lunes, 24 de abril de 2023

El cerebro colectivo nos hace individualmente más inteligentes


"Basándonos en trabajos existentes (Flynn, 2007), hemos argumentado que en muchas sociedades modernas una serie de factores culturales han fomentado un conjunto de habilidades cognitivas especializadas que promueven el éxito en las instituciones meritocráticas de estas sociedades... Estas habilidades cognitivas, que han mejorado drásticamente durante el último siglo en las sociedades más ricas, se refieren principalmente al pensamiento analítico, incluida la resolución de problemas abstractos, la memoria operativa y el reconocimiento de patrones. De hecho, algunos de los aumentos más sorprendentes se han producido en los aspectos de la inteligencia supuestamente "independientes de la cultura", como los que miden las Matrices de Raven y las tres subpruebas analíticas de la batería de CI de Weschler. En las sociedades estudiadas habitualmente por los psicólogos, las medidas de estas capacidades cognitivas tienden a agruparse, dando a los investigadores la impresión de que forman una dimensión innata de la "inteligencia". Pero es evidente que lo que una sociedad concreta denomina "inteligencia" puede representar simplemente el conjunto particular de habilidades cognitivas que promueven el éxito o el prestigio dentro de esa sociedad durante una época concreta. En consonancia con esto, Uchiyama y sus colegas (Uchiyama et al., 2020) sostienen que la heredabilidad genética de cualquier rasgo favorecido por la evolución cultural en un entorno ecológico o institucional concreto, como el conjunto cognitivo etiquetado como "CI", tenderá a aumentar con el tiempo: la evolución cultural puede operar para disminuir la varianza fenotípica total o aumentar la varianza genética de un rasgo (Zeng y Henrich, de próxima publicación). 

De hecho, los meta-análisis de estudios causales y cuasi-experimentales sugieren que "La educación parece ser el método más consistente, robusto y duradero que se ha identificado hasta ahora para elevar la inteligencia." (Ritchie & Tucker-Drob, 2018). Dado que la escolarización universal es relativamente reciente y en la mayoría de las sociedades a lo largo de la historia evolutiva de nuestra especie no había escuelas, gran parte del trabajo sobre la inteligencia y el CI es en realidad una forma de psicología cultural. Para nuestros propósitos actuales, la cuestión es que la evolución cultural acumulativa ha fomentado un conjunto de habilidades cognitivas que han hecho a las personas "más inteligentes" en el sentido de ser más capaces de afrontar los retos cognitivos planteados por su sociedad y su entorno. En consonancia con esto, Greenfield (Greenfield, 1998) señala que a principios del siglo XX las puntuaciones de CI en los pueblos rurales estadounidenses aumentan de forma espectacular justo cuando estos pueblos se conectan al cerebro colectivo de Estados Unidos mediante la inversión en escuelas, carreteras y ferrocarriles. El mismo proceso puede observarse medio siglo después en Guatemala y un siglo entero más tarde entre los tsimane de la Amazonia boliviana. El crecimiento de los cerebros colectivos hizo a la gente "más inteligente" en el sentido culturalmente determinado que recogen las pruebas de CI... 

... Las ontologías y epistemologías que adquirimos como consecuencia de crecer en un lugar determinado influyen en los tipos de explicaciones que consideramos convincentes, los tipos de pruebas que valoramos y nuestras evaluaciones de lo que constituye un buen argumento... Por ejemplo, si te encuentras mal, ¿Cuál de las siguientes causas consideras posible: (1) los gérmenes, (2) la envidia de los demás, (3) la brujería o (4) los genes? Incluso si no estás seguro, la que consideres la causa más probable puede influir en tus acciones y, por tanto, en el tipo de innovaciones que podrías idear. En muchas, si no en la mayoría, de las poblaciones a lo largo de la historia de la humanidad, la brujería se consideraba una de las principales causas de enfermedad. En algunas sociedades, cuando una persona moría inesperadamente, se realizaban pesquisas y juicios, se presentaban pruebas, se argumentaba, se emitían veredictos y se llevaban a cabo ejecuciones de brujas. 

En Inglaterra, por ejemplo, los juicios por brujería no desaparecieron por completo hasta 1944, cuando Helen Duncan fue condenada en virtud de la Ley de Brujería de 1735 por revelar secretos militares que (supuestamente) había obtenido durante sesiones de espiritismo. Sin revisar las pruebas, que convencieron a un jurado, los que tenemos una ontología WEIRD nos sentimos seguros de que fue condenada erróneamente. Pero, ¿has revisado las pruebas contra la brujería? Probablemente no. A pesar del atractivo intuitivo de las explicaciones basadas en la brujería, tu escepticismo sobre tales explicaciones no surge de la evaluación de las pruebas, sino del cerebro colectivo que opera a través de la evolución cultural acumulativa para filtrar gradualmente ontologías y epistemologías ineficaces. Tu escepticismo ante las explicaciones basadas en la brujería es un legado de tus antepasados culturales. 

Del mismo modo, los sueños se han considerado una forma valiosa de prueba en muchas sociedades, incluidas comunidades filosóficamente sofisticadas como la antigua Grecia y China. Tanto entre emperadores como entre campesinos, los sueños se han utilizado para tomar decisiones de vida o muerte sobre batallas, enfermedades, desastres y embarazos (Hong, 2021). En China, los especialistas en interpretación de sueños sirvieron a los emperadores durante más de 2000 años y usaron los sueños para preparar decisiones. Los informes oficiales de la época parecen confirmar la exactitud de los sueños. Hoy en día, aquellos expuestos a ontologías occidentales generalmente no usan los sueños como evidencia sobre lo que es probable que ocurra en el futuro (aunque, por supuesto, hay una industria marginal). Esto tampoco se debe a que ellos o cualquier otra persona haya revisado los corpus de evidencia contra el valor epistemológico de los sueños. Simplemente, la evolución cultural acumulativa redujo gradualmente la consideración de los sueños como pruebas"

Joseph Henrich/Michael Muthukrishna,
 What makes us smart?, 2023

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