martes, 26 de noviembre de 2024

La conjura contra España (CI): ruina del pensamiento de izquierdas en España a partir de algunos ejemplos extraídos del "intelectual colectivo"

1º Hacer literatura banal a costa de los femicidios: esta "artista" pretende que los 132 femicidios que ha habido en Madrid en 20 años (que ella ha "investigado") se deben, todos ellos, a maridos que consideraban a sus mujeres como de su propiedad. Así puede explicar incluso los asesinatos de mujeres de 80 años por sus maridos de 85, los cuales tuvieron la paciencia de esperar más de 40 años para matarlas. Si razonamos al revés, que el 99,99 % de los madrileños varones casados no hayan matado a sus mujeres en estos 20 años se debe, seguramente, a que el 99,99 % de los varones casados no consideran a sus mujeres como de su propiedad, esto es, no son machistas. Hay apenas un 0.0088% de machistas - entre los casados madrileños. 

2º El razonamiento de letras a todo ritmo lo practica este escritor: "Para que Madrid, por ejemplo, sea la comunidad con mayor número de estudiantes de pago y seguros sanitarios privados ha sido necesario un proceso precedente de dos décadas, donde los gobiernos autonómicos del PP han financiado por debajo de sus necesidades a lo público. O cómo el encargado de cuidar lo de todos lo rompe progresivamente, con el objetivo de privilegiar cuentas de resultados y una visión individualista y competitiva de la sociedad". Hay que ser memo o malicioso para afirmar que Madrid tiene 200.000 estudiantes universitarios porque no hay suficientes plazas en las universidades públicas madrileñas para los madrileños o que la sanidad privada madrileña atiende sólo a los madrileños a los que expulsa el mal servicio de la pública. El progresista escritor cree que la degradación de los servicios públicos sólo tiene lugar en donde gobierna la derecha. Donde gobierna la izquierda ocurre lo contrario. El muy memo cree que ha sido la falta de 'control democrático' de la Economía lo que ha provocado las crisis que el mundo ha sufrido. Porque la alta calidad de los políticos progresistas realmente existentes garantiza los resultados. 

3º Una que ha volado de cargo público en cargo público en los últimos veinte años se hace la víctima: "La extrema derecha ha inundado de violencia verbal los parlamentos. Y quien quiera participar en política debe asumir que le pueden fabricar un escándalo a sus familiares, lo que más duele. Poco importa el error o imprudencia cometida, se publicará y se denunciará como un presunto delito. Da igual que el acusado sea inocente y así lo reconozca en el futuro una sentencia: lo importante es el proceso judicial, que arruina la reputación más sólida. Para quienes viven de su trabajo, esto es dramático: ejercer tu profesión después de una etapa en política se complica cuando tu nombre ha sido arrastrado por el fango. Los futuros líderes progresistas con ganas de luchar por sus convicciones tendrán que asumir los sacrificios de la política no solo para ellos, sino también para sus cónyuges. Para empeorar la situación, el rifirrafe político se ha convertido en un contenido más del menú de entretenimiento: un imán para narcisistas. Sí, siempre ha habido narcisistas en política (también en el periodismo), el problema es que, en la economía de la atención, solo ellos parecen capaces de ganar dividendo mediático". El problema, más bien, es que se ha producido un fenómeno de selección adversa de los que se dedican a la política. Pero eso lo sabe la escritora. Lo suyo es simple hipocresía, eso sí, acusando siempre a los contrarios de sus propios delitos.

4º Y los jóvenes están mal de la cabeza por las redes sociales y las feministas con cargo saben cómo tratarlos, lo dice la ex-presidenta del Instituto Catalán de la Mujer: "Los jóvenes (así, en genérico) manifiestan que no saben cómo abordar un sufrimiento insoportable, una angustia cotidiana que los supera hasta el punto de que algunos llegan a ver la muerte como su única solución". Da igual que sea mentira: las tasas de suicidio entre jóvenes han sido siempre muy bajas en España y en las últimas décadas han descendido. Ella es una escritora (y tiene un doctorado en psicología social) y tiene una prueba: la última película de Pixar: Inside Out 2. Pero es que los de la Sociología Normativa - ellos quieren "creer" que las redes sociales están provocando una epidemia de suicidios - tratan de convencernos que un aumento de 35 a 45 suicidios entre 2019 y 2021 refleja, efectivamente, un aumento estremecedor del número de jóvenes que se suicidan que requiere una explicación inmediata y que puede resolverse, claro, gastando mucho dinero en campañas publicitarias, subvenciones a chiringuitos progresistas y demás remedios de curandero del siglo XXI. La autora dice que "Para afrontar esta enorme crisis psicológica se están desarrollando diferentes actuaciones y programas. La mayoría se centran en nombrar las enfermedades mentales para que dejen de ser tabú y no puedan estigmatizar a quien las sufre. Visualizar y verbalizar suele ser un modo de empezar a afrontar la realidad en el mundo psicológico". Cuando las nombras, ¡chas! las enfermedades mentales que conducen al suicidio dejan de inducir a los que las padecen al suicidio. Cuando uno sabe que padece esquizofrenia o un trastorno maniaco-depresivo, lo puede "visualizar y verbalizar" y así ya no padecerá episodios maniacos ni episodios depresivos que le pueden llevar a suicidarse. A la mitad del artículo, la autora reconoce que todos estos programas - a cual más progresista y, a menudo, los únicos aceptados por el feminismo 2.0 y la izquierda - no solo no funcionan (¿cómo podían funcionar? ¿cómo puede una nana curar el cáncer?) sino que son contraproducentes y que conviene ensayar otros. ¿Cuáles? No tiene idea, claro, porque la izquierda ha estado jurándonos que sus soluciones a los problemas sociales funcionarían y que si no han funcionado es porque no se han aplicado con suficiente intensidad. Así que acaba diciendo que se necesitan soluciones "estructurales" (whatever-it-means cuando de enfermedades mentales se habla) que pasan por crear más puestos financiados con dinero público para los de su profesión - psicólogos - y mucho más amor y simpatía entre padres, hijos, profesores etc porque los jóvenes están cada vez más solos ("ante la evidencia de que [las relaciones estrechas] están disminuyendo en cantidad y calidad"). Y más gasto público: "crear grupos más pequeños y tutorías en profundidad en los institutos puede ser más efectivo que programas superficiales de salud mental". Y con esos grupos pequeños ¿qué vas a hacer? Tiene una receta práctica: empezar las clases más tarde por la mañana. Lo único sensato de todo el artículo. 

Coda. Estos son sólo algunos ejemplos publicados todos ellos en un par de días en el diario EL PAÍS (al que en 1981, Aranguren llamara "intelectual colectivo"). Este es el nivel de la discusión pública de asuntos de importancia por parte de los que tienen suficiente formación, experiencia y conocimientos para que les dejen publicar columnas en el diario progresista por excelencia. ¿Cómo serán los 'expertos' progresistas que no consiguen publicar? Tengo para mi que la decadencia de la reflexión intelectual entre los izquierdistas españoles se debe a la 'ocupación' de los foros en los que dicha reflexión debería producirse por parte de literatos, politólogos, periodistas, pedagogos y otras pretendidas ocupaciones intelectuales. Véase la calidad de los premios nacionales de ensayo en los años del sanchismo. Yo me he leído dos y no pasan de mediocres ni con la mayor de las benevolencias. Pero lo que no dejan de ser es marcadamente progresistas.

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