El autor examina la "justicia" del capitalismo que es tanto como decir la justicia del Derecho Privado tal como se concibe en Occidente.
Igualdad Formal en el Capitalismo y su Justificación Pragmática
Las leyes que definen el capitalismo contienen implícitamente un principio de igualdad formal según el cual la propiedad, el derecho a exigir el cumplimiento de los contratos y la responsabilidad extracontractual (deber de indemnizar el daño causado a otro) se determinan sin considerar las características personales (raza, género) ni la posición social, financiera o política del individuo. Este principio se refleja en reglas simples (como la adquisición de propiedad por la ocupación) y complejas (como la clasificación de créditos en quiebras según los atributos del crédito, no según las características de los acreedores).
Aunque hoy esta igualdad parezca trivial, su importancia histórica es enorme. Abraham Lincoln lo ilustró en 1857 al defender que una mujer negra era igual a él en lo que se refería a su derecho a "comerse el pan ganado con sus manos" destacando el significado moral y práctico de este principio.
Más allá de la igualdad formal, existe una justificación central para el capitalismo: su capacidad para mejorar el bienestar material de la mayoría. Prácticamente todos (incluidos críticos) aceptan dos premisas: 1. El capitalismo genera prosperidad material. 2. Esta prosperidad es un argumento a su favor. Esta justificación "pragmática" evita sesgos ideológicos
¿Favorece el Criterio Kaldor-Hicks (KH) a los Ricos?
El criterio KH (usado para evaluar eficiencia económica) trata todas las disposiciones a pagar (WTP) o aceptar (WTA) por igual. Como los ricos tienen mayor capacidad monetaria, sus preferencias pesan más, lo que parece incorporar una desigualdad socioeconómica. El ejemplo dramático de Posner lo ilustra: si una familia rica paga más por una medicina que salvaría a un niño pobre, el criterio KH asignaría la medicina al rico (cuyo hijo solo tiene un malestar leve), llevando a la muerte del niño pobre. Esto sugiere un sesgo a favor de los ricos.
Sin embargo, el criterio KH no siempre favorece a los ricos. Imaginen una sociedad compuesta por cien individuos, la mitad de los cuales son ricos y la otra mitad pobres y en la que se pone en vigor una política que beneficia a un grupo ideológico "los de Villaarriba" y perjudica al otro grupo, "los de Villaabajo". Si los ricos están repartidos por igual entre Villaarriba y Villaabajo, su mayor disposición a pagar o a aceptar se anulan recíprocamente. El resultado de KH no se sesga hacia los ricos porque las ganancias y pérdidas se distribuyen equilibradamente.
Cambien a los villaarribenses y villaabajenses por "compradores y vendedores", "cargadores y transportistas", "mandantes y mandatarios", etc, y se comprobará que se da el presupuesto de la neutralidad de las reglas del capitalismo en relación con la riqueza de los individuos. Dice el autor que para que el capitalismo (incluido el criterio KH) no favorezca sistemáticamente a los ricos, sus reglas deben cumplir la Condición de Neutralidad de la Riqueza: que no dividan a ganadores y perdedores según su riqueza.
Naturalmente, no se da esa neutralidad en las relaciones entre trabajadores y empleadores o entre arrendadores y arrendatarios e incluso entre prestamistas y prestatarios si aceptamos que empleadores, arrendadores y prestamistas son más ricos en promedio que los trabajadores, arrendatarios y prestatarios. Pero esta objeción puede eliminarse si empleadores, arrendadores y prestamistas están en competencia. En tal caso, no pueden explotar a sus contrapartes y las reglas legales pueden ser "neutrales".
Como señalan Friedman y Epstein, una persona puede ganar en algunos casos bajo una regla legal sobre la compraventa o el contrato de transporte y perder en otros. Como las reglas capitalistas son eficientes (KH), las ganancias netas superan las pérdidas. No hay perdedores sistemáticos en reglas sobre daños, contratos, propiedad, etc. Incluso si alguna regla aislada favorece a los ricos, el sistema jurídico en su conjunto satisface la Neutralidad de la Riqueza. Las pérdidas en un área se compensan con ganancias en otras. Es virtualmente imposible que exista un grupo que pierda sistemáticamente en todas las reglas.
Conclusión: Una Igualdad Fuerte
El capitalismo incorpora una norma robusta de igualdad en dos sentidos: 1. Igualdad formal: Las reglas ignoran características irrelevantes (raza, estatus). 2. Igualdad material. Al satisfacer la Neutralidad de la Riqueza a nivel sistémico, promueve el bienestar de todos los miembros de la sociedad, sin discriminar por riqueza u origen. Esta conclusión se alinea con la evidencia histórica sobre la capacidad del capitalismo para generar prosperidad ampliamente compartida.
V., esta entrada sobre un razonamiento parecido en relación con la regla de la mayoría por parte de Andreas Engert.
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