sábado, 7 de septiembre de 2024

La Conjura contra España (LXXXVI): Feijoo y las ganas de ganar

foto: JJBOSE

Esto es lo mejor que se ha escrito sobre el concierto catalán (Jesús Fernández-Villaverde y Francisco de la Torre). Lo más importante: la unidad de redistribución. Hay que ponerse de acuerdo entre españoles sobre con quién queremos redistribuir. ¿Queremos que los residentes en España que más ganan aporten más para que los residentes en España que menos ingresan tengan acceso a los bienes y servicios que hacen una vida digna? O queremos que los madrileños que más ganan aporten más para que los madrileños que menos ingresan tengan acceso a los bienes y servicios que hacen una vida digna? O tal vez queremos que los barceloneses que más ganan cedan parte de sus ingresos para que se entreguen a los menos afortunados de L'Hospitalet, pero no a los menos afortunados de Reus. O tal vez queremos que los impuestos progresivos que los que más ganan en Valencia se redistribuyan sólo entre los menos afortunados de Castellón o Alicante pero no de Murcia. Ya ocurre que los que más ganan en Bilbao sólo comparten con los que viven en Llodio, pero no con los que viven en Logroño

Como explica José María Peláez también en EL CONFIDENCIAL

Señalemos que los independentistas se olvidan de forma intencionada del principio de progresividad de los impuestos recogido en nuestra Constitución, que significa que el que más tiene, o gana, más paga. Por el contrario, no existe el principio de que el que más impuestos paga tiene que recibir más servicios públicos y prestaciones del Estado. Si se aplicara lo que dicen los independentistas catalanes, los ciudadanos de Pozuelo de Alarcón, población de Madrid con la renta per cápita más alta de España, y que, por tanto, sus ciudadanos pagan muchos más impuestos que los ciudadanos de Zahínos (Badajoz) que tiene la más baja, podrían reclamar la construcción en su población de un impresionante hospital, con todos los medios para que no hubiera listas de espera, disponer de un parque de bomberos propio, por si hay algún incendio, que en cada calle patrullaran permanentemente una pareja de policías para prevenir los robos, y que todos los hijos en edad escolar tuvieran becas y no pagaran nada por la educación. Y, aun así, a lo mejor no recibirían todo el importe de lo que han pagado en impuestos. 

Si se aprueba el concierto catalán,  

... se pasaría de un robo del Estado, inexistente, al regalo a Cataluña de 20.000 millones, que suponen menos ingresos para el Estado, por lo que el resto de los españoles recibirán menos servicios, o pagarán más impuestos.  

El egoísmo nacionalista vasco ha emponzoñado la discusión y ha lanzado a los que creen que pueden salir ganando - solo nos queda Baleares y Madrid - a la carrera para ser como los de Bilbao. 

Debemos, no solo decir no a cualquier concierto para Cataluña sino acabar con el concierto vasco y navarro empezando por el cálculo del cupo a la espera de que podamos reformar la Constitución para eliminar la Disposición Adicional Primera. 

La unidad de redistribución es la nación española. Eso es los que dice repetidas veces las Constitución. Incluso cuando se refiere al régimen foral en la Disposición Adicional 1ª como ha explicado con claridad Josu de Miguel. Somos los españoles (rectius, los residentes en España) los que ganamos más o menos dinero y los que tenemos un derecho constitucional a la igualdad. Los territorios que forman parte del Estado español no ingresan ni tienen necesidades que cubrir. 

Y hay que empezar por el asunto de los 40.000 millones del déficit de las pensiones cubierto por el presupuesto del Estado (la aportación de Escrivá a cambio de que le hagan Gobernador del Banco de España) que los vascos no cubren a pesar de tener un déficit terrible en sus pensiones. Si han de poner el 6 %, los vascos nos están robando 2.400 millones de euros al año. Robando a los de Murcia, Madrid, Baleares y Canarias. Para pagar pensiones de 3000 euros que aumentan cada año a los de Bilbao que no quieren ser españoles y que nos insultan cada semana.

A Núñez Feijoo se le está poniendo cara de Rajoy. Parecería que Feijoo no tiene ganas de ganar. No tiene ganas suficientes de gobernar. No tiene ganas suficientes de enfrentarse a Sánchez. Hoy Sánchez ha pedido - por primera vez no al PP, sino a los suyos que "arrimen el hombro". Feijoo tiene que lanzarse a por todas aunque se equivoque. Y eso significa anticiparse al PSOE. Por ejemplo, debe recopilar información y publicarla acerca de los conflictos de interés de Cándido Conde-Pumpido en relación con la eventual sentencia sobre la Ley de Amnistía. Por ejemplo, debería haber propuesto a Margarita Delgado para gobernadora del Banco de España antes de que el lacayo de turno de Sánchez - en este caso Cuerpo - saliera con el nombre del lacayo Escrivá. Debería anunciar que solicitará la dimisión de todos los cargos nombrados por Sánchez cuando llegue al gobierno antes de que concluyan su mandato. De Escrivá en el Banco de España, de Ribera en la Comisión Europea y de Calviño en el BEI. Aznar, en tiempos de Rato, cambió la ley de la CNC para echar a los que había nombrado el PSOE

No es que Ayuso sea demasiado guerrera. Es que, cada vez más gente piensa que Feijoo no tiene ganas de ganar. Que es tan vago como Rajoy. Y fue la vagancia de Rajoy la que nos hizo perder la oportunidad de dar un golpe mortal al nacionalismo catalán en 2017 y la que facilitó las cosas a Sánchez en junio de 2018. No reprocho nada al Rajoy de 2011. Lo urgente era lo urgente y nadie podía sospechar que iba a aparecer un especimen de macho alfa en la política española dispuesto a destrozar la obra de la transición. Pero en 2017... A Feijoo nadie le va a dar 186 escaños por su cara de gallego

No hay comentarios:

Archivo del blog