Brujas, Amberes o Amsterdam podían controlar efectivamente
sus mercados locales, pero carecían de los recursos militares y financieros
suficientes para proteger a los comerciantes que, provenientes de toda Europa,
atravesaban ésta para llegar a sus ciudades y participar en las Ferias
correspondientes. De manera que las autoridades de estas ciudades utilizaron la
coacción económica como un incentivo para inducir a los que gobernaban los
territorios próximos a estas tres ciudades para que respetaran y protegieran a
los comerciantes que atravesaban sus territorios camino de las Ferias. Aplicaron
lo que se conoció como “libertad de las ferias”. Amberes, por ejemplo,
estableció que se pondría bajo arresto – en Amberes – a cualquier súbdito o
vecino de cualquier reino, señorío o ciudad en los que los comerciantes que se
dirigían a Amberes para participar en su Feria hubiesen sido atacados, hubiesen
sufrido robos o se les hubiese confiscado su propiedad arbitrariamente.
Nadie que fuera vecino o residente en dichos
territorios tendrían derecho a participar en la feria de Amberes hasta que se
hubiera reparado completamente el daño. Al comienzo de cada feria, las
autoridades locales publicaban los nombres de aquellos que estaban excluidos de
la libertad de la feria. Era un instrumento poderoso para
asegurar la protección de los comerciantes individuales porque el vlaor del
dinero y los bienes que transportaban era muy inferior que la pérdida combinada
que los artesanos y los comerciantes de diferentes partes de los Países Bajos
sufrirían si no pudieran asistir a la feria de Brujas o Amberes. De forma que
muchos gobiernos locales sintieron la presión de sus propios comerciantes para
proteger la propiedad de los comerciantes que atravesaban su
territorio…
Para la protección física de sus personas y bienes, los
comerciantes que viajaban a los Países Bajos tenían que recurrir a sus propios
medios. Portaban armas, se desplazaban en grupos y a veces contrataban sus
propias escoltas armadas. En 1281 Brujas reconoció el derecho de los
comerciantes alemanes y de otras naciones a llevar armas y el Duque de Brabante
permitió que los comerciantes ingleses portaran armas en 1296. En 1421 un
comerciante londinense recibió el permiso para viajar “con cinco hombres con
armadura, espadas y otras armas” a través de las ciudades y pueblos de Holanda y
Zelanda. No resulta, sin embargo, muy tranquilizador, negociar e intercambiar
bienes con alguien que va armado… de manera que desde muy tempranamente las ciudades intentaron hacer respetar su
monopolio sobre la violencia. Pocos años después del 1300,
Amberes obligó a todos los visitantes a depositar
sus armas cuando llegaban a la ciudad. Además, los hosteleros
tenían que informa a sus huéspedes de tal obligación y notificar a las
autoridades el hecho de que alguno de ellos llevara armas, lo que permite
deducir que los comerciantes estaban incluidos entre los obligados a
depositarlas. En la Brujas del siglo XIV, portar armas estaba prohibido, ya
fueran a la vista o escondidas a salvo de cuchillos de una longitud inferior a
tres palmos”... Los ataques corsarios y las represalias... afectaban a los comerciantes. En 1371 el conde de Flandes ordenó confiscar 39 barcos ingleses que estaban en La Esclusa, tras los ataques de piratas ingleses que habían destruido una fleta flamenca de 22 barcos en la costa francesa. La mayor parte de la mercancía encontrada en los barcos ingleses resultó pertenecer a comerciantes flamencos, italianos y alemanes, pero la confiscación produjo más de 8000 libras de bienes ingleses. Comerciantes de Génova fueron arrestados en flandes en 1409 tras ataques de tropas genovesas a tropas borgoñonas. En 1453, muy al final de la guerra de los cien años, varios comerciantes ingleses fueron arrestados en Hulst como represalia por los ataques ingleses a barcos flamencos que traían vino desde La Rochelle. En 1459 o 1460, un antiguo capitán borgoñón se apoderó de mercancía genovesa en Middleburg para compensar a comerciantes de las pérdidas que habían sufrido como consecuencia de la captura de uno de sus barcos por parte de Génova en 1445. En 1476, comerciantes genoveses sospechoss de apoyar al rey de Francia en su rivalidad con Carlos el Temerario, fueron expulsados de Brujas en lugar de detenidos... conforme los gobernantes de los Países Bajos incrementaron su participación en política internacional, contrajeron compromisos firmes de garantizar la seguridad de los súbditos enemigos en su territorio permitiéndoles abandonar sus tierras libremente"
Oscar Gelderblom, Cities of Commerce,
2013, pp 143-144
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1 comentario:
Los ingleses no cambian
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