viernes, 7 de octubre de 2022

En defensa de la libertad académica y personal de profesores y estudiantes


 

El Estado defiende la libertad académica porque la investigación y la enseñanza lo exigen, no para que los gestores universitarios puedan hacer vanguardismo moral a costa de subvenciones públicas directas e indirectas. La función de los gestores universitarios, por mucho que ahora se crean la clase dominante en la universidad, es simple y exclusivamente servir y apoyar a los que se dedican a la investigación y la enseñanza. Y en ninguna parte es más clara la agresividad ideológica de lo que se ha denominado la "universidad gerencial" que en el ámbito de las políticas de ‘Diversidad, Igualdad e Inclusión’ Diversity, Equity, Inclusion DEI. No puede haber una mejora duradera en la cultura de las universidades sin que se reduzca significativamente el poder de los apparatchiks del DEI y de la ideología. La omnipresencia del DEI restringe la expresión, prima las muestras de sensibilidad exageradas e inmorales, privilegia ciertas conclusiones sobre otras en el debate (lo que inevitablemente afecta al carácter de la investigación realizada), incentiva la delación y la vigilancia desde detrás de los visillos, y estimula el agravio identitario antisocial.

En cuanto a lo que se puede hacer en este frente, yo sugeriría… desterrar todas las declaraciones de sumisión a las políticas de diversidad que se incluyen en el proceso de contratación universitaria. Estas exigencias de dar fe de que la investigación y enseñanza (e incluso, en algunos casos, su conducta personal y el enfoque general de su vida) que un profesor realiza promueven un programa ideológico controvertido, conduce necesariamente a uno de estos dos resultados, ambos deplorables: (1) excluir a los candidatos que son honestos sobre sus convicciones políticas que están en desacuerdo con lo que en la práctica es la izquierda más disparatada del partido demócrata, u (2) obligar al solicitante a mentir sobre sus preferencias y violar su conciencia. Como lo ha dicho la Alianza por la Libertad Académica: "la demanda de declaraciones de diversidad obliga a los académicos a alistarse en un movimiento político, borrando la distinción entre la experiencia académica y la conformidad ideológica. Fomenta el cinismo y la deshonestidad". Ninguna universidad debería estar en el negocio de imponer tales barreras de entrada, y sin embargo, abundan incluso en las universidades públicas en estados con mayorías legislativas republicanas. Estas declaraciones deben ser prohibidas de inmediato, y cualquier administrador o miembro de la facultad que intente insertarlas en una búsqueda de empleo debe ser suspendido o despedido.

Tim Shampling, How to Fix What is Broken in Academia, 2022

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