Sin duda la columna de esta semana ha sido la de John Burn-Murdoch en el Financial Times: Por qué hay cada vez más mujeres en la extrema izquierda y hombres en la extrema derecha.
Cuenta, recurriendo a Alice Evans (v., infra) que en los países ricos (no me referiré en lo que sigue a los países en vías de desarrollo) como EE.UU, Reino Unido o Alemania, los hombres jóvenes son cada vez más conservadores y las mujeres jóvenes cada vez más de izquierdas. Hay, en el caso de EE.UU. 30 puntos de diferencia a favor de la izquierda entre el voto femenino y el masculino. Y esta divergencia se ha generado rapidísimamente. En países como Polonia la cosa es peor porque "casi la mitad de los varones entre 18 y 21 años votaron a la extrema derecha", frente a sólo una de cada seis mujeres de la misma edad. Esta divergencia empieza a convertirse en una "guerra de sexos" en países como Corea del Sur (misoginia) que se traduce en que las tasas de matrimonio y natalidad se han desplomado. Hace referencia también a que, la 'amenaza' de ser acusado de acoso o agresión sexual ha podido aumentar la segregación por sexos en ambientes laborales (V. esta encuesta) y reducido el feed-back que reciben las mujeres jóvenes. La segregación física - mujeres se relacionan más con mujeres y hombres con hombres - ha podido extenderse a la ideología, a otros campos como la inmigración o el racismo.
Alice Evans explica
que es lógico que esto ocurra una vez que desaparecen las sociedades tradicionales en las que el control social de las conductas individuales y de su conformidad con las reglas y valores dominantes en el grupo es feroz. Estas reglas y valores son, claro, patriarcales, de manera que no aparece segregación ideológica alguna por sexos porque las mujeres están sometidas.
En sociedades abiertas, sin embargo, la separación por sexos es ahora voluntaria pero muy creciente porque se refuerza cuando la relación con el otro sexo se presenta en términos de rivalidad y no de cooperación. Evans habla de resentimiento económico; burbujas por sexos en las redes sociales; emprendedores culturales que refuerzan las creencias divisivas de los individuos del propio sexo y "liberalización cultural que anima a la gente a participar en la conversación pública". El caso de Corea del Sur es una viñeta muy expresiva
Imagina que eres un varón coreano de 30 años. Trabajas muchas horas, vuelves tarde a casa, pero todavía eres un junior en tu empresa y tienes unos jefes exigentes. En el trabajo, las mujeres son subordinadas serviles, de las que se espera que sirvan el té y actúen como secretarias. Pero románticamente, no ligas nada. Las citas son una pesadilla, dada la ratio de hombres y mujeres (hay muchos más hombres que mujeres*) y tu bajo salario. Es una receta para la frustración. Racionalmente, podrías invertir en tu propio desarrollo, ir al gimnasio y tratar de ser más encantador. Pero también hay una comunidad fraternal solidaria que dice algo así como: "No es culpa tuya Las mujeres son perras kimchi codiciosas, codiciosas e hipergámicas. Lo tienen mucho más fácil: exentas del servicio militar obligatorio, sin presión para mantener a sus familias, pueden casarse fácilmente con ricos. Ahora mira este video que tomé de una [puta] de trapo desnudándose en un baño público. Se llama Hwa Young, empleada en Hyundai". "¡Gran metraje, hermano! JAJAJA". Esa no es una cita directa. Estoy parafraseando la manósfera coreana (basándome en mis entrevistas y en el excelente libro de Hawon Jung). Mientras los hombres coreanos continúen dominando la gestión y socializando con otros hombres, estarán inmersos en culturas de sexismo santurrón. El 80% de los hombres veinteañeros cree que existe una grave discriminación de género contra los hombres. Es difícil imaginar cómo podría deshacerse esa antipatía. Las mujeres surcoreanas, por su parte, son cada vez más feministas. Envalentonadas, comparten las historias de abuso; se apoyan mutua y públicamente. Juntas, cantan a coro "No es culpa tuya". Corea del Sur tiene una creciente brecha de género.
En Estados Unidos, ni la desigualdad interpersonal ni el declive económico pueden explicar por sí solos el apoyo al populismo. Sin embargo, estos factores cobran importancia cuando se consideran junto con la composición racial de la zona. Los condados con una gran proporción de población blanca en los que el crecimiento económico se ha estancado y las desigualdades han aumentado apoyaron a Donald Trump. Mientras tanto, los condados con una trayectoria económica similar pero con una mayor proporción de minorías rehuyeron el populismo. En Europa, el factor más significativo del auge del populismo de extrema derecha es el declive económico. Este efecto es especialmente importante en zonas con un alto porcentaje de inmigración.
... el pensamiento de suma cero se alinea con un mayor apoyo a la política de izquierdas, la redistribución gubernamental y las restricciones a la inmigración,... Haberse criado en un entorno de crecimiento económico en los primeros años de vida está negativamente asociada con el pensamiento de suma cero en la actualidad... movilidad intergeneracional ascendente se asocia con un menor pensamiento de suma cero...antecedentes de inmigración en la familia también se asocian con un menor pensamiento de suma cero... también hay efectos indirectos de la exposición a la inmigración.
De este trabajo, Evans extrae la siguiente conclusión:
El pensamiento de suma cero se aplica tanto a la izquierda como a la derecha. Se asocia con el apoyo a la redistribución, la concienciación sobre la discriminación racial y de género, así como con la lucha contra los inmigrantes. Las creencias cero están fuertemente asociadas con la inmovilidad económica. Si los individuos y sus familias no han experimentado una movilidad ascendente intergeneracional, tienden a decir que las oportunidades son escasas y fijas. Bajo una mentalidad de "suma cero", la hostilidad resentida tiene sentido. El estancamiento económico y la intensa competencia fomentan los celos...
Las personas que han visto y experimentado personalmente la movilidad ascendente son más propensas a creer que todo el mundo puede prosperar.
Esto es consistente con el hallazgo de Gethin et al (se refiere a Piketty) de que las personas altamente educadas tienden a votar por partidos de izquierda y democráticos. ¡A los hombres ricos y exitosos les va muy bien! Su estatus es seguro y están felices de compartir el pastel.
Por qué, creo, el análisis de Evans es incompleto
Lo que yo deduzco, sin embargo, es que la polarización no es sólo imputable al resentimiento económico de los varones amenazados por el empuje femenino en áreas donde ellos obtenían status. Es decir, echo de menos en el análisis de Evans la explicación de por qué las mujeres se han vuelto de extrema izquierda, es decir, por qué las mujeres no son centristas. Dice Ruxandra Teslo que
Los datos del FT sugieren que la divergencia de género está impulsada principalmente por las mujeres, que gravitan cada vez más hacia el progresismo.
Y creo que el trabajo de Chinoy et al. da una pista: también las mujeres (de lo que yo llamaría feminismo 2.0) conciben las relaciones con el sexo opuesto en términos de rivalidad, en términos de juego de suma cero. Y también podríamos construir, al modo que lo ha hecho Evans con los hombres de Corea, un 'modelo' en el que hay burbujas en las que las mujeres despedazan a los hombres; refuerzo de la victimización con emprendedoras culturales que han alcanzado un éxito social que ya quisieran los Andrew Tate de este mundo.
Y también podríamos explicar en términos de resentimiento económico la ideología a la que se han adherido las jóvenes occidentales que votan a la extrema izquierda: no creen que el mercado y la competencia les dé lo que merecen y recurren a la política como vía para conseguir tales objetivos. Esas mujeres, - podría construirse igualmente -, también fracasan en el mercado de las citas amorosas porque casarse "hacia arriba" (marrying up) es cada vez más difícil dado el mayor nivel de formación de las mujeres en general en Occidente y la igualdad alcanzada en el acceso a los puestos de trabajo. Es más, los puestos de trabajo más seguros - funcionariado - los acaparan las mujeres que también están solteras o divorciadas en mayor medida que sus madres. No tienen hijos y se sienten más desgraciadas que sus madres.
Evans dice que los hombres a los que les va bien votan a la izquierda. Y esto, creo, es un error argumental. Lo que el artículo de Chinoy y otros demuestra es que son los votantes de izquierda los que sostienen una mentalidad de suma cero. Que los varones exitosos voten a la izquierda no significa que las mujeres voten a la izquierda porque sean exitosas. Los varones exitosos votan a la izquierda por razones distintas a las que las mujeres jóvenes votan a la izquierda.
Las mujeres exitosas votan a partidos moderados. No a partidos extremistas. Lo que el artículo de Piketty revela es que el electorado de izquierdas ha cambiado. Pero lo que no nos dice Evans es que hay una correlación cada vez más marcada entre estudios superiores y sexo femenino. O sea que los que tienen más estudios votan a la izquierda, sí, pero es que los que tienen más estudios son, cada vez más, mujeres. Y hay también estudios que indican que cuanto más elevado el nivel de estudios, más voto nacionalista en niveles sub-estatales (o sea, tribal, anticosmopolita, antiinmgración, pro-redistribución...)
Dice Evans que
Pero como muestran Chinoy y sus coautores, las mentalidades de suma cero no tienen una dirección establecida. Pueden inclinarse hacia la izquierda o hacia la derecha. Por lo tanto, la economía por sí sola no puede explicar por qué algunos jóvenes están eligiendo ser más conservadores.
... una mentalidad de suma cero generalmente se correlaciona con una alineación más fuerte con el Partido Demócrata, aunque existe una superposición significativa en el alcance del pensamiento de suma cero entre los partidos políticos
el pensamiento de suma cero ayuda a explicar... que dentro del Partido Demócrata, un mayor pensamiento de suma cero explica la oposición a la inmigración, mientras que entre los republicanos, el pensamiento de suma cero se asocia con el apoyo a la atención médica universal y la redistribución.
Del mismo modo, para las mujeres progresistas, las burbujas de filtro pueden estar exacerbando las mentalidades de suma cero, reforzando las creencias de que el mundo es profundamente injusto.
2 comentarios:
Greetings. My visit is after reading your comment below the article at Alice Evans' site, which I was also visiting for the first time. I thought Evans was mostly even-handed (or tried to be), but there were also serious flaws which weakened her thesis.
Thanks for your follow-up, which analyses effectively some of those flaws.
Regards
Malcolm
Thanks!
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