jueves, 11 de enero de 2024

La conjura contra España (XLI): un análisis darwiniano de la situación actual


Los estudiosos de la evolución han tratado de demostrar que los comportamientos altruistas (rectius, mutualistas) pueden generalizarse en el seno de un grupo formado por miembros que no estén emparentados genéticamente (el parentesco genético sería suficiente para sostener las conductas altruistas). Pero también han diseñado modelos en los que proliferan agentes que se comportan egoístamente gracias a que están en condiciones de aprovecharse de los 'cooperadores' quienes, ante la presencia de esta nueva 'especie' en el grupo han de reaccionar convirtiéndose ellos mismos en aprovechados so pena de perecer.

Sánchez es un ejemplo casi perfecto de este modelo: un aprovechado que se introduce en un grupo en el que predominan los individuos 'cooperadores' y que, porque son cooperadores, no se lo esperan y lo 'tratan' como si fuera un miembro cooperador más del grupo. 

Según Wrangham, cuando en un grupo humano de cazadores-recolectores algún varón no se atiene a las reglas (se apropia de recursos comunes; de las mujeres de otros miembros de la tribu o es violento) los demás machos del grupo (los machos beta) conspiran para asesinarlo. Se explica así que los grupos humanos sean muy igualitarios, que seamos gregarios y conformistas (no nos vayan a asesinar a nosotros también) y estén gobernados por la coalición de todos los machos-beta (patriarcado). El contraste con los chimpancés no puede ser mayor. Entre los chimpancés siempre existe un macho-alfa que controla la mayor parte de los recursos del grupo y que tiene, bajo su dominio a machos-beta que, a cambio de la sumisión, tienen mejor acceso a los recursos comunes. 

La reconocida falta de escrúpulos de Sánchez le permitió así hacerse con un título de doctor y después con el control del PSOE. Ni el presidente del PSOE pre-Sánchez ni sus contrincantes en las primarias (Madina o Susana Díaz) reconocieron al macho alfa que era Sánchez. Y luego, tampoco le tomó la medida Rajoy que le trató siempre como un miembro cooperador de la coalición de machos-beta que era el régimen de gobierno de España. Ni, por supuesto, Casado. Todos ellos tenían la obligación - en interés del grupo - de haberse conjurado para 'asesinar' políticamente a Sánchez, esto es, para que no pudiera volver a intentarlo una vez que fue destituido como secretario general del PSOE. Y esto incluía, con toda seguridad, haber 'asesinado' políticamente también a todos los que decidieron ponerse del lado de Sánchez en aquellos momentos. Debieron expulsar del partido a Sánchez y a todos los que no se abstuvieron en la investidura de Rajoy (que incluía a todos los diputados del PSC). Probablemente debieron romper lazos con el PSC. Ambas cosas habrían impedido que se presentara a las primarias, después. 

Rajoy tampoco fue capaz de organizar una coalición para asesinar políticamente a Sánchez. Y tampoco fue capaz Rivera - aunque fue el único que se dio cuenta, con Rubalcaba quizá - de que Sánchez era el macho alfa que podía acabar con el sistema democrático-constitucional tal como resultaba del diseño de 1978 y de su puesta en práctica (usos y costumbres, "espíritu", "moralidad pública") por todos los gobiernos democráticos hasta el de Zapatero, por lo menos. Y para cuando le tocó a Casado, el macho-alfa se había hecho con todos los resortes suficientes para impedir que se formase la coalición de machos-beta que pudiera 'asesinarlo'. 

El fracaso de los machos-beta en el asesinato de los aspirantes a macho-alfa implicaba la decadencia y, posiblemente, la desaparición del grupo. Porque la dominación por un macho-alfa elimina los incentivos de todos los miembros del grupo para cooperar, de manera que, o bien parte del grupo se va y forma su propio grupo, o bien, el grupo es conquistado por un grupo rival más cohesionado y que coopera mejor o, en fin, el grupo languidece y acaba por extinguirse a la primera crisis resultante de una escasez de alimentos. 

Hay otro final para esta historia. No, no es el de la aparición de un competidor del macho-alfa que le disputa el puesto. Así ocurre entre los chimpancés. El grupo humano dominado por un macho-alfa puede sobrevivir porque el macho-alfa cae porque no es capaz de mantener los apoyos de un número suficiente de machos-beta subordinados con los que reparte los recursos cuyo control monopoliza. Normalmente, estos machos-beta subordinados no se rebelan contra el macho-alfa. Por dos razones. Bien porque no puedan confiar en que la rebelión tendrá éxito (porque no pueden confiar en que los demás miembros de la coalición dominante se rebelarán también) o bien porque saben que la alternativa (más probable) al macho-alfa es la vuelta al gobierno por parte de la coalición de machos-beta (igualitaria y patriarcal) y su status bajo ese régimen de gobierno sería peor que bajo el dominio del macho-alfa (bajo la alternativa es un macho-beta más, bajo el macho-alfa es un privilegiado en el acceso a los recursos comunes).

Ahora bien, el cálculo de cada uno de los machos-beta dominados por el macho-alfa Sánchez puede cambiar si (i) no necesita de los demás machos-beta para derribar al dominante y (ii) su situación bajo un gobierno de machos-beta de carácter igualitario deviene mejor que su situación bajo el dominio del macho-alfa.

¿Se dan estas dos circunstancias en 2024? Quizá. Cualquiera de los machos-beta que mantienen al macho-alfa Sánchez en el gobierno de España puede derribarlo (los que tienen, al menos 5 diputados: ERC, JxC, Podemos, PNV, Bildu). De todos ellos, sólo Sumar forma parte del gobierno y, por tanto, tiene acceso directo a los recursos que controla el macho-alfa. La agresividad de JxC ha revelado que la reacción del macho-alfa ante la posibilidad de rebelión ha sido la de asignar más recursos de los que controla al más agresivo (veremos cómo reacciona frente a Podemos), de modo que los demás (excepto Sumar) tienen incentivos para aumentar su agresividad y reclamar del macho-alfa que le dé más recursos. Esa dinámica termina cuando cualquiera de los machos-beta se dé cuenta de que estaría mejor sin el macho-alfa porque éste, exhausto, no tiene ya recursos que repartir entre los miembros de su coalición y su estatus bajo el gobierno de los beta era preferible. Yo espero que estos sean los del PNV. Porque va en su naturaleza la traición pero no descartaría que fuera el PSC si ganase las elecciones en Cataluña. 

Por si alguno estaba pensando otra cosa: los machos-alfa no son los más inteligentes del grupo y, entre los humanos, ni siquiera los más fuertes físicamente. Los candidatos a machos-alfa son los que no tienen escrúpulos. Son los Otegi, los Puigdemont, los Otuzar y los Sánchez. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

La mejor explicación que he leído. Parece que la cosa se pone interesante y que el primer macho beta que ve peligrar su puesto y el de quienes de el dependen es Paje.

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