Muchacha-viendo-pájaros-Cholula-Puebla-México-1931-1 manuel álvarez bravo
El texto dice que en la política, la verdad no siempre es lo más importante. A veces, insistir en que uno tiene la verdad puede ser malo para la democracia. En lugar de buscar siempre la verdad absoluta, es mejor que en la política se permita a las personas expresar sus opiniones y debatir. La democracia se trata más de compartir y discutir diferentes puntos de vista que de encontrar una única verdad. Además, el texto dice que es peligroso cuando alguien cree que solo ellos tienen la verdad, porque eso puede llevar a problemas y conflictos. En resumen, la política debería centrarse en la libertad de opinión y el respeto por las diferentes ideas, en lugar de intentar imponer una sola verdad.
Copilot ha captado la técnica argumentativa de Innerarity: negar algo que nadie afirma. No conozco a nadie que afirme que en política, la verdad es lo más importante. Pero claro, negar algo que alguien afirma con razones es mucho más difícil que inventarse una afirmación estúpida y refutarla solemnemente.
Le he preguntado a Copilot si no incurría Innerarity en la falacia del falso dilema. Y - ya saben que la IA siempre te da la razón - me ha dicho que
el texto sugiere que buscar la verdad y permitir la libre expresión de opiniones son incompatibles...
La realidad es que la relación entre verdad y libre expresión de opiniones es mucho más armónica ya que la libre expresión de opiniones puede acercarnos a la verdad porque nos permite corregir errores y acumular y compartir información si se discute de buena fe y, sobre todo, si la audiencia es capaz de distinguir lo verdadero de lo falso.
El batiburrillo de falsos dilemas continúa a lo largo de todo el artículo. Por ejemplo, más adelante dice que "hay mentiras flagrantes y mentirosos compulsivos" pero que "nuestra relación con la verdad —especialmente en la vida política— es menos simple de lo que quisieran quienes la conciben como un conjunto de hechos incontrovertibles". Todo el mundo acepta que la verdad es un conjunto de hechos incontrovertibles porque la verdad es la "coincidencia entre una afirmación y los hechos o la realidad a la que dicha afirmación se refiere". Ergo, la verdad es incontrovertible.
A lo largo del texto confunde varias veces la verdad con los límites a nuestra capacidad para conocerla. Por ejemplo,
"No se puede hacer política sin una correcta identificación de los hechos sobre los que debe basarse o actuar, pero aún menos si se piensa que esa constatación de los hechos es una actividad que no implica ninguna interpretación de la realidad."
Pero lo más criticable es que el texto está lleno de acusaciones 'anónimas': por ejemplo,
Los defensores de la verdad en política dan a entender, por un lado, que la verdad es lo normal y no más bien la excepción"
Uno se maravilla de que existan "defensores de la verdad en política" que den a entender que la verdad es lo normal o que la verdad es la excepción. ¿Qué tiene que ver defender la verdad en política con calibrar cuánta verdad hay en el discurso público y cuánta mentira? Esa forma de (no) argumentar se podría considerar un caso de falacia del hombre de paja. Una vez que acusamos a no-se-sabe-quien al que llamamos "defensor de la verdad" de entender que la verdad es la regla, es fácil derribar el espantapájaros a sopapos, incluso para Innerarity.
Luego incurre en la falacia de la pendiente deslizante: tratar de controlar el volumen de mentira en el discurso público - nos dice - puede ser peligroso para la democracia
"porque puede hacer que resulte sospechosa la diversidad de interpretaciones de la realidad e incluso justificar el empleo de cualquier medio frente a enemigos tan mentirosos (incluido el recurso a la falsedad para defender la verdad)"
Observen: ¡cuidado con desvelar al mentiroso no vaya a ser que eso nos lleve a aplicar la hoguera a todo el que discrepe!
El último párrafo contradice todo lo que ha dicho hasta entonces. No sólo hemos de exigir que se diga la verdad en la vida pública, sino que se diga lo que es "oportuno, respetuoso, ilusionante" que se digan cosas "bien argumentadas que apelen a nuestra razón y a las emociones tranquilas". De nuevo ¿de qué modo es esto incompatible con exigir que no se mienta? ¿Por qué son peligrosos los que exigen a los políticos que, al menos, no mientan?
Pero lo que más me fastidia - como en Amanece que no es poco - es que el texto toma el pensamiento de Hannah Arendt en vano. Dice Innerarity
Hannah Arendt hablaba de una tensión o no coincidencia entre la verdad y la política. Al afirmar que “la verdad tiene un carácter despótico” no pretendía defender ninguna clase de relativismo, sino proteger el carácter contingente y libre de la política, cuyas decisiones deben ser informadas y respetuosas con la realidad, pero que no se deducen de esa realidad. Una democracia es un sistema de organización de la sociedad que no está especialmente interesado en que resplandezca la verdad, sino en beneficiarse de la libertad de opinar. La democracia es un conflicto de interpretaciones y no una lucha para que se imponga una “descripción correcta” de la realidad.
Véase que, una vez más Innerarity incurre en una falacia: que un coche no sirva para lavar la ropa no significa que el coche sea inútil. Pues lo mismo con la verdad y la democracia. La democracia no existe para que conozcamos la verdad, sino para tomar decisiones colectivas. Y las decisiones serán mejores (en términos de bienestar social) si hay libertad de información y opinión; si los que toman las decisiones tienen información veraz, si la deliberación que precede a la adopción de decisiones se produce conversando de buena fe, lo que excluye el recurso al engaño y, por tanto, valerse de la mentira.
Y Hanna Arendt no hablaba de una "tensión o no coincidencia" (¿tensión y no coincidencia son sinónimos?) entre verdad y política. Arendt no dice - sería una estupidez - que "las decisiones políticas se deducen de la realidad". Y es, de nuevo, una falacia del falso dilema decir que la democracia no está interesada en que resplandezca la verdad sino en beneficiarse de la libertad de opinión, porque la relación entre la libertad de opinión y la verdad no es de "tensión" sino de medio a fin. Gracias a la libertad de opinión tenemos más posibilidades de averiguar la verdad. En la Ciencia, por esa razón, la libertad es imprescindible para avanzar en el conocimiento de la verdad sobre la Naturaleza y la Sociedad. En la vida política, es imprescindible el respeto a la verdad por parte de los que intervienen en el debate público si queremos que la democracia conduzca a decisiones beneficiosas para el conjunto del grupo. Arendt advirtió acerca del peligro para la democracia que representaba que la gente no fuera capaz de distinguir la verdad de la mentira porque ésta ocupaba todo el discurso público. Esos son los términos correctos de relacionar verdad y democracia.
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