La izquierda española no tiene quien le escriba. No hay ni un solo escribidor con altura intelectual que nutra los programas de los partidos de la izquierda española. EL PAIS, que era la “revista” donde estos intelectuales escribían, es ahora el diario populista-feminista-posmoderno de la mañana, más próximo a ctxt que a sus homólogos europeos o norteamericanos. De hecho, que Pepe Fernández-Albertos haya pasado de escribir en eldiario.es o ctxt a hacerlo en EL PAIS es una prueba de tal evolución. Sólo nos falta que vuelva Sánchez Cuenca.
Pero esta columna de Fernández-Albertos (en adelante, Pepe) es muy significativa por lo que tiene de “manifiesto”. A Pepe lo situábamos entre el PSOE y Podemos pero con ideas propias y capacidad crítica de la deriva de la izquierda. Eso sí, militante (nunca criticar a los nuestros si puede entenderse como signo de debilidad por el adversario y feroz crítica de las “derechas” que incluye a cualquiera que no esté en el ala izquierda de la socialdemocracia o en el comunismo, populismos, nacionalismos etc). Esta columna lo sitúa – no es raro que sea Errejón el que la ha retuiteado – claramente en el populismo que Errejón intentó que representara Podemos y que, convertido éste en un partido leninista al servicio de Iglesias, se ha trasladado a eso que se llama “Más Madrid” y que, parece, se convertirá en un “Más país” o “Más Estado” porque no creo que se les ocurra llamarlo “Más España” (aunque quizá sí, “Más Españas”).
Un breve repaso por la columna de Pepe muestra una asombrosa correlación con las ideas expresadas por Errejón hace unos años y que tuve la paciencia de comentar en otras dos entradas. Dice Pepe que la crítica que ha arreciado en los últimos años a las izquierdas por perseguir “políticas de identidad” (Lila) no están justificada. A la izquierda no le queda otra – dice Pepe – que hacer políticas de identidad si quiere gobernar (gays, asturianos de la llingua, baleares de mes, feministas radicales, mensajeros de glovo…). Porque no hay “un solo ejemplo de éxito de un partido que haya renunciado a estas políticas de identidad?” Y la razón de esta falta de éxito es que en las sociedades modernas no hay demanda de las políticas de izquierda. Rectius, no hay demanda de “políticas netamente de izquierdas” que sean “mayoritarias”. Como yo sugería - leyendo a Errejón - el problema del populismo es que las clases medias no se van a dejar llevar por las “políticas netamente de izquierdas” de manera que hay que engañarlas – como se hizo en Venezuela – para que se sumen al grupo hegemónico y abandonen su obsesión – la de las clases medias – por avanzar económicamente y premiar el mérito y la capacidad. Y el PSOE y Podemos o MásEspañas, para ser mayoritarios, necesitan, o bien fidelizar a las clases medias, o bien agrupar a todas las “identidades” que pululan en la sociedad española en los términos que tan plásticamente ha descrito Mark Lilla en relación con el Partido Demócrata en los EE.UU. Con poco éxito, por lo que se ve.
Pero lo más siniestro de la columna de Pepe no es que reconozca, como ha hecho el PSOE, que su camino hacia el poder pasa por aliarse con los nacionalistas que, claramente ya, solo buscan la desaparición de la nación española tal como se articuló en la Constitución de 1978, sino que, en la línea totalitaria de Errejón, pretende imponer a toda la sociedad española unas políticas que ésta no desea por el camino de una hegemonía lograda a base de atender a las peticiones peculiares de cada tribu o subgrupo social que no esté ligado claramente a la derecha (lo que excluye de esta coalición a los católicos y a los liberales, básicamente). Exactamente lo mismo que escribió Errejón. Sólo que Pepe, que es padre de dos hijos, prefiere imaginar que son los verdes alemanes y no los bolivarianos del Caribe los que pondrán en práctica esas políticas de “más igualdad, más apertura y más democracia en unas sociedades diferentes”.
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