado que sus alumnos son los más retrasados. Lo explica Ricardo Arana. En lectura, por ejemplo, “solo un estudiante por cada ocho supera el nivel bajo”. Es decir, solo uno de cada ocho vasquitos sabe leer correctamente. Solo uno tiene el nivel de ciencias “avanzado” “por cada siete en el inicial”. Los vasquitos son muy nacionalistas pero muy ignorantes. Y en matemáticas, sólo hay un alumno “excelente” por “casi cinco en los niveles bajos de rendimiento”. Gastando casi el doble por alumno que en otras regiones. Sigue Arana:
En esta última edición de PISA, solamente el 32% de los estudiantes escogió la lengua vasca para realizar las pruebas, en su inmensa mayoría porque esta es su lengua materna. Pero pese a que el euskara no llega a ser la primera lengua más que de un tercio del alumnado, es la única que vehicula los aprendizajes de casi tres cuartas partes de los estudiantes, la única válida para relacionarse con sus profesores y la única cuyo uso y conocimiento se estimula.
Esos datos exageran la situación del vascuence. En realidad, solo el 20 % de los niños y jóvenes de las vascongadas tiene el vascuence como lengua materna. El número sube a casi un tercio porque se añaden los que son ‘maternalmente’ bilingües. ¿Pueden imaginarse mayor discriminación que obligar a las tres cuartas partes de los alumnos a aprender matemáticas, historia o ciencias en una lengua que no es la suya y que no hablan fuera del colegio y hacerlo por razones políticas?
Y, descartadas todas las posibles causas de este fracaso, sólo queda la verdadera: los nacionalistas han sacrificado el interés de los alumnos en el altar de la construcción de la nación vasca. Y el PSOE, como en Cataluña, ha sido cómplice. ¿Quién está pagando la enorme factura que el nacionalismo del PNV y los herederos de ETA están pasando a través de la escuela? Naturalmente, los más pobres. Ese tercio de los niños que son hijos de inmigrantes latinoamericanos, magrebíes y subsaharianos. Porque los nacionalistas son racistas y la suerte de esos les importa un bledo. Los nacionalistas vascos – recuerden, el 80 % de los votantes – se han endurecido gracias al terrorismo. Tragan con todo y no creen que hayan construido una sociedad racista y despiadada con los valores trastocados donde se ensalza a los asesinos y se los coloca en las listas electorales, donde – como decía Ricardo Dudda el otro día – los cargos públicos no condenan a ETA, no porque tengan miedo de que ETA los mate, sino porque tienen miedo de no ser reelegidos por sus paisanos racistas si lo hacen.
Los nacionalistas están convirtiendo a nuestros adolescentes en unos desgraciados:
En efecto, teniendo España en PISA 2015 el valor más alto de todos los países participantes (0,47) en el índice de pertenencia a la escuela, el de Cataluña quedaba significativamente por debajo (0,18).Comparando después los valores del índice por CCAA, encontramos que eran sistemáticamente menores en las bilingües que en las monolingües. Nuestra primera hipótesis fue la diglosia hogar-escuela(considerada en el plano individual, como vivencia del alumno cuya lengua doméstica es distinta de la escolar). Para su contraste, hubimos de tener en cuenta la investigación precedente sobre los determinantes del SdPE. Analizando los datos de PISA, encontramos que los datos obligaban a descartar la hipótesis de la diglosia escuela-familia pero encajaban muy bien con un hecho más simple, la escolarización en una lengua regional
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