Ayer, me llegó del Vicerrectorado de Transferencia el anuncio de una conferencia que Alba Taboada va a impartir en una biblioteca de Usera - Madrid - sobre Inteligencia Artificial. En nombre de la UAM. Alba Taboada es una doctoranda en Sociología que profesa en la UAM en Económicas. Y que va a enseñar a mis pobres vecinos de Usera lo que es bueno y lo que es malo de la Inteligencia Artificial. En el abstract de su proyectada conferencia - repito, en nombre de la UAM - se lee:
En el actual contexto de aceleración tecnológica, la inteligencia artificial se ha convertido en un componente central de las dinámicas sociales contemporáneas. Lejos de ser un fenómeno aislado o estrictamente técnico, su desarrollo y aplicación articulan una red compleja que conecta barrios con algoritmos, máquinas parlantes con humanos, cables y chips con nubes y ríos. Desde las plataformas que median el acceso al empleo hasta los asistentes virtuales que nos acompañan nuestro día a día, la IA transforma las condiciones materiales y simbólicas de la vida social.
Todo el párrafo es puritita bullshit. Me encanta eso de que la IA conecta cables y chips con nubes y ríos (le he pedido a ChatGPT que me lo explique y me ha dicho: En conjunto, la frase “cables y chips con nubes y ríos” busca transmitir que la IA no es solo hardware tangible (cables, chips), sino también infraestructura intangible y dinámica (nubes de datos y flujos informacionales) que conecta lo físico con lo virtual. Es una forma poética de describir la materialidad híbrida de la IA: máquinas y algoritmos sostenidos por redes invisibles y corrientes de datos globales"
Este taller propone un espacio de reflexión crítica y colectiva orientado a examinar los efectos sociales, culturales y políticos de la inteligencia artificial. Partimos de la premisa de que el progreso tecnológico solo puede considerarse legítimo si promueve formas de inclusión, justicia social y emancipación ciudadana. Frente a los relatos lineales que oponen promesa y catástrofe, proponemos explorar las múltiples capas de ambivalencia que acompañan a estas tecnologías.
La frase que he destacado en negrita debería ser suficiente para que mi querida rectora prohibiera a Taboada usar el logo de la UAM en su charla. ¿Cómo hay que ser de cavernícola para decir que el progreso tecnológico "solo puede considerarse legítimo si promueve formas de inclusión, justicia social y emancipación ciudadana?" Es imposible que Taboada haya pensado un instante sobre la tontería que supone exigir semejantes efectos para legitimar el progreso tecnológico. Hay que tener la mentalidad totalitaria de Stalin o Xi Jinping para no considerar que todos los avances o mejoras tecnológicas son legítimos mientras resulten del despliegue del espíritu humano - el libre desarrollo de la personalidad, art. 10 CE - y no causen daños a terceros. Para Taboada, solo es legítimo lo que la vanguardia consciente del proletariado dicta que contribuye a la "inclusión, justicia social y emancipación ciudadana". Por ejemplo, los videojuegos no son legítimos. Los avances en cirugía estética no son legítimos, los cohetes espaciales no son legítimos y, por supuesto, la física cuántica o los avances en matemáticas no son legítimos.
El último párrafo del "abstract"
¿Cómo afecta la inteligencia artificial en nuestro día a día? ¿Qué significa criar en la época de las máquinas que hablan? ¿Qué consecuencias tiene la inteligencia artificial en el mundo del trabajo? serán alguna de las preguntas que marcarán el ritmo de nuestro análisis, guiando la observación de los nuevos agentes automatizados desde su inserción en la vida doméstica hasta su impacto en las estructuras del empleo, las instituciones sociales y las formas contemporáneas de gobernabilidad.
Supongo que lo de "criar" es una errata y quiere decir "crear". Las preguntas no serán respondidas en el "taller" sino que "marcarán el ritmo de nuestro análisis". Lo de las "formas contemporáneas de gobernabilidad" es tremendo. Podría decir, simplemente, cómo afecta la IA a la política. Pero eso sería demasiado sencillo y, quizá, la buena gente de Usera, entendería lo que quiere decir y descubriría el engaño.
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