jueves, 4 de enero de 2024

El rescate de Siemens-Gamesa por la República Federal Alemana no es justo ni necesario

Foto: JJBose

En un reciente post del blog del European Corporate Governance Institute, Horst Eidenmüller y Javier Paz Valbuena han publicado un artículo sobre el rescate, por valor de 7.500 millones de euros. Los autores argumentan que ese rescate no debió haberse producido.

Siemens-Gamesa es una filial indirecta del grupo Siemens, es decir, ‘cuelga’ de Siemens Energy que es una sociedad independiente pero cuyo accionista más importante – con el 25.1 % – es Siemens AG. Como todo el mundo sabe, Siemens Gamesa está sufriendo mucho y está en proceso de reestructuración con pérdidas para el 2023 de más de 4.000 millones, en parte, por problemas de calidad en sus turbinas. El plan de reestructuración prevé volver a la rentabilidad en 3 años.

En noviembre de 2023, el Gobierno alemán aceptó garantizar los productos vendidos por Siemens-Gamesa hasta un máximo de 11.000 millones pero requirió que los accionistas de Siemens-Gamesa, o sea, de Siemens Energy, como Siemens AG, contribuyeran.

Según explican los autores, la contribución de Siemens AG consiste, por un lado, en que Siemens AG va comprarle a Siemens Energy un 18 % de Siemens Ltd, una joint-venture en la India entre Siemens AG y Siemens Energy por la que pagará a esta 2.100 millones. Por otro, Siemens AG reducirá el canon que cobra a Siemens Energy por utilizar su marca. Además, garantizará a los bancos prestamistas el pago de hasta 1000 millones de primera pérdida. Por último, el gobierno alemán ha prohibido a Siemens Energy pagar dividendos mientras las garantías públicas estén en vigor.

Los autores opinan que el salvamento de Siemens-Gamesa no está justificado porque se trata de una compañía – en su opinión – que no es viable económicamente

Los problemas de calidad de sus turbinas insignia X.5 y X.4 parece que afectan al menos a 2.900 de los aproximadamente 65.000 modelos. Estas cifras sugieren que existen problemas sistémicos/críticos con los productos, las operaciones e incluso el modelo de negocio de Siemens Gamesa, lo que plantea serias dudas sobre la viabilidad (económica) de la compañía.

Y el mercado, que en este sector, funciona correctamente, parece opinar lo mismo porque, dicen,

Al fin y al cabo, una vez que los problemas de Siemens Gamesa se hicieron públicos, la empresa no pudo obtener las garantías que su negocio requería, a pesar de que parecía tener una posición financiera adecuada. La intervención del gobierno parecía ser la única "solución" al problema… El hecho de que nadie estuviera dispuesto a hacerlo sugiere que Siemens Gamesa debería ser liquidada en lugar de rescatada.

Siemens-Gamesa no es tampoco una empresa estratégica ni tecnológica ni laboralmente. Su tecnología es estándar y sus empleados – los 5000 en el País Vasco y Navarra – deberían poder colocarse fácilmente porque están en un “sector emergente” y los competidores podrían hacerse con parte de sus activos y darles mejor uso mientras que la permanencia en el mercado de Siemens-Gamesa, apuntan los autores, podría distorsionar la competencia en el mercado de las turbinas.

En definitiva, según los autores no se aprecian las llamadas “externalidades macroeconómicas” (beneficios o ahorro de costes para el sistema económico general de mantener en funcionamiento la empresa) que justifican un rescate.

Por último, en opinión de los autores, los términos del rescate no son “justos” para el contribuyente alemán o español.

    … es posible que los fondos nunca sean necesarios…. Parece que el Estado no comparte las ganancias futuras (potenciales) de una empresa que no podría seguir operando sin su apoyo, pero debería hacerlo… ¿cuáles son los términos de estas garantías, cómo se beneficiará el gobierno de ellas y cómo ha protegido exactamente su posición? Se trata de elementos clave de los que se sabe muy poco.

    El rescate no es justo ni equitativo. Es preocupante que los accionistas de Siemens Energy tengan poca participación en la operación de rescate, … y  que no se haya exigido responsabilidad a gerentes y administradores, cuyas decisiones y (falta de) supervisión condujeron a los problemas de fabricación y calidad de los materiales que han llevado a Siemens Gamesa a su situación actual.

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