He estado leyendo lo que ha publicado la prensa sobre el Informe Draghi. Los análisis son más bien críticos y desesperanzados. Los menos críticos creen que incluye buenas ideas para sacar a la bella durmiente Europa de un aletargamiento que dura ya, al menos, veinte años pero son escépticos y pesimistas respecto de la posibilidad de su aplicación. Y los más críticos, creen que la orientación general del informe es equivocada. Son las viejas malas ideas de siempre: más gasto público, mutualización de la deuda y más regulación. A la vista del fracaso de los fondos NextGeneration, uno tiende a dar la razón a los críticos: deberíamos intentar dejar de hacer una y otra vez lo que ha fracasado en el pasado. Y deberíamos tener muy presente
- la pérdida de capacidad estatal que ha sufrido Europa en los últimos veinticinco años (reflejado en la falta de conocimientos, formación y experiencia de los que ocupan los cargos públicos de elección o designación políticos;
- la incapacidad creciente de sus políticos para convencer de nada a la ciudadanía;
- el envejecimiento espantoso de la población europea que limita progresivamente la discrecionalidad del gasto público (la mitad del gasto público español lo atrapan las pensiones para los viejos)
- la creciente 'querencia' de la población por las políticas populistas y redistributivas (algo tiene que ver la mayor influencia política de las mujeres);
- el desprecio por la meritocracia en la asignación de los cargos públicos y
- el desprecio por la competencia en la asignación de los recursos públicos que conduce a su ineficiente asignación
Creo que la Comisión Europea debería "desarmonizar". Limitar la 'producción' de nuevas Directivas o Reglamentos a aquellos ámbitos en los que se pretenda construir un mercado europeo que, en el momento de promulgar la Directiva no exista. Y derogar todas las Directivas cuya función fundamental era que todos los países europeos tuvieran un Derecho semejante pero que no contribuyen sustancialmente a reducir los costes de transacción entre europeos.
Creo que el ámbito más prometedor para empezar la "desarmonización" es el Derecho Privado. Habría que derogar todas las Directivas de Sociedades, las de consumidores y las de competencia desleal. En realidad, se promulgaron, no porque nadie creyera que, teniendo en toda Europa una regulación semejante sobre cláusulas abusivas se iba a crear un mercado europeo de préstamos hipotecarios o seguros, sino porque se quería asegurar que, en toda Europa, los consumidores disfrutaban de un elevado y semejante grado de protección. Lo mismo en el caso del Derecho de sociedades (se trataba de proteger a socios y acreedores) y lo mismo en el caso del Derecho de la Competencia Desleal o la publicidad engañosa.
Es hora de dejar a los Estados que decidan si quieren proteger mucho o poco a sus consumidores o a los socios de sus sociedades. Los Estados tienen incentivos para hacer lo mejor para los socios de sus sociedades y para sus consumidores. Y la competencia entre ordenamientos puede - como lo ha hecho siempre - mejorar el bienestar general de la sociedad europea.
Además, derogar todas las Directivas reduciría notabilísimamente los costes de transacción de las empresas. La armonización no evita que una empresa danesa pregunte a un despacho madrileño por la regulación española de la publicidad engañosa cuando ha de lanzar una campaña publicitaria que se extiende a España. De modo que no se incrementan sus costes si no existe una regulación europea de la publicidad española, porque las Directivas no son, normalmente, completas.
Pero es que, además, reduciríamos muchísimo los costes de administración del Derecho. No tengo que recordar los miles de millones que ha costado la Directiva de cláusulas abusivas a la economía española. Son miles de millones de pérdidas netas (es decir, descontada la 'justa' redistribución de fondos desde los bancos a los clientes). Cientos de miles de pleitos se evitarían si el legislador nacional y el Tribunal Supremo nacional tienen la última palabra en los asuntos que afectan a sus ciudadanos. En este sentido el valor de disponer de jurisprudencia europea - el valor de la jurisprudencia del TJUE - ha disminuido mucho una vez que se ha alcanzado cierta homogeneidad entre los Derechos de los países miembros. Es una consecuencia inevitable de la ley del rendimiento marginal decreciente.
También deberían suprimirse todas las Directivas relativas al Derecho Laboral y de Seguridad Social (la UE solo debería regular los asuntos 'intracomunitarios', esto es, los que presenten un 'elemento de internacionalidad' como dicen los de Derecho Internacional Privado). De nuevo, los Estados tienen incentivos adecuados para proteger a sus trabajadores y podemos esperar grandes beneficios en términos de movilidad de éstos hacia los puestos de trabajo que más valoren sus capacidades, formación y experiencia si, no solo las empresas sino los Estados compiten por establecer la regulación laboral más eficiente.
No soy ducho en otros ámbitos del Derecho Europeo (no creo que haya mucho que 'desarmonizar' en el ámbito fiscal o en el ámbito de las regulaciones técnicas o en el ámbito del mercado de valores o en la legislación prudencial bancaria) pero creo que esta 'desarmonización' debería extenderse a la protección de datos, a la regulación de la inteligencia artificial y de los mercados 'digitales', a la legislación penal o de las infracciones administrativas y a la regulación "constitucional" (los Estados deben poder liberarse de la tutela europea en este ámbito aunque debe fortalecerse la posibilidad de la UE de sancionar a los países que no cumplan con las exigencias del Estado de Derecho).
En lugar de preocuparse por la armonización, la Comisión Europea debería concentrarse en promover conferencias interestatales para mejorar la regulación nacional con 'leyes modelo' al estilo de los Restatements norteamericanos.
Derogar todas las Directivas que no son imprescindibles para construir un mercado único y 'desatar' la competencia a todos los niveles del sector público y privado es un low hanging fruit que la Comisión Europea puede poner en marcha unilateralmente. Puede empezar a proponer a las instituciones europeas la derogación sistemática de la legislación europea. Naturalmente, esta derogación no implica que se deroguen las legislaciones nacionales. Sólo que los Estados y los operadores económicos más eficientes ganarán cuota de mercado en beneficio de los ciudadanos y consumidores europeos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario