Foto: @thefromthetree
El Parlamento Europeo, por 448 votos a favor, 197 en contra y 48 abstenciones, recomendó este miércoles a los Estados miembros aplicar el artículo 7 de los tratados europeos y sancionar a Hungría al considerar que existe un riesgo de violación del Estado de Derecho.
El Editorial Board del Financial Times ha publicado hoy un duro editorial contra Hungría y la actuación de la Comisión Europea respecto a los desafíos al Estado de Derecho – a la supremacía del Derecho que es como hay que traducir rule of law – por parte de Orban. No podemos estar más de acuerdo. Dice el FT que las conductas preocupantes de este dictadorzuelo populista de Centroeuropa equivalen a “desmantelar sistemáticamente los controles y equilibrios constitucionales, el pluralismo y la libertad de prensa”. Recuérdese que tal desmantelamiento no tiene por qué hacerse a través del Boletín Oficial del Estado. Como explica Toscano en esta columna, la eliminación de los check and balances que limitan el poder de la mayoría – el carácter liberal de las democracias – acaba por minar la legitimidad de la democracia. Y tal corrupción es inevitable una vez que el partido controla la Administración pública, la judicatura y las instituciones de la sociedad civil (instituciones intermedias). El Derecho deja de aplicarse imparcialmente por jueces independientes. La voluntad del líder sustituye al Derecho. Y el que no obedece, no come. Los ciudadanos tienen que unirse a la resistencia porque las instituciones civiles – medios de comunicación, universidades… – caen en manos del dictador mayoritario. El totalitarismo es el único futuro.
Dice el FT que Europa debería haber actuado antes porque “La pusilanimidad de la UE no ha hecho más que animar a otros países, como la vecina Polonia, a romper el Estado de Derecho” y aplaude la iniciativa de los parlamentarios europeos de iniciar el procedimiento para aplicar el art. 7 TUE. Orban, naturalmente, se ha envuelto en la bandera húngara y ha acusado a Sargentini – la diputada verde holandesa que ha dirigido la elaboración del informe que sirve de base a la iniciativa del parlamento europeo – de “condenar, no a un gobierno, sino a un país y a una nación”… “Hungría es un miembro de la familia de los pueblos cristianos de Europa”. Según se lee en este blog, el mayor susto para Orban se produjo porque Manfred Weber, el capo del Partido Popular Europeo, insinuó que el PPE podría expulsar a Fidescz y votar a favor del informe Sargentini (como de hecho ha ocurrido hoy). De hecho, la llamada “ultraderecha” austríaca del canciller Kurz (en un gesto que despierta la nostalgia por el Imperio Austro-Húngaro) ha dado instrucciones a sus diputados para que voten a favor.
El informe Sargentini concluye que “hay un riesgo de una seria y sistemática infracción de los valores europeos comunmente compartidos”. Así, en Hungría han desaparecido medios de comunicación independientes que, o han cerrado o han acabado en manos de amigos del primer ministro; el Gobierno viola la libertad académica (referencia a los padecimientos sufridos por la Central European University); se han usado indebidamente los fondos de la UE en beneficio de particulares próximos a Orbán. Así, fondos europeos financiaron “la construcción de una nostálgica línea de tren entre los dos pueblos donde Orbán creció. En una línea de seis kilómetros que se suponía que tendría 2.500 pasajeros al día, apenas viajan unos centenares”. En fin, según el Informe, Orbán estaría limitando la independencia judicial al obligar a varios jueces a jubilarse anticipadamente y colocar en su lugar a sujetos próximos al primer ministro. Tras la condena del TJUE, Hungría volvió a elevar la edad de jubilación pero los jueces pre-jubilados no volvieron a sus puestos.
Continúa el FT reconociendo que esta iniciativa del Parlamento Europeo puede acabar en ninguna parte dados los requisitos del art. 7 para que puedan imponerse sanciones eficaces a Hungría (el apoyo de Polonia, entre otros obstáculos) pero cree que la estrategia de la Comisión Europea – ir caso a caso – es insuficiente porque tal estrategia
“parece invitar a Orban a continuar con su juego y a torear a la UE durante años, dando dos pasos adelante y uno atrás en el último momento para evitar la imposición de sanciones”
Y añade:
La UE necesita mejores herramientas para tratar con los Estados caprichosos, como el acoplamiento de los fondos de desarrollo regional, que Hungría absorbe en grandes cantidades. Mientras tanto, los responsables políticos europeos tienen el deber de defender los valores democráticos y constitucionales sobre los que se construye la unión.
La sanción más eficaz nos la ha mostrado el Brexit. Pertenecer a la Unión Europea es valioso, no porque se acceda a los fondos europeos ni porque se trate de un club cuyos miembros son ricos y famosos. Todos quieren estar en el Unión Europea porque el mercado único que se ha construido en estos cuarenta años ha permitido a los nacionales de los 27 países miembros “desarrollar libremente su personalidad” en un ámbito inmensamente mayor que el marcado por sus fronteras nacionales. La libertad para comerciar, la libertad para vender y comprar a y de cualquier otro ciudadano europeo, la libertad de viajar y residir en cualquier punto de Europa, la libertad de trabajar con cualquier otro ciudadano europeo… La Unión Europea ha aumentado el “acceso” para todos los ciudadanos europeos. Y, al hacerlo, nos ha hecho a todos más ricos y tolerantes.
A Orbán hay que amenazarle con privar a su población de ese “acceso” explicando a los húngaros que tal privación es el resultado de haber elegido a un político con ínfulas autoritarias y los húngaros, como los británicos, habrán de elegir entre ese nacionalismo cruel y autodestructivo y la pertenencia al mayor club para el florecimiento de la personalidad humana que se ha fundado en el mundo en toda su Historia.
Unos argumentos semejantes deberían utilizarse para convencer a los catalanes que se han convertido al separatismo y que siguen con una fidelidad comparable a la de los húngaros con Orbán a sujetos como Torra y Puigdemont. El Gobierno debería elaborar un informe semejante al informe Sargentini respecto de las decisiones adoptadas por el gobierno catalán y los partidos que le apoyan desde el levantamiento de la aplicación del art. 155 examinando si Torra, su gobierno, el presidente del Parlament y los partidos y organizaciones que apoyan al gobierno catalán, incluyendo TV3, están poniendo en peligro la vigencia en Cataluña de los valores recogidos en el art. 2 TUE. Recordemos que estos valores son
los valores de respeto de la dignidad humana, libertad, democracia, igualdad, Estado de Derecho y respeto de los derechos humanos, incluidos los derechos de las personas pertenecientes a minorías. Estos valores son comunes a los Estados miembros en una sociedad caracterizada por el pluralismo, la no discriminación, la tolerancia, la justicia, la solidaridad y la igualdad entre mujeres y hombres.
Es evidente que España no necesita de un artículo 7 para lidiar con un Govern catalán infractor de los derechos de los ciudadanos. Pero es evidente también que el Gobierno español está dispuesto a tolerar conductas por parte de aquél que infringen claramente los derechos de los ciudadanos españoles que, en Cataluña, no apoyan a ese Govern, conductas mucho más graves que las que el informe Sargentini imputa a Orbán.
1 comentario:
Por si es de interés:
La posición de la Unión Europea ante el “asunto catalán”
https://elblogdelideir.wordpress.com/2018/05/20/la-posicion-de-la-union-europea-ante-el-asunto-catalan/
Publicar un comentario