Popularidad de las comidas nacionales en los demás países (la española, la 6ª).
Columnistas que se hacen el tonto y dicen que lo que rompe un país no son las concesiones de la izquierda a los nacionalistas, sino la baja capacidad estatal
¿Para qué sirve un Estado (un Ayuntamiento, como una comunidad autónoma o una Diputación, es parte del Estado) si este no sabe si se cumplen sus sanciones? Un Estado moderno y fuerte como el español puede capear crisis institucionales, intentos golpistas, boicots parlamentarios, corrupciones varias y declaraciones unilaterales de independencia, pero no puede sobrevivir a la falta de confianza.
Observen cómo el periodista que se hace el tonto incurre en la falacia del falso dilema. Un Estado moderno puede sobrevivir a una de esas cosas y a la falta de confianza de sus ciudadanos. O no sobrevivir a ninguna de las dos cosas. Pero es que, además, incurre en la falacia de presentar como discreta una cuestión gradual: los ciudadanos tienen más o menos confianza en sus instituciones políticas. No tienen confianza 100 o confianza 0.
Un Estado sirve para comernos tranquilamente cualquier alimento, porque sabemos que alguien se ha preocupado de que sus ingredientes coincidan con los declarados en la etiqueta. Un Estado sirve para que yo avance al ver el semáforo en verde, porque sé que está en rojo para los que vienen en la otra dirección. Un Estado sirve para que escriba esta columna sin miedo a que el techo se me caiga encima, porque el inmueble ha sido inspeccionado por técnicos acreditados. Un Estado sirve para dejarme tratar por los médicos del hospital, con la tranquilidad de que están capacitados. Un Estado sirve para que pueda dejar a mi hijo en la puerta del colegio sabiendo que lo cuidarán bien y le enseñarán cosas. Un Estado sirve, en fin, para acudir con mis amigos a una discoteca dando por supuesto que esta es legal y cumple la normativa contra incendios, porque los inspectores así lo han certificado.
Aquí, el periodista que se hace el tonto incurre en la segunda de las falacias enunciadas. Un Estado debería servir, primordialmente, para asegurar que puedo ir tranquilamente por la calle sin que me asesinen, atropellen, roben o violen. Por desgracia, todavía no hay un país en el mundo que haya acabado con las violaciones, los robos, los atropellos y los homicidios. ¿Acaso cree el columnista que ningún Estado del mundo puede sobrevivir?
Si me molesto en criticar a ‘los periodistas que se hacen el tonto’ es porque no son inocentes en sus errores y falacias. No son tontos. Sergio del Molino quiere echar un capote al Gobierno progresista que necesita ahora precisamente hacer concesiones a los nacionalistas que, estas sí, podrían romper España, es decir, acabar con el Estado constitucional español tal como lo conocemos. En fin. Todo puede empeorar, pero empieza a ser difícil.
Derecho y Matemáticas
Mi facultad de derecho tenía una política de insistir en que los futuros abogados fueran duchos en aritmética, por lo que ciertas matemáticas aplicadas y cursos eran obligatorios. Hice contabilidad financiera, gestión financiera y estadística. Una asignatura llamada "teoría de conjuntos y lógica" también se recomendaba vivamente, así que también la cursé.
Y al final del primer año (sorpresa, sorpresa), tenía matrícula de honor en estadística y teoría de conjuntos. La estadística la enseñaba el departamento de psicología. La teoría de conjuntos se enseñaba conjuntamente, por el de filosofía y el de matemáticas. Nota: el profesor del departamento de matemáticas era mucho, mucho mejor que el profesor del departamento de filosofía.
Detroit made cars, and cars made America
Después de la Segunda Guerra Mundial, nada menos que el 80 por ciento de todos los automóviles fabricados en todo el mundo se fabricaron en Estados Unidos. En la década de 1960, Detroit era la ciudad con el ingreso per cápita más alto de los Estados Unidos… A mediados de siglo, también los gerentes y ejecutivos de las empresas de automóviles estaban a la vanguardia. En las décadas de 1950 y 1960, los secretarios de Defensa de Eisenhower, Kennedy y Johnson eran directivos de empresas de automóviles: Charles Wilson de GM y Robert McNamara de Ford.
Las redes sociales como una sustancia peligrosa cuyo consumo debe desincentivarse
A imitación de la “ley seca” de los años 20 del siglo pasado, debería generarse un movimiento que redujera
(1) uso de las redes sociales, especialmente entre los jóvenes; (2) consumo solitario de medios; (3) la disminución en la lectura de la página impresa; y (4) infoentretenimiento político.
… la campaña más amplia debería ser inculcar en el público, o al menos en una masa crítica del público educado, una sospecha saludable respecto de las experiencias virtuales en general. Así como el movimiento de templanza anterior a la guerra cambió las actitudes sobre el alcohol, utilizando la persuasión moral para revelarlo como inherentemente adictivo y peligroso, un movimiento moderno necesita aumentar la conciencia pública sobre el hechizo adictivo que la experiencia virtual puede lanzar sobre nosotros, y la naturaleza cognitivamente comprometida de esa experiencia virtual. Cada vez que apagamos el mundo real para sintonizar el virtual, deberíamos sentir una pequeña punzada de incomodidad, como si hubiéramos entrado en un bar de mala reputación a mitad del día. Debemos estar en guardia.
Prohibimos demasiadas cosas a los ciudadanos y demasiado poco a los políticos
Hay quienes consideran, sin embargo, que todo lo que no está prohibido por las normas está permitido. Ignoran con ello que tal aserto es aplicable a los ciudadanos, pero nunca a los poderes públicos, los cuales, muy al contrario, tienen exclusivamente las potestades que les otorgan las leyes.
¿Qué miden los rankings de ESG?
La letra pequeña de la mayoría de los ranking de Ambiental-Social-Gobierno corporativo (ESG) explica que las acciones y los bonos se califican por la capacidad de la empresa en cuestión para gestionar los riesgos en relación con las empresas comparables del sector, no por cómo afectan las empresas calificadas al planeta. En MSCI, la intensidad de carbono de las operaciones constituye una quinta parte de la puntuación final para una empresa que refina petróleo y gas, pero sólo el 12% para una que vende carbón. La empresa afirma que sus calificaciones "no están diseñadas para medir el impacto de una empresa en el cambio climático".
“En el pasado, este es el tipo de triunfo que habría generado una efusión de gratitud y orgullo nacional, como ocurrió cuando se desarrolló la vacuna contra la polio”
Pensemos, por ejemplo, en las vacunas. Esta semana, el Premio Nobel de Medicina ha recaído en Katalin Karikó y Drew Weissman, inventores de las vacunas de ARNm. Además de haber salvado hasta ahora millones de vidas en todo el mundo de Covid, la tecnología inventada por Karikó y Weissman se utiliza ahora para crear vacunas contra todo tipo de enfermedades, desde el cáncer de páncreas hasta la malaria. El cáncer de páncreas, recordemos, es un asesino silencioso, tan difícil de detectar que cuando uno sabe que lo tiene, probablemente ya ha muerto. La malaria, por su parte, es una de las enfermedades endémicas más destructivas de la humanidad, que mata a cientos de miles de personas en todo el mundo cada año.
Al igual que ocurre con las vacunas de ARNm, existe un rabioso movimiento anti energía solar en Internet que se lanzará rápidamente a tu cuello en las redes sociales si alguna vez alabas este triunfo tecnológico. Te recordarán ad infinitum que la energía solar es intermitente, a pesar de que los analistas energéticos lo saben muy bien e incorporan en sus cálculos el coste del almacenamiento y de las centrales de respaldo en pico de demanda. Repetirán (sin pruebas) que la energía solar sólo se mantiene a flote gracias a las subvenciones, ignorando el hecho de que los países pobres -que apenas pueden permitirse subvenciones y no se dejan influir por activistas medioambientales como Greta Thunberg- están adoptando la energía solar a un ritmo vertiginoso. Y así sucesivamente. Discutir con ellos, como discutir con los antivacunas, es perder minutos de tu vida. Su convicción nace de la fe.
Luego está la oposición a la IA. Aunque algunas personas muy "despiertas" woke siguen intentando denunciar la IA como fundamentalmente racista,
La prohibición a los barcos de emitir azufre puede explicar el caloret de este verano
Este pasado verano no sólo se batieron récords de temperatura en EE.UU. y Europa, sino que se produjo un aumento sin precedentes respecto a años anteriores. El cambio climático explica por qué suben las temperaturas en general, pero no por qué el ritmo de cambio aumentó tanto este verano en particular, ni por qué se centró en el Atlántico Norte.
La explicación podría ser la prohibición de las emisiones de azufre de los portacontenedores. Aunque el azufre tiene varios efectos perjudiciales para el medio ambiente, también bloquea la luz solar y enfría el océano; la eliminación de ese efecto provocó un gran aumento puntual de la temperatura. Entonces, ¿deberíamos volver a emitir azufre? ¿Hacer más geoingeniería deliberada?
V., esta entrada en Marginal Revolution de Tabarrok
Reducir la carga cognitiva que supone tener que tomar centenares de decisiones triviales al día
Según diversas encuestas, las personas estiman que pasan entre 2,5 y 3 horas al día tomando decisiones triviales, como qué comer para la cena. Eso es alrededor de 1000 horas, o 40 días, de vacilación por año, y no incluye las decisiones más importantes como dónde vivir o con quién casarse.
La mayoría de nuestras elecciones cotidianas son entre cosas similares; Qué película ver, qué marca de pasta de dientes comprar. La paradoja de Fredkin establece que cuanto más similares parecen dos opciones, menos debería importar la decisión, pero más difícil es elegir entre ellas. Como resultado, a menudo pasamos la mayor parte del tiempo en las decisiones que menos importan.
Entre los consejos de Gurwinder, este me parece el más divertido:
"Si no puedes decidir, finge que estás decidiendo por un amigo" Es la llamada “paradoja de Salomón” según la cual “somos mejores resolviendo los problemas de otras personas que nuestros propios problemas” La razón: la distancia respecto del asunto aumenta la objetividad, como sabe cualquier jurista que se ocupe de los conflictos de interés o de la imparcialidad judicial o de la corrupción política o administrativa