Imagínense los siguientes escenarios: (a) Tony prefiere el restaurante Pizza Vesuvio a Pizza Bella Napoli. Pero cree que Pizza Vesuvio está cerrado esta noche. Por tanto, va a Pizza Bella Napoli. (b) Vincent prefiere Pizza Bella Napoli a Pizza Vesuvio. Cree que ambos están abiertos. Por tanto, va a Pizza Bella Napoli. Aunque sus decisiones son idénticas, sería un error concluir que Tony y Vincent tienen las mismas preferencias. La razón es que, en la teoría estándar de la decisión económica, lo que determina el comportamiento son tanto las preferencias como las creencias. Por tanto, la misma decisión (comportamiento) puede resultar de diferentes preferencias, si las creencias de los agentes difieren.
Explican, por ejemplo, por qué Tony suele cenar en Pizza Vesuvio en lugar de Bella Napoli, pero también por qué cambiaría sus hábitos si Vesuvio cobrara cinco dólares extra por su pizza favorita. Sin embargo, las preferencias no ... nos dicen, por ejemplo, a través de qué mecanismo causal una variación de precio puede afectar el comportamiento de Tony. Nos dicen que A (un agente con ciertas preferencias y creencias) hace B (desarrolla un cierto comportamiento) en C (un conjunto de circunstancias), sin decir exactamente cómo B y C están causalmente relacionados. Adoptando una terminología tradicional... diré que cuando un sistema A tiene un conjunto de propiedades causales tales que, cuando ocurren las circunstancias C, A hace B, entonces A tiene una disposición a hacer B (en C).
El conjunto de circunstancias C se llama el "estímulo" o "disparador" de B. El conocimiento de tal 'disposición a hacer' puede ser útil incluso si no conocemos los detalles de los procesos causales subyacentes. Cuando digo que "el jarrón es frágil", estoy sugiriendo que debemos manejarlo con cuidado. Pero conocer el proceso causal que puede llevar a que el jarrón se rompa fácilmente en pedazos pequeños no es necesario para muchos propósitos pragmáticos y científicos. La 'disposición a' logra cierta economía de pensamiento. Por el contrario, como señaló Molière, es inútil decir que el opio tiene virtus dormitiva, si la cuestión es por qué el opio te provoca somnolencia. Cuando la pregunta concierne a los detalles del proceso causal, 'la disposición a' no proporcionan información útil.
Las explicaciones disposicionales tienen la ventaja de permitir expresar generalizaciones cuando la base causal es realizable de múltiples maneras... es decir, cuando un cierto tipo de evento desencadena el mismo efecto en una variedad de circunstancias, aunque los mecanismos causales difieran de un caso a otro. Dado que los economistas suelen estar interesados en la explicación de fenómenos agregados, las explicaciones disposicionales les evitan tener que dar descripciones complicadas y heterogéneas de los procesos de decisión individuales...
Cuanta más información tengamos sobre los mecanismos causales que se desencadenan por C, mejor podremos predecir y explicar la ocurrencia de B en diversas situaciones...A determinado nivel, los economistas están interesados en proporcionar explicaciones del comportamiento; a otro nivel, muchos (pero no todos) los economistas creen que mejorar tales explicaciones requiere que también seamos capaces de explicar las preferencias. Otra forma de decirlo es que las preferencias son parte del explanans (lo que explica) en el primer nivel, pero constituyen el explanandum (lo que se debe explicar) en el segundo. Así, por ejemplo, las preferencias explican el comportamiento en la teoría de la decisión; pero los mecanismos psicológicos explican las preferencias en la economía conductual.
La primera idea importante detrás de la Teoría de la Perspectiva es que el mismo resultado puede ser valorado por un mismo individuo de manera diferente en función de si percibe ek resultado como una ganancia o una pérdida con respecto al punto de referencia. La segunda idea es que la utilidad disminuye en el dominio de las pérdidas más abruptamente de lo que aumenta en el dominio de las ganancias. El 'codo' en la forma de la función de utilidad refleja esta asimetría en la evaluación de ganancias y pérdidas. Por lo tanto, al observar la función de utilidad no podemos saber qué tipo de procesos psicológicos subyacen a la Teoría de la Perspectiva.
Una explicación de la dependencia de la valoración de un resultado de que se perciba como una ganancia o una pérdida respecto del punto de referencia sería la que recurre al hecho de que "nuestro sistema cognitivo es, en esencia, un detector de novedades".
Los eventos nuevos transmiten información potencialmente importante sobre oportunidades y riesgos, a los cuales nuestro aparato cognitivo debe reaccionar rápidamente. Una forma rápida y sencilla de hacerlo es evaluar su valencia positiva o negativa con respecto al statu quo, para determinar rápidamente si vale la pena cambiar el comportamiento.
Por su parte,
La aversión a la pérdida – el hecho de que la función de utilidad sea más pronunciada en el dominio de las pérdidas – puede explicarse por el hecho de que las pérdidas y las ganancias se procesan en diferentes partes del cerebro (Blackford et al. 2010). Las pérdidas tienden a desencadenar reacciones emocionales negativas, y el 'módulo de pérdida' puede ser hipersensible por razones evolutivas: para una criatura que vive en un entorno peligroso y siempre al borde de la extinción, tratar de evitar pérdidas fatales puede ser más sensato (en términos de aptitud) que buscar ganancias inciertas. Pero sobre todo, dicha investigación no afecta la interpretación de las preferencias. Nada en la cognición o la neurociencia obliga a una interpretación mentalista en todos los casos: aunque Kahneman y Tversky explican por qué las preferencias humanas individuales tienen una forma particular, su teoría es compatible con la idea de que las preferencias se realizan de manera variable en diferentes unidades de decisión. Además, la base causal de algunas preferencias, en algunas organizaciones colectivas y organismos no humanos, puede no ser psicológica en ningún sentido interesante del término.
Un ejemplo: elección cuando son varios los atributos relevantes
... supongamos que la elección concierne a tres tipos de coche caracterizados por diferentes grados de comodidad, velocidad y precio. Ahora, supongamos que los coches (X, Y, Z) están clasificados en cada dimensión o característica de la siguiente manera: 1. Comodidad: X >Y > Z. 2. Velocidad: Z >X > Y. 3. Precio: Y >Z >X.
Lo que significa que "... el coche X es más cómodo que Y, que es más cómodo que Z" pero, significa también que ninguno de los tres es mejor que los otros dos en los tres atributos, de manera que, para el agente, será muy costoso psicológicamente decidirse por uno, porque ha de 'pesar' cada uno de los atributos y sumar los distintos pesos, de manera que, en vez de eso, las personas "tienden a usar una heurística simple"
La heurística es la siguiente: siempre que tengas que tomar una decisión entre dos opciones, elige la que supere a la otra en la mayoría de las dimensiones. Aplicada a este caso particular, la regla daría los siguientes resultados: X supera a Y en comodidad y velocidad, pero pierde en precio. Y supera a Z en comodidad y precio, pero pierde en velocidad. Z supera a X en velocidad y precio, pero pierde en comodidad. Usar esta heurística simple generaría preferencias intransitivas: X es preferido a Y, Y es preferido a Z, pero Z es preferido a X. El mecanismo detrás de la formación de preferencias, en este ejemplo, es claramente psicológico: la razón principal para usar la regla simple es ahorrar esfuerzo cognitivo.
Por eso preferimos realizar "evaluaciones unidimensionales" y no "agregar a través de los atributos". Como se ve, en este tipo de decisiones, "una interpretación mentalista de la base causal de las preferencias en este caso está empírica y teóricamente justificada". Pero
cuando la decisión la toma, no un agente individual humano, sino un agente colectivo
(un comité, un consejo de administración, una asamblea) que se enfrenta a preferencias intransitivas, lo que observaremos es un arreglo institucional, esto es, una regla para tomar decisiones colectivas, una regla social, un mecanismo para adoptar acuerdos sociales y no una regla heurística. Imaginemos el siguiente caso:
un comité de contratación universitaria debe decidir cómo clasificar a tres candidatos (Dr. Smith, Dr. Brown y Dr. Jones) para un puesto académico. El comité está constituido por tres miembros (1, 2 y 3) cada uno de los cuales ordena a los candidatos de la siguiente manera: 1. Smith > Jones > Brown. 2. Brown > Smith > Jones. 3. Jones > Brown > Smith. Ahora, supongamos que, según las reglas de la universidad, el ganador debe determinarse mediante un proceso de selección que involucra una secuencia de comparaciones por pares, y que cada comparación debe resolverse por votación mayoritaria.
Cuando se presentan opciones por pares, el comité vota de la siguiente manera: Smith vs. Jones 2-1 para Smith; Jones vs. Brown 2-1 para Jones; Brown vs Smith 2-1 para Brown. Este es un ejemplo clásico de 'votación de Condorcet'... un caso de intransitividad generado por reglas de votación.
No es, pues, un mecanismo psicológico, sino social (la regla de la mayoría por pares de candidatos) lo que produce la intransitividad. Porque el que toma la decisión no es un individuo sino un grupo humano, de manera que, para asegurar la 'calidad' de la decisión (desde el punto de vista de lo que queramos maximizar), no hay que intervenir en la formación de la voluntad del individuo, sino cambiar la regla organizativa que aplica el órgano colegiado. Es decir, "la base causal de las creencias, las preferencias y la forma en que interactúan no siempre, o ni siquiera típicamente, está constituida por procesos psicológicos"
Francesco Guala, Preferences: neither behavioural nor mental, Economics and Philosophy. 2019;35(3):383-401
No hay comentarios:
Publicar un comentario