Me temo que, en el sector financiero, el fraude se ha convertido en un rasgo intrínseco y no en un fallo o defecto corregible. En el ámbito de la Medicina, los médicos utilizan excesivamente procedimientos muy caros pero, con toda seguridad, no se pavonean de ello delante de sus colegas. El juramento hipocrático hace que sea inaceptable socialmente que un medico maximice sus ingresos a costa de sus pacientes.
Lamentablemente, no puede decirse lo mismo del sector financiero. Los profesores de finanzas enseñamos a nuestros alumnos cómo maximizar las ventajas fiscales de la deuda y cómo aprovechar cualquier oportunidad de arbitraje. Los clientes no se consideran como personas que merecen respeto, sino como contrapartes a las que hay que desplumar. No debería sorprendernos que, según un soplón, los banqueros de inversión se refiriesen a los clientes como “marionetas”. Si el único objetivo es enriquecerse, es probable que los abusos y los fraudes no sean una simple distorsión, sino la continuación de la misma estrategia por otros medios
Nota: desde esta perspectiva, es probablemente útil que los que estudian finanzas estudien, a la vez, Derecho (dobles licenciaturas). La mentalidad de la academia jurídica es mucho más proclive a encontrar fallos de mercado y a justificar la regulación.