El caso de la anestesia y el de la anti/asepsia en los quirófanos
Si las innovaciones se basan en una idea contraintuitiva,
el carácter inmediato de los resultados cuenta.
Los cirujanos que aplicaban éter a sus pacientes observaban los
resultados inmediatamente: el paciente devenía inconsciente, la
operación se realizaba de forma más tranquila y eficaz (el paciente
estaba, al menos, quieto, quieto). Por el contrario, aunque la
desinfección de los quirófanos se traducía en menos muertos durante y
después de las operaciones, la causa de la reducción de la mortalidad no
se apreciaba inmediatamente. De modo que, en un par de meses desde su
primera aplicación, la anestesia se utilizaba en medio mundo (en el
siglo XIX) y sin embargo la desinfección sistemática tardó décadas en
extenderse.
También importa
la complejidad de la ejecución. Hacer inhalar al paciente un gas es simple, desinfectar con
fenol o
acido hipocloroso es complicado y requiere de la implantación de rutinas que se cumplan a rajatabla por los individuos (recuérdese, que
los seres humanos no estamos hechos para eso). En el caso de la
antisepsia y
asepsia,
fue necesario un cambio de mentalidad en los cirujanos y su conversión
en “científicos de bata blanca” desde su condición original de
sacamuelas y barberos, además de darles una explicación científica de
por qué lavarse las manos había de reducir la mortalidad maternoinfantil
por fiebre puerperal. Los médicos no se dejan convencer fácilmente (por
ejemplo, de los datos que indicaban que las muertes en partos atendidos
por comadronas se producían en número muy inferior al de los partos
atendidos por médicos) hasta que Pasteur probó que eran los microbios
los que causaban las infecciones y Lister tomó el relevo del desgraciado
Semmelweis
Los mayores beneficios sociales de una innovación derivan de su extensión
Por ejemplo, la mortalidad materna e infantil consecuencia de infecciones, hemorragias e hipotermia se reduce
drásticamente cuando las madres del tercer mundo dan a luz en hospitales.
India incrementó el parto hospitalario enormemente pagando a las madres
por dar a luz en un hospital, aunque los hospitales maternoinfantiles
de la India no merecerían ese nombre en Europa.
Las innovaciones se extienden más rápidamente si generar los incentivos correctos es poco costoso y
para
establecer un sistema de incentivos que funcione, tienes que conocer
antes por qué la gente hace lo que hace y no hace lo que no hace. Por ejemplo, los resultados de la última encuesta PISA indican que
los maestros españoles trabajan aisladamente
y que no están “expuestos” a “buenas prácticas”, es decir, a métodos de
enseñar y aprender que pueden estar dando buenos resultados en otros
colegios. Enviar a maestros expertos a trabajar en temporadas cortas con
los maestros “normales” para enseñarles a aplicar estos métodos podría
mejorar rápidamente el desempeño de la generalidad de los maestros,
sobre todo, si estos expertos se limitan a extender las prácticas cuyo
éxito está comprobado.
Invertir en la extensión de las innovaciones es más importante que invertir en la generación de innovaciones.
Es menos brillante pero mucho más relevante para el bienestar social de
forma que las inversiones públicas deberían dirigirse más a la
extensión que a la generación de productos o servicios innovadores.
A menudo, sin embargo, la eficacia de una técnica –
rehidratación en el caso del cólera –
requiere utilizar intensivamente mano de obra porque hay que convencer,
uno por uno, de las bondades de la técnica a los beneficiarios (“
Small is beautiful but big is necessary”),
sobre todo, cuando requiere una aplicación sistemática, continuada e
incómoda. Pequeñas ganancias en eficiencia generan enormes ganancias en
bienestar social cuando (i) pueden aplicarse a gran escala lo que
requiere (ii)
maximizar la simplicidad en la aplicación
(estandarización); (iii) detectar rápidamente cuándo se producen
diseconomías de escala para ajustar ésta; (iv) qué soluciones son
mínimamente aceptables (lo mejor es enemigo de lo bueno) y (v) cuándo el
mercado, y sus poderosos incentivos, puede tomar el relevo (obtención
de beneficios en la producción de la innovación).
John Kay
sugiere que,
a menudo, este mayor coste de aplicar y extender innovaciones que
requieren modificar las rutinas de los implicados es una bendición
porque evita que se hagan reformas costosas e inútiles y se despilfarren
los recursos