lunes, 22 de enero de 2024

La conjura contra España (LIV): los periodistas PPE nos matan

Foto: JJBOSE

En una entrada anterior, explicaba que la "ciencia de la desinformación" es una pseudociencia. EL PAÍS ha abrazado todas las pseudociencias aparecidas en las últimas décadas siempre que sean suficientemente progresistas, desde las que relacionan la pornografía o la prostitución con los delitos sexuales a los que explican el triunfo de Trump por la epidemia de fake news. Desde las que afirman que es el machismo la explicación de los femicidios ("crímenes machistas") hasta las que creen que con un buen cursillo dictado por las aliadas feministas puede resolverse cualquier problema social porque todo depende de la "educación".

La sección de Opinión de hoy es un buen ejemplo con unos artículos surrealistas sobre todos los temas que interesan a los PPE (Perfectos Progresistas Españoles). Un artículo de un "filósofo moral" que sabe cómo formamos nuestros estereotipos sobre belleza y salud, uno de Luis García Montero que defiende al gobierno que le paga uno de los mejores sueldos de la administración pública española y otro de Íñigo Domínguez que se mete, cómo no, con el capitalismo y el individualismo, la excelencia, la meritocracia etc. Ni Nadal está a salvo de los PPE. 

Quiero comentar uno de Gabriela Cañas que se titula "La desinformación nos mata". Cañas ha sido presidenta de la agencia EFE cuyos resultados en los últimos tres años han sido desastrosos, con pérdidas que han ido aumentando ("2020: Los ingresos totales fueron de 89.547 miles de euros y los gastos totales de 100.782 miles de euros. 2021: Los ingresos totales aumentaron ligeramente a 90.789 miles de euros y los gastos totales a 103.172 miles de euros. 2022: Los ingresos totales continuaron aumentando a 91.729 miles de euros y los gastos totales a 106.326 miles de euros; pérdidas de 14 millones de euros"). Perder 14 millones con unos ingresos de 100 millones es realmente notable. 

Dice esta señora que 

Lejos de ser la gran oportunidad que muchos vislumbraron para los medios de comunicación, la digitalización ha tenido un efecto devastador para gran parte de la prensa. La Gran Recesión de 2008, unida al avance de las plataformas tecnológicas, se ha saldado con una importante transferencia monetaria. Los ingresos publicitarios emigraron a esas plataformas. Las audiencias, también. Esta situación ha devenido en un ecosistema propicio a la desinformación masiva, una lacra peligrosa sobre la que acaba de alertar el Foro de Davos"

Cambiemos levemente el texto

Lejos de ser la gran debacle que muchos vislumbraron para los medios de comunicación, la digitalización ha tenido un efecto revolucionario para gran parte de la prensa. La Gran Recesión de 2008, unida al avance de las plataformas tecnológicas, se ha saldado con una importante redistribución de los ingresos. Los ingresos publicitarios emigraron a esas plataformas y algunos grandes periódicos han visto aumentar exponencialmente sus suscripciones. Las audiencias, también. Esta situación no ha devenido en un ecosistema propicio a la desinformación masiva, una pretendida lacra peligrosa sobre la que, como sobre cualquier otra amenaza real o inventada, acaba de alertar el Foro de Davos"

Añade, a continuación, una noticia engañosa

The New York Times ha demandado a Open AI y a Microsoft por entrenar sin permiso a sus chatbots con contenidos del periódico. En España, unos 80 editores agrupados en la AMI (Asociación de Medios de Información) han denunciado a Meta (Facebook e Instagram) por arrebatarles la publicidad de forma abusiva y le exigen 550 millones de euros. La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia ha abierto expediente a Google, y la Comisión Europea mantiene su política sancionadora contra estas grandes y multimillonarias firmas.

Los expertos dicen que esta demanda no tiene ningún recorrido. Pero Gabriela Cañas no se ha molestado en comprobarlo y procede a sentenciar desde la ignorancia, que es lo que hace el PPE una vez que ha decidido quiénes son los buenos y quiénes son los malos. Las sanciones a Google no tienen nada que ver con la información.

Las plataformas tecnológicas se nutrieron, sobre todo al principio, de información graciosamente regalada por editores y periodistas, que vieron en ellas la vía para llegar a más lectores y experimentar nuevas narrativas. Como ahora se denuncia, esas empresas llevan años apropiándose de los contenidos sin permiso y sin pagar por ellos.

Luego añade otra mentira

Muchos ciudadanos consideran que ya no es necesario comprar o suscribirse a un periódico para estar informados. Ni siquiera ven la necesidad de una agencia de noticias. La información es tan abundante que se ha desvalorizado injustamente. El Instituto Poynter, muy comprometido contra la desinformación, pone las cosas en su sitio y calcula que Google y Meta les deben a los editores de Estados Unidos hasta 13.900 millones de dólares anuales por el uso de sus contenidos.

Los españoles no se suscribían a los periódicos cuando sólo había prensa en papel. Pero a Gabriela Cañas cualquier dato que le estropee su diatriba 'posmo' le importa un bledo. Gabriela Cañas es la que quiere que los ciudadanos confíen en los periodistas como ella para estar informados. Añade que hay periódicos -progresistas- que apuestan por "el empleo y el periodismo" como si el aumento del bienestar social estuviera correlacionado positivamente con el aumento del número de periodistas que trabajan como tales. Es al contrario. Mi sospecha es que una de las causas de la degradación de la vida y la conversación públicas españolas es el aumento del empleo para periodistas. No podemos tener dirigiendo la conversación pública en España a gente con carrera Mickey Mouse tan ignorante y sesgada - la mayoría de los periodistas son de izquierda -. 

Cañas sigue con su descripción del apocalipsis carente de cualquier dato o estudio empírico que avale tamañas afirmaciones. Su desfachatez alcanza el culmen cuando dice que, detrás de los periódicos hay "editores comprometidos con la función social del periodismo" y con "las reglas deontológicas" y detrás de las plataformas etc, no lo hay. O sea, detrás de EL PAIS hay editores comprometidos con la función social del periodismo y detrás de Gara, Ara o de Ok Diario, también. Y luego tiene la osadía de generalizar y decir que en las plataformas "Cualquiera publica en ellas lo que considera. Así, se han convertido en máquinas de difamación y mentiras que compiten en clics con la labor de un corresponsal de guerra, por ejemplo". Se le ve la patita reaccionaria de PPE a Cañas en esta frasecita. O sea, que ellas, las periodistas son las que deben seleccionar qué se publica y qué no. 

Y ya montada en ese caballo desbocado, Cañas nos advierte del peligro que atenaza al mundo: vuelve Trump "quien se ha destacado por su afición compulsiva a la mentira y la descalificación y que fundó la red social Truth (Verdad) tras perder la Casa Blanca". Oye, que Cañas no nos advierte que su periódico ha apoyado con entusiasmo y fidelidad perruna a Pedro Sánchez, el presidente español que ha hecho de su "afición compulsiva a la mentira" su seña de identidad y que se ha dedicado a comprar a la prensa española multiplicando las subvenciones, las campañas de publicidad y los empleos para periodistas afines. Entre otros, nombrando presidenta de EFE a Gabriela Cañas y sustituyéndola por su antiguo secretario de Estado de Información. Cañas padece una pérdida de memoria selectiva realmente maravillosa porque no recuerda que Sánchez ha comprado la fidelidad de EL PAÍS facilitando la entrada en Indra del dueño del principal paquete accionarial de PRISA. 

Y termina su artículo como lo haría un anciano cascarrabias. Metiéndose con el progreso. La inteligencia artificial, nos advierte "multiplica de manera exponencial nuestra exposición a los bulos. Se necesitan conocimientos muy específicos para desenmascarar un vídeo falso, por ejemplo". Ella lo sabe porque ha repasado todos los informes y estudios empíricos sobre la importancia de la desinformación y los efectos de la misma sobre las decisiones de los individuos, no como Andrew Ng. 

El último párrafo demuestra su ignorancia al afirmar que la propiedad intelectual o la libre competencia son "derechos antiguos" y, como colofón, pide censura previa

Aquí, justamente, puede ayudar la inteligencia artificial, bien para bloquear páginas pornográficas a un menor o para detectar a tiempo una grave acusación no verificada. Analícense todas las medidas posibles. Es urgente. 

Mientras estos sean los mimbres que tejen la conversación pública española, no saldremos de la espiral de decadencia. Seremos los europeos más pobres en 2030.  

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