lunes, 31 de diciembre de 2018

A caballo regalado, le miramos el diente

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Carlos Domínguez describe su experiencia en Kenya, donde visitó algunos poblados en los que la organización Give Directly había entregado cantidades de dinero a fondo perdido a sus habitantes como parte de una política de ayuda al desarrollo que considera que esta es la forma más eficiente de mejorar las condiciones de vida de la gente en los países más pobres. Lo más interesante es su narración acerca de que la gente desconfía de los regalos (no solo los troyanos respecto de los de los griegos).

La gente puede ser -comprensiblemente- escéptica del dinero regalado. Como mencioné, visitamos una aldea que previamente había rechazado a Give Directly (GD). Para que se entienda: GD intenta empezar a trabajar en un grupo de aldeas de la misma zona al mismo tiempo. Antes de que GD pueda comenzar a inscribir a las personas, es necesario que éstas representen al menos al 75% de la aldea, lo que se hace a través de una reunión de los aldeanos. Los agentes de GD no van de casa en casa sin alcanzar este umbral del 75% porque sería demasiado costoso tener que explicar una y otra vez qué es GD y por que regala dinero.

En una aldea concreta de Kenia, la llegada de GD vino acompañada de toda clase de rumores fantásticos acerca de que GD tenía lazos con los Illuminati o con el diablo, y si se aceptaba el dinero de GD entonces sus hijos morirían, etc. Así que la mayoría de los habitantes de la aldea no asistieron a las reuniones y finalmente GD renunció a incluirla entre las destinatarias de sus fondos. Sin embargo, las demás aldeas de la zona recibieron los fondos sin problemas. El líder de la zona ("jefe adjunto") se dio cuenta de que a las aldeas que recibieron los fondos les fue mucho mejor que a las que no, de modo que escribió a GD con una lista de personas pobres de la aldea que había rechazado los fondos y le preguntó si al menos esas personas podrían recibir fondos.

GD tenía que seguir el protocolo del 75%, pero accedió a intentar volver a incluir a la aldea en su programa si el jefe adjunto ayudaba a conseguir la participación de sus habitantes. Esa es la reunión a la que asistí. El jefe adjunto, un tipo imponente vestido de camuflaje, con un bastón negro y bigote militar, le dio una charla a los aldeanos y luego cedió la palabra al representante de GD. Fue todo un espectáculo. El oficial de GD se enfureció y gesticuló como un vendedor de televisión, porque resulta que incluso los receptores (potenciales) necesitaban ser convencidos para aceptar dinero regalado. Durante el período de preguntas y respuestas, una señora preguntó sobre un rumor muy complejo que escuchó, en el que el teléfono móvil que GD te regalaba comenzaba a hablarte espontáneamente en medio de la noche, y te decía que serías visitada por un animal, y que si golpeabas al animal no se defendería, y que cuando lo matabas para comértelo se convertiría en tu marido. En realidad no pude escuchar la respuesta traducida -Erick se había levantado para dar una vuelta, ya que era de noche y hacía bastante frío- pero supongo que GD tenía que explicarle que no estábamos tratando de engañarla con magia para que matara a su marido.

Anne Applebaum, en Iron Curtain, p 227 cuenta que algo parecido ocurrió en Hungría en 1945 cuando los soviéticos impusieron una reforma agraria que implicaba expropiar todas las fincas de cierto tamaño y entregarlas a campesinos sin tierra. Algunos campesinos – en un mundo casi feudal como era el rural húngaro – rechazaron el regalo:

Muchos campesinos agradecieron a los comunistas las nuevas tierras. Pero muchos se sintieron incómodos al recibir algo que era propiedad de otros, particularmente porque el clero a menudo predicaba en contra (las tierras de la Iglesia húngara habían sido expropiadas). Los campesinos húngaros todavía tenían malos recuerdos de la revolución comunista de Béla Kun de 1919 y, al igual que los polacos, sabían algo de lo que había ocurrido en Ucrania (colectivización y hambrunas provocadas por Stalin y el gobierno soviético).... En algunos pueblos.... nadie quería las tierras, en cuyo caso <<< estábamos seguros de que había un sacerdote reaccionario en ese pueblo>>>

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