Tom Stafford resume un estudio de 2008 (Frings, D., Hopthrow, T., Abrams, D., Hulbert, L., & Gutierrez, R. (2008). Groupdrink: The effects of alcohol and group process on vigilance errors. Group Dynamics: Theory, Research, and Practice, 12(3), 179) en su blog. Lo divertido de la conclusión es que si los miembros de un grupo que ha de tomar una decisión están ligeramente borrachos, se obtienen mejores decisiones que si están sobrios. Antes de explicar el experimento y los resultados, me interesa destacar que los investigadores no querían agregar las preferencias de los miembros del grupo. Querían agregar la información para comprobar si la dinámica grupal genera mejores "respuestas", esto es, si se incrementa la información disponible tras su agregación.
Se reclutó a 276 estudiantes universitarios y se los dividió en un grupo de 66 y 55 grupos de 4 personas del mismo sexo (para evitar que las dinámicas de las relaciones entre los sexos influyera sobre el resultado, ya tú sabes, que las mujeres si están solas en un grupo masculino, tienden a no hablar). A los 66 se les pidió que escuchasen individualmente la lectura de un texto sobre la historia de Rusia y que contaran el número de veces que una palabra determinada aparecía en el texto (en el caso, el artículo the). Y la misma tarea se impuso a cada uno de los 55 grupos de 4 personas.
Luego, cada individuo de los 66 decía cuántas veces había escuchado "the" y lo mismo se preguntaba a los grupos pero éstos debían dar una respuesta tras haber deliberado en el seno del grupo.
La mitad de los participantes habían ingerido alcohol y la otra mitad en la condición placebo. A los primeros se les administró suficiente zumo de naranja y vodka para alcanzar el límite de conducción bajo los efectos del alcohol (la concentración media de alcohol en sangre para estos participantes era del 0,06%). Al grupo placebo se les administró zumo de naranja y tónica con 2 ml de vodka flotando en la superficie (suficiente para disimular que no estaban en estado alcohólico, pero no para emborracharlos).
Los resultados fueron que
El grupo placebo muestra una ventaja en la toma de decisiones del grupo: el consenso grupal (resultado de la deliberación) fue mejor que los juicios individuales de quienes escucharon por sí solos, o de quienes escucharon en grupo y emitieron un juicio individual antes de la deliberación (curiosamente, hay una ventaja en escuchar en grupo frente a solos: posiblemente estar en un grupo hizo que la gente se concentrara más incluso antes de empezar a deliberar).
Tal vez podríamos decir que, al estar en un grupo, automáticamente nos ponemos en "modo cooperativo", es decir, en actitud de hacer, "de buena fe" lo que creemos que es mejor para todos. Si, además, se nos plantea el juego como una competición con otros grupos, resulta fácil explicar por qué los resultados del grupo "no deliberativo" eran mejores que los resultados individuales.
La ingesta alcohólica empeoró los juicios individuales. Los participantes que escucharon solos el texto y respondieron también individualmente produjeron los peores resultados (en promedio 50 % más de error) pero no empeoró los juicios colectivos, es decir, "los grupos intoxicados por el alcohol dieron respuestas de consenso tan buenas como los grupos sobrios".
En los términos más sencillos,
- Sabemos que el alcohol afecta negativamente funciones cognitivas como atención, memoria y autocontrol. Esto se traduce en juicios individuales más erróneos (en el experimento, los participantes ebrios contaron peor las apariciones de “the”).
- Efectivamente, en el experimento, los individuos ebrios cometieron más errores (aprox. 50% más).
- Los grupos sobrios obtuvieron mejores resultados que los individuos sobrios o ebrios. Este efecto era ya conocido y se atribuye a la "sabiduría de las masas", es decir, a que el "voto" individual para formar decisiones de grupos agrega eficientemente la información de la que disponen los miembros del grupo y los errores se anulan (los que "cuentan" más the se anulan con los que cuentan menos the de los que había en el texto). Además, la deliberación mejora la decisión al "sacar" de su error a los que están más alejados del consenso.
- El único resultado sorprendente es que los grupos ebrios acertaron tanto como los grupos sobrios. Stafford da la siguiente explicación: En realidad, que los miembros del grupo estén borrachos, no afecta a la medida en que sobreestiman o subestiman el número de veces que aparece the en el texto. "Mientras sean igual de propensos a sobrecontar y subestimar, no importa si son menos fiables. El promedio sigue convergiendo hacia el valor real. Es precisamente en condiciones donde tienes juicios individuales más inciertos cuando puedes ver mejor la ventaja de tener un grupo para promediar.
Esto es muy importante: como decía en otra entrada en la que resumía otro post de Stafford en el clásico ejemplo de Francis Galton (1907) sobre la “sabiduría de las masas”, cuando se pide a muchas personas que estimen un valor desconocido (como el peso de un buey), el promedio de todas las estimaciones suele acercarse mucho al valor real, incluso más que la mayoría de las estimaciones individuales. Este efecto, sin embargo, no es universal: falla cuando hay sesgos compartidos (pues el promedio también promedia el error) o cuando hay imitación entre los participantes (herding), lo que reduce la diversidad informativa.
Pero el experimento demuestra la importancia de que no estemos ante la "suma y promedio" de respuestas individuales, sino ante una auténtica decisión colectiva adoptada a partir de las decisiones individuales de los miembros del grupo (voto) que tiene lugar (la votación) sólo tras haber deliberado, esto es, tras haber utilizado un "mecanismo de autocorrección". Si el grupo simplemente promediara respuestas, el efecto se explicaría por la “sabiduría de las masas”: errores individuales se compensan. Pero el análisis muestra que los grupos descartan los valores extremos y regulan mutuamente las estimaciones. Esto es crucial porque el alcohol aumenta la probabilidad de respuestas extremas o descuidadas. Así, la deliberación grupal actúa como un mecanismo de autocorrección colectiva, compensando la pérdida de autocontrol individual causada por el alcohol.
En palabras de Stafford
"los grupos pueden proporcionar un medio informal de regulación y control recíproco que puede compensar algunos aspectos de la miopía generada por el alcohol". Dicho de otro modo, aunque el alcohol crea el riesgo de que la toma de decisiones se descontrole, la toma de decisiones en grupo cumple una función protectora, ya que los miembros del grupo calibran sus juicios entre sí... podríamos describir al grupo como un "sobrecerebro" para la cognición individual, una capa protectora de monitoreo y reflexión que —muy parecido al autocontrol y la reflexión que cada uno de nosotros hace a nivel individual (y que está afectado por la intoxicación alcohólica)— nos protege de algunos de los peores errores que podríamos cometer.
Es de extrema importancia tener en cuenta que un grupo solo puede tomar una decisión. Tanto si se trata de elegir a un cargo como decidir sobre quién puede pertenecer al grupo o si se va a la guerra contra el grupo rival, la decisión ha de ser única. En el experimento, cada grupo de 4 miembros sólo podía "ser de una opinión". Porque sólo si eran de una opinión podemos hablar de la "opinión o decisión del grupo". De ahí la regla de la mayoría. Sin regla de la mayoría, no hay "decisión del grupo" sino decisiones individuales y coincidentes (o no) de cada uno de los miembros del grupo.
La deliberación - de buena fe - facilita la coordinación de los miembros del grupo. La constricción que se acaba de explicar (el grupo sólo puede ser de una opinión) les obliga a coordinarse y a hacerse "concesiones" recíprocas. Estas concesiones, sin embargo, no significan un "sacrificio" para ninguno de los miembros del grupo porque el objetivo del grupo no es maximizar la satisfacción de las preferencias individuales de cada uno de sus miembros sino encontrar la respuesta correcta (en el experimento, cuántas veces aparecía en el texto el artículo the).
Si el entorno "premia" las decisiones correctas (acertadas) y "castiga" (con la desaparición del grupo) las decisiones erróneas (respuestas incorrectas), acabarán prevaleciendo los grupos que adoptan las decisiones correctas/acertadas. Y la ingesta de alcohol no se prohibirá antes o durante las reuniones de la asamblea porque no empeora la calidad de las decisiones y puede ayudar a facilitar la cooperación entre los miembros del grupo.
Conclusión: la votación en un grupo sirve para tomar decisiones más "correctas", es decir, para agregar la información de la que disponen los miembros del grupo. La votación no funciona ni de lejos tan bien para agregar preferencias.

1 comentario:
Leí hace algún tiempo sobre esta práctica de combinar "la doble votación", sobrios y ebrios y al buscarlo, lo más preciso que he encontrado es esto. Parece que lo contaba Herodoto
In ancient Persia, royal decision-making followed a peculiar rule: every important matter had to be decided twice—once while sober and once while drunk. If the same decision was made in both states, it was finalized. This method ensured that choices were not only rational but also emotionally acceptable. The Persians believed that alcohol revealed the truth, while sobriety helped with logical judgment.
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