Female dancer, from Deir el-Medina, Ancient Egypt, New Kingdom, Dynasty XIX-XX (1292–1070 BCE), Museo Egizio, Turin.
La insistencia de algunos profesores universitarios en calificar el caso de la tesis de Pedro Sánchez como un simple caso más de una “mala” tesis doctoral propiciada por un sistema en el que “to er mundo e güeno” me obliga a dedicar unas cuantas horas a repasar el texto que el actual presidente del gobierno presentó como tesis doctoral ante un tribunal cada uno de cuyos miembros firmó que se había leído la tesis y justificó que la misma reunía los requisitos para ser considerada una tesis doctoral y que merecía la máxima calificación posible.
Como no dispongo de todo el tiempo del mundo, he leído y revisado el primer capítulo, el dedicado a definir la diplomacia económica, deteniéndome en comprobar las notas a pie de página. El contenido del capítulo es ridículamente vacío e inútil y ni siquiera está bien formulado en castellano (los intereses no se logran, se avanzan o se promueven o se defienden pero no se logran). Pero la conclusión no puede ser más pobre. Es esta que la diplomacia económica comprende
“Las acciones emprendidas por el conjunto de actores que conforman el Estado para lograr sus intereses económicos en los mercados mundiales. Las 7 áreas en las que trabaja la diplomacia económica son: (a) la promoción del comercio, el turismo y la inversión, (b) las finanzas, (c) la captación de tecnología y conocimiento, (d) la energía y la sostenibilidad global, (e) la cooperación al desarrollo, (f) la seguridad económica, y (g) las Estrategias de Marca País". El estudio de la diplomacia económica analizará la coherencia o los conflictos que pudieran surgir entre los objetivos políticos y económicos en el marco de la política exterior de los Estados. Con el objeto de mejorar la eficacia de las acciones emprendidas, la diplomacia económica investigará los procesos de negociación y toma de decisión de los actores implicados.”
Este capítulo ocupa unas 30 páginas de la tesis, paginas precedidas por una introducción. A la pobrísima conclusión hay que añadir que buena parte de las fuentes bibliográficas que se citan no son estrictamente trabajos académicos sino más bien trabajos periodísticos o de “profesionales” (diplomáticos, expertos en comercio exterior etc) de eso que se llama diplomacia económica.
Conclusión
Pues bien, tras la revisión es inevitable la conclusión de que el tribunal que la juzgó regaló el título de doctor y, a fortiori, el cum laude al doctorando. Dada la calidad y las faltas de integridad académica que se deducen de este primer capítulo, los miembros del tribunal debieron haber suspendido la tesis y obligado al doctorando a que la volviera a presentar. Y no lo hicieron porque Sánchez era un líder en ascenso en el PSOE y habían sido seleccionados para “hacer doctor” a Sánchez. Por tanto, Sánchez recibió un trato de favor y no cumplió con las exigencias mínimas de calidad y honestidad de un trabajo académico.
En este sentido, la conducta de Sánchez es semejante a la de Montón, Casado o Cifuentes: aceptar un trato de favor. Un trato que cualquier otra persona en su lugar no habría recibido. Para no compararlo con ningún tercero, bastaría con comprobar si el proyecto de tesis de Sánchez habría sido aceptado en cualquier universidad pública en la que se hubiera presentado sin revelar la condición de raising star del PSOE de Pedro Sánchez.
La cuestión del plagio
El capítulo que he analizado en profundidad no está plagiado. Pero eso no es ningún mérito del doctorando. Es imposible encontrar una fuente publicada de tal conjunto de banalidades, naderías, lugares comunes y refrito de definiciones. Digamos que el doctorando no tenía de dónde plagiar. Se explica, pues, el interés del entorno del presidente y de los académicos que han salido en su defensa en insistir en que no se ha probado el plagio. Desde el primer momento, las sospechas que levantaba la tesis – aumentadas por la férrea voluntad del presidente de no permitir el acceso a la misma en formato electrónico - se referían a la autoría y a la posibilidad de identificar en informes elaborados en el Ministerio de Industria las ideas y los datos que pudiera contener la tesis.
Pero debe insistirse que la indecencia de la conducta de Cifuentes, Montón o Casado no se limitaba a la existencia de plagio (de lo que solo se ha acusado a Montón en relación con su modestísimo trabajo de fin de master) sino
a que les “regalaron” el título, esto es, que recibieron un trato de favor por su condición de políticos “ascendentes” y que mintieron cuando la prensa descubrió las irregularidades de los títulos.
Pues bien, estas dos acusaciones se sostienen en el caso de Sánchez. Le regalaron el título de doctor – recibió un trato de favor clarísimamente – y mintió en el Parlamento respecto de la accesibilidad de la tesis. Queda todavía por probar que Ocaña no escribió la tesis o una buena parte de la misma. Esta es una sospecha bien fundada a la luz de la publicación posterior del libro en el que Ocaña aparece como coautor.
Y no puede decirse que Cifuentes no cursó las asignaturas o que Montón empezó el master cuando el curso estaba en su mitad y que Sánchez sí que escribió la tesis. Porque, como se verá a continuación, no hay mucha diferencia entre escribir a voleo 300 páginas y no escribir ninguna. Acuérdense del chiste que hacía Ihering equiparando el ius librorum al ius liberorum: hay profesores a los que había que eximir de la obligación de publicar para avanzar en sus carreras. Démosles un ius librorum y nos evitaremos tener que leer malos libros. O, como decía Gómez Orbaneja, “las clases que yo no doy, son mejores que las clases que da ese al que has hecho catedrático”.
Repito, pues: no hay plagio de párrafos o apartados en este capítulo pero hay varias – bastantes – muestras de deshonestidad académica. Sánchez parece no haber leído bastantes de los trabajos que cita y plagia la cita de algunos de estos trabajos. Veámoslo en detalle. Me limitaré a realizar un análisis de la tesis como haría con cualquier trabajo que se me hubiera encargado juzgar.
La cita número 1 es de este trabajo.
Jayasuriya, K. (2004): Breaking the ‘Westphalian’ Frame: Regulatory State, Fragmentation, and Diplomacy, pps. 1-21.
Como se ve, no se cita una página concreta sino las 21 páginas (todas) del mismo. Esta es una técnica que el autor de la tesis sigue a lo largo de todo el primer capítulo y que no es aceptable (salvo que ponga passim para indicar que lo que se dice en el texto es un resumen de lo mantenido por el autor citado a lo largo de todo el trabajo citado) aunque, en función del contexto, no es especialmente grave.
En la cita 2 se cita un libro (se citan igual artículos de revistas y libros) y 20 páginas del mismo para justificar la afirmación del texto según la cual junto al
“Estado Nación (la referencia al Estado Nación indica que el autor no sabe qué significa esa expresión ya que se refiere al Estado-Administración central, no a un Estado nacional por oposición a un imperio) y que comparte con otros actores públicos y privados que interactúan configurando un nuevo marco de relaciones internacionales”.
Dado que lo del “nuevo marco” es una obviedad que carece de contenido citar 20 páginas del libro indica pereza del autor. Esta “estrategia” se repite continuamente: decir naderías envolviéndolas en citas genéricas de autores.
La nota 3 ha sido despedazada ya por Arcadi Espada. Es la famosa cita de un autor llamado Voir M. Granovetter (1985): Economic Action and Social Structure: The Problem of Embeddedness. Por muy poco que hayan leído de la tesis los miembros del tribunal, tuvieron que darse cuenta del fraude que refleja esta nota. Y si no se dieron cuenta es que no estaban capacitados para juzgar una tesis doctoral. ¿Por qué una modesta cita como ésta es un indicio inequívoco de la falta de integridad del autor de la tesis, del director y del tribunal? Porque no solo indica que el doctorando no sabe citar. Indica que no consultó ni leyó el trabajo que cita pero, a pesar de eso, ¡estaba tan seguro de que no lo pillarían! que la coloca en la primera página de la tesis. Y, para que no falte de nada, cita a – por lo visto – un conocido sociólogo para decir una chorrada en el texto como es la siguiente: “en el marco de una acción exterior fragmentada”.
Alguien podría ser benevolente con Sánchez y con el Director de la tesis y con el tribunal y decir que todos hicieron la vista gorda porque era una copia aislada de una cita de otro autor. La cosa es, como ha demostrado Espada, más grave. Es un plagio solo que no se plagia un texto sino que se plagia una cita realizada por otro autor: dado que Sánchez dice “Voir”, hay que suponer que la nota a pie número 3 es un plagio de una cita de Granovetter que hizo algún autor francés.
Actualización: el artículo del que Sánchez ha copiado la cita es el siguiente (Kiko Llaneras en twitter)
Lo peor es que no es un caso aislado en la tesis. El autor de la tesis
ha plagiado las citas de otros autores y lo ha hecho con tan poca maña y diligencia que cita libros de esos autores inexistentes
Es lo que sucede cuando, no solo se plagia de otro sino que se plagia de otro que es todavía más chapuzas que uno mismo (o cuando el que escribe un texto no aparecerá como autor <<en lo que no es de mi cuenta me da igual ocho que ochenta>>). Como en el famoso chiste de Forges, “fíjese si está confusa la situación que hoy me he encontrado haciéndole la pelota a uno que manda menos que yo”. Sánchez no sólo ha plagiado sino que ha plagiado de alguien que, a su vez, había citado mal al autor correspondiente. Es el caso, como veremos, de las citas de Kishan Rana.
La nota 4 es de un artículo en Política Exterior de R. Bassols. Nuevamente Sánchez no nos dice si es un artículo o un libro y, siendo un artículo, no indica la revista en la que está publicado. Lo asombroso es que el artículo de Bassols no es ni siquiera un artículo académico. Es más bien periodístico. Tiene 3 páginas que son las que Sánchez cita (195-197 son las páginas de la revista Política Exterior). Pero lo asombroso es que Sánchez cita esta columna periodística de Bassols hasta 5 veces a lo largo de la tesis. Para decir, en la nota 231, que en la diplomacia también se sirven los “intereses económicos” del país del diplomático. Exactamente las mismas palabras “intereses económicos” que le “obligan” a citarlo en la nota 49, En la nota 41 para decir que la diplomacia no debe caer en el anacronismo. No me digan que no le saca partido a una columna periodística de 3 páginas firmada por un embajador.
Con la nota 5 ocurre lo mismo. Un artículo de 20 páginas que se cita en su integridad (pp 2 a 19) para sustentar la afirmación de que los Estados, en su acción internacional no persiguen sólo objetivos geoestratégicos. La nota 7 es de una Memoria (Albares) de la Escuela Diplomática (no sabemos si es un libro publicado, si no está publicado y ha copiado algo de ella turnitin no lo apreciará). Esta forma de citar hace imposible estar seguros de que el autor de la tesis ha leído y reflejado correctamente lo que el autor citado sostiene. Por ejemplo, en relación con Albares, cunde la sospecha de que lo cita a través de Morillas (del que cita dos pequeños trabajos publicados en ICE) porque la tesis no se refiere a la Memoria de Albares en ningún paso concreto.
En la nota 9 cita un trabajo de Salarich (otro diplomático)
Salarych, E. (2010): “La diplomacia económica como eje de la política exterior española”. Revista Miradas al Exterior. MAEC.
que Google no encuentra porque lo cita mal. Lo cita como Salarych pero no es una errata. Lo cita con “y” tres veces a lo largo de la tesis (en la nota 372, en la nota 55 pero esta vez, el señor Salarich se llama de apellido Eugenio y Salarich pasa a ser su segundo apellido y en la nota 9).
La revista existe pero, nuevamente, no es una revista académica es una revista que el Ministerio de Asuntos Exteriores encarga a una agencia de publicidad.
¿Es razonable creer que el autor de la tesis se ha leído un artículo que cita tres veces a pie de página y otras varias más en el texto y siempre llamando a su autor “Salarych” cuando se llama Salarich? ¿No será más bien que las notas a pie de página están hechas utilizando las teclas “copiar y pegar” cada vez que el autor dice determinadas palabras en el texto? Tales palabras son “intereses económicos” en el caso de Bassols y, en el caso de Salarich las palabras de esa columna que se citan entre comillas son
“oportunidad de contribuir al crecimiento económico (...) para que nuestras empresas creen empleo, para exportar nuestra tecnología y para promover nuestra industria cultural”,
palabras que firma curiosamente en la misma revista Miradas al Exterior la entonces ministra de Exteriores Trinidad Jiménez. En concreto en la página 5 (columna de la derecha) de dicha revista en uno de los números de 2010, en un Editorial titulado “Los desafíos de nuestra política exterior”. Es probable que el Sr. Salarich escribiera ese editorial para su ministra ya que en 2011 era su Director General para Asia y Pacífico. Salarich no aparece como autor de un artículo en los números 13, 14, 15 y 16 de la revista que son los correspondientes al año 2010. Tampoco en los registros de dialnet aparece el artículo. Por fin, gracias a otra cita literal, doy con él. El párrafo de la tesis es el siguiente
La finalidad económica como rasgo característico de la diplomacia económica es compartida por José Eugenio Salarych (2010) para quien la diplomacia debe estar “al servicio de los verdaderos protagonistas de la política exterior, los ciudadanos interesados en promover internacionalmente sus intereses”. Así, la diplomacia económica se constituye en la “oportunidad de contribuir al crecimiento económico (...) para que nuestras empresas creen empleo, para exportar nuestra tecnología y para promover nuestra industria cultural”
Observen que la parte final del párrafo es idéntica a la de la ministra.
La nota 10 está también mal. Se cita un libro que es una recopilación de artículos y, en concreto, se cita la nota introductoria de los editores (y coautores) del libro, lo que debe hacerse, en buena ley, citando el capítulo del libro y, a continuación, añadiendo “en [nombre de los editores] el título del libro etc. Sin embargo, en la página 20 de la tesis se lee que “
En el ámbito de la literatura política destacan las aportaciones realizadas por autores como Bayne y Woolcock En su libro “The New Economic Diplomacy” (última edición, 2011)”.
Las aportaciones de ese libro no son solamente de Bayne y Woolcock sino de más de una decena de autores entre los que está el famoso Kishan Rana del que luego hablaremos. Si Sánchez hubiera manejado ese libro con un mínimo de atención se habría referido a las “aportaciones realizadas por los autores que figuran en la recopilación dirigida por”. Los errores respecto de Kishan Rana que veremos después son tan brutales que es imposible aceptar que Sánchez manejó el libro editado por Bayne y Woolcock pero es que, además, no cita ninguno de los demás artículos recogidos en ese libro. ¿Cómo es posible en un libro que se titula igual que su tesis y fue publicado justo el año en el que la elaboró? ¿Por qué no cita el trabajo de Kishan Rana que se contiene en esa recopilación? Pensando mal: la nota introductoria está en libre acceso en Amazon en 2018 (no sé en 2011), el resto del libro, no.
Con la cita número 12 (Chavagneux) vuelve a ocurrir el milagro. Se le cita una y otra vez para apoyar una obviedad
“en la actualidad, la economía se erige en un elemento nuclear de la nueva actividad diplomática” (en nota 51)
“se erigen como elemento nuclear de la nueva actividad diplomática” (en nota 233).
Se trata de un articulito de 9 páginas publicado en una revista francesa pero Sánchez cita, en ocasiones unas páginas y en otras, otras páginas. P. ej. en la nota 51Chavagneux, C. (1999): La diplomatie économique: plus seulement une affaire d’États, pps.33. que es la primera del artículo en la revista pero en la nota 233, para citar exactamente la misma frase las páginas son Chavagneux, C. (1999):La diplomatie économique: plus seulement une affaire d’États pps. 1-23. Y, por fin, se cita en la bibliografía como Chavagneux, C. (1999): “La diplomatie économique: plus seulement une affaire d’États”. Pouvoirs, nº 88, 1999. Paris. Citar la ciudad donde se edita una revista es tan insólito que conduce a la conclusión de que Sánchez – o el que haya escrito la tesis – no tiene idea de las reglas de citas.
La nota 13 ni siquiera está escrita en correcto castellano (falta un “como” o sobre el “tanto”)
“En la presente investigación utilizaremos indistintamente el término ente subestatal y subnacional para referirnos tanto a la acción exterior de las regiones y municipios”
La nota 14 (“Así, para Barston (2006)“la nueva diplomacia es la gestión de las relaciones entre Estados, y entre Estados y otros actores”) cita la página 1 de un libro y en concreto la primera frase del libro, (“Diplomacy is concerned with the management of relations between states
and between states and other actors”). Lo que es de cosecha de Sánchez es calificar a la diplomacia como “nueva”. Se comprueba, una vez más que el doctorando se limita a citar siempre la primera página de los trabajos y lo hace genéricamente a toda su extensión en lugar de citar una página concreta. Y, en el caso de Barston, ¡la primera frase del libro! en la que, naturalmente, no habla de diplomacia económica sino de la diplomacia en general.
Mr. Putman y Mr. Putnam
Con Putman en la nota 17 vuelve a hacer lo mismo. Cita todo el artículo. La cita de este autor es interesante para corroborar la escasa integridad intelectual del autor de la tesis. Dice que
“los trabajos Putman (1988) también resultan decisivos a la hora de investigar los procesos de toma de decisión y negociación en la diplomacia económica. En su “Two Level Game” el profesor Putman analiza la interacción dinámica entre los niveles doméstico e internacional que afectan a toda negociación diplomática. Sus investigaciones resultan de interés dada la desaparición de las barreras que tradicionalmente han diferenciado la política doméstica de la internacional, convirtiéndose la gran mayoría de los asuntos en un híbrido de ambos, lo cual tiene sus consecuencias en los procesos de toma de decisión de los agentes que actúan en la diplomacia económica”.
Pero luego ni expone en qué consiste ese two level game ni extrae ninguna consecuencia para su tesis
¿Saben lo gracioso? Que no hay ningún profesor Putman. Se llama Putnam. Pero la tesis se refiere a él como Putman ¡en cuatro ocasiones! y ninguna como Putnam. ¿Cabe sospechar que tampoco leyó el trabajo de Putnam? Compárese con el uso que se hace de ese artículo de Putnam en una tesis de la complutense de 2005. Sorprende que Sánchez no cite esta tesis.
Lo de Rana Kishan o Kishan Rana o Rana K o Kishan R
alcanza niveles de ridículo pero revela que el autor de la tesis cita trabajos que no ha leído. Eso es tan grave como plagiar. Lo que se hace es plagiar al que sí que se leyó el trabajo y ha hecho el resumen correspondiente. Veamos. Se le cita
- en la nota 18 como Rana, Kishan (2000): Diplomacia Interior, cap.4 y 6.
- En la nota 62 como Kishan R. (2000): Diplomacia Interior pps. 96-127 y pps.144-48;
- en la nota 152 como Rana K. (2000): Diplomacia Interior pps. 96-127 y 144-48.
- en la nota 179 como Kishan, R. (2000): Diplomacia interior, p.20
- y por fin en la bibliografía se lista este libro como Kishan R. (2000): “Diplomacia Interior”. Capítulo 4. y Capítulo 6. Edit. Manas, Nueva Delhi.
Pues bien, no hay ningún libro titulado Diplomacia Interior. Hay un libro de Kishan S. Rana titulado Inside Diplomacy que es lo más parecido que se encuentra a algo llamado “Diplomacia interior” aunque más bien parece que debería traducirse por “Dentro de la diplomacia”. En el cv de Rana se lee
Inside Diplomacy Manas Publications: New Delhi, 2000; (revised paperback edition August, 2002).
Observen que el lugar de edición – Nueva Delhi y el nombre de la editorial Manas coincide con la lista bibliográfica de la tesis. Pero ese libro no se ha traducido al español. De manera que es imposible que Sánchez lo haya leído en español. Y si cita todos los demás trabajos en el idioma en el que están publicados ¿por qué cita éste en español? Sencillamente, porque no ha manejado el libro:
Sánchez, el apellido es Rana
No hemos acabado todavía con el anciano embajador de la India. En la nota 416 se cita a Rana, Kishan, S. (2002): Bilateral Diplomacy, pps. 96-124 y 144-47. Es decir, otro libro del mismo autor distinto de Inside Diplomacy. Sorprendentemente las páginas citadas son las mismas páginas prácticamente a las se citan en la nota 152 transcrita más arriba pero referidas ahora a otro libro de Rana, este. Pues bien, cuando uno va a la página 96 de ese libro, lo que se encuentra es una lista de notas de fin de capítulo y el capítulo que empieza en la página siguiente se refiere a medios de comunicación y no acaba, por supuesto, en la pagina 124.
¿Que nos vuelve a decir este hecho? Que Sánchez tampoco ha manejado el libro Bilateral Diplomacy. Y Sánchez debió de ser tan consciente de ello que no listó el libro en la bibliografía final. Recordemos, en ésta, el señor Rana solo aparece una vez, por su nombre de pila en la bibliografía y este Bilateral Diplomacy ni siquiera está recogido en ella.
Sánchez se plagia a sí mismo en la propia tesis.
Un ejemplo. El siguiente texto está sacado de la pagina 20
Woolcock y Bayne (2011) consideran que la diplomacia económica engloba las acciones internacionales de naturaleza económica que los Gobiernos del conjunto del sector público realizan; abriendo con ello la puerta a la consideración como acción diplomática a las gestiones realizadas a Organismos Autónomos (por ejemplo, el Banco Central) y a los Gobiernos de los Entes subestatales (regiones y municipales).
En la pagina 29 se lee
En el mismo sentido se manifiestan Woolcock y Bayne (2011) que consideran la diplomacia económica aquella que engloba las acciones internacionales de naturaleza económica realizadas por el conjunto de Gobiernos del sector público, reconociendo con ello la participación en las relaciones internacionales de otros actores ajenos al Estado Nación como son los entes subestatales (regiones y municipios), Organismos Autónomos y agentes privados (empresas y ONGS).
En la pagina 41 se lee
En el mismo sentido se manifiestan Woolcock y Bayne (2011) que consideran la diplomacia económica aquella que engloba las acciones internacionales de naturaleza económica realizadas por el conjunto de Gobiernos del sector público, reconociendo con ello la participación en las relaciones internacionales de otros actores ajenos al Estado Nación como son los entes subestatales (regiones y municipios), Organismos Autónomos y agentes privados (empresas y ONGS
En la página 46 cambia el orden de los apellidos
Para Bayne y Woolcock (2011) la diplomacia económica es la “gestión de las cuestiones relativas a la economía internacional”
sic. La diplomacia económica es la gestión de las cuestiones relativas a la economía internacional. Lo que dicen estos autores es que hay buenas razones para prestar atención al “proceso de toma de decisiones económicas internacionales” donde el acento se pone en los aspectos estratégicos del comportamiento de los actores y los efectos sobre el resultado de esos procesos de toma de decisiones.
La estrategia la repite con Scholte
Para empezar, cita mal el trabajo. El artículo es del año 2001, y es un trabajito de 8 páginas en alguna de las cuales se apoyaría la afirmación del autor de la tesis según la cual (p35)
“la globalización crea relaciones de carácter “supraterritorial”.
afirmación que se repite en la página 271
Para Scholte (2000) la globalización crea relaciones de carácter “supraterritorial”
Y se repite de nuevo con Kishan Rana. En p 22
Así, Kishan Rana (2000) plantea cuatro pilares sobre los que se asentaría la diplomacia económica: (a) la promoción del comercio, otorgando una especial atención a las exportaciones sobre las importaciones; (b) la promoción de la inversión, sobre todo, la atracción de inversión extranjera al país en cuestión; (c) la atracción de tecnología; y (d) la gestión de la Ayuda al Desarrollo
y en p 47
Para la juerga con T. Amolo les remito a este post.Para Rana Kishan (2000) los cuatro pilares sobre los que se asienta el trabajo de la diplomacia económica son: (a) la promoción del comercio, otorgando una especial atención a las exportaciones sobre las importaciones; (b) la promoción de la inversión, sobre todo, la atracción de inversión extranjera al país en cuestión; (c) la atracción de tecnología; (d) la gestión de la Ayuda al Desarrollo, de importancia capital para los países en vías de desarrollo como receptores de la misma y para los países desarrollados como principales donantes que son
En definitiva, si el resto de la tesis se mantiene en líneas parecidas al capítulo examinado el tribunal examinador dio un trato de favor a Sánchez indiscutible.
8 comentarios:
Qué maravilla de disección quirúrgica de la Tesisfake. Bravo! Me quito el sombrero.
Lo grave es que esto es algo que viene sucediendo desde hace bastante más tiempo del que se dice y, sin embargo, solamente ahora salta todo por los aires. ¿tengo pruebas concluyentes? Ciertamente no, pero es algo conocido. Tal vez se debería haber alzado la voz mucho antes para impedir esta situación en cualquier tipo de universidad de este país.
Posiblemente, ahora ya sea demasiado tarde para recuperar el prestigio/tiempo perdido.
Muy buen trabajo de análisis.
El Doctor Sánchez no puede irse de rositas de esto, pero el tribunal que no hizo su labor debería ser reprendido igualmente.
Justamente lo grave procede del Tribunal que cede ante presiones seguramente de terceros para no ser tan duros con el doctorando. Es inaceptable que una universidad, la que sea, ceda ante este tipo de presiones, especialmente cuando luego no se la ha tenido en cuenta para casi nada (recortes, escasa inversión pública, falta de transparencia...).
Gracias, Profesor. A lo mejor, un manual para doctorandos con ejemplos prácticos de lo que se debe hacer y lo que no es de recibo tendría buena acogida. Creo que la mayoría de los doctorandos quieren hacer un buen trabajo.Y el conocimiento de lo que es evidente para un investigador experimentado puede ayudar a elevar la cultura académica general en una cuestión tan sensible como trascendente para el denostado prestigio de la Universidad Española. La clase ha quedado muy ilustrativa.
Gracias profesor , excelente aporte !
Me parece muy bien sus crítica, pero si le parece mal el léxico del Dr Sánchez no utilice usted la palabra "pobrísima" que es una palabra que no existe en el diccionario RAE sino "paupérrima".
Me permito reproducir al respecto lo que dice la versión online del Diccionario Panhispánico de Dudas.
pobre. ‘[Persona] que no tiene lo necesario para vivir’ y ‘[cosa] humilde o de poco valor’. Tiene dos superlativos válidos: paupérrimo (del lat. pauperrimus; → -érrimo), preferido aún en el uso culto, y pobrísimo, formado sobre pobre: «Era joven y paupérrimo» (Mendoza Ciudad [Esp. 1986]); «Era una mujer pobrísima» (VLlosa Tía [Perú 1977]).
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