Judith Arnal, vocal del Consejo del Banco de España. investigadora del Real Instituto Elcano y ex directora del gabinete de Nadia Calviño, analiza la evolución de las economías de los cuatro grandes países de la zona euro en el último lustro han tenido una evolución desigual. Todos los países han recuperado el PIB pre-pandemia pero lo han hecho de forma distinta. En lo que hace a España - y en comparación con Italia -, la renta per capita no ha crecido.
el PIB per cápita real finalizó el año 2023 en Italia un 4,7% por encima del año 2019, frente a un... 0,1% en España...
Lo que se explica porque
... entre principios de 2019 y principios de 2024... la población (residente en España creció un 3,6%, pasando de los 46,9 a los 48,6 millones de habitantes... Italia (sufrío)... una caída de su población del 1,4%, pasando de los 59,8 a los 58,9 millones de habitantes.
El crecimiento se ha debido al "aumento de la población, el consumo público (que no es todo el gasto público, solo el gasto del Estado en bienes y servicios) y las exportaciones de servicios" (que han crecido un 36 % frente a un 24 % en Italia. Las de bienes apenas han crecido un 2 % desde 2019). Italia ha crecido porque ha aumentado la inversión y la exportación de bienes. La autora dice que "conviene monitorizar esta variable - del consumo público - para evitar incrementos estructurales del consumo público" pero no explica si el incremento puede calificarse ya de estructural o no.
En cuanto al número de horas trabajadas,
Alemania aún no se han recuperado los niveles previos a la pandemia (-0,8%), frente a Italia y Francia, que estaban un 6,5% y un 5,1% por encima, respectivamente. En España, en el primer trimestre de 2024, el número de horas trabajadas estaban un 1,6% por encima de antes de la pandemia.
Es decir, que, a pesar de que la población ha aumentado un 3,6 % (y hay que suponer que en muy buena medida con personas en edad de trabajar), el número de horas trabajadas sólo lo ha hecho en un 1,6 % y ha debido de ser en sectores de baja productividad ya que ésta no sólo no ha crecido sino que ha disminuido en un 1,3 %. La autora no ofrece explicaciones respecto del caso español en particular y concluye que "es esencial apoyar la productividad del trabajo y... conviene adoptar medidas de fomento de esta productividad". Pone como ejemplo "integrar las nuevas tecnologías" en la empresa, lo que, con ser correcto, no parece un consejo muy útil.
En España es el país donde más ha crecido el consumo público pero donde más ha caído - con Alemania - la "formación bruta de capital fijo" (FBCF) ("España como Alemania presentaban en el primer trimestre de 2024 unos niveles de FBCF un 2,2% y un 3,9%, respectivamente, por debajo del último trimestre de 2019". Simétricamente, en Italia la FBCF ha crecido más de un 30 por ciento. También lo hace peor España que Italia en la evolución de la ratio de deuda pública sobre PIB (9,5/3,1 de aumento en España e Italia respectivamente).
La autora afirma que estas cifras son "llamativas especialmente a la luz de los fondos puestos a disposición bajo el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR)". Es decir que, a pesar del chorro de fondos europeos, en España no se invierte, lo que quiere decir que no hay confianza en el futuro de la economía española.
Esto podría sugerir que Italia está siendo más expeditiva en la canalización de los fondos del MRR y resalta la importancia del empleo de estos recursos como forma de estimular la inversión.
Lo que es peor:
Dado que la FBCF determina en gran medida el crecimiento potencial futuro de una economía, es un componente del PIB que conviene estimular en la medida de lo posible. Esto supone un llamamiento para la aceleración y la utilización plena y efectiva de los fondos del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, especialmente en España
La pregunta que puede hacerse es que, aunque se gasten todos los fondos del plan asignados a España, si el plan es una birria y no asigna eficientemente los fondos, no hay ninguna garantía de que "la utilización plena y efectiva" de esos fondos mejore la FBCF y estimule el crecimiento futuro de la economía española. O sea, el plan español sería como "el polígono Valverde, el que más mete, más pierde". Recuérdese que los expertos diagnosticaron, con ocasión de la gran recesión de 2007 que la economía española había asignado los recursos de forma muy ineficiente, entregándolos a las empresas menos productivas.
Y tal parece ser el caso si atendemos a la "calidad" de los proyectos de inversión incluidos en el Plan español. Mi sospecha es que la mayor parte de las inversiones previstas en ese plan eran actuaciones que la administración pública española tenía en proyecto o en marcha en el momento en el que se elaboró el plan. Dicho de otra forma, tiraron de todos los cajones de todos los gabinetes de todos los ministerios a ver en qué se podía gastar el dinero. El resultado: la mayor parte del dinero se gasta por el Ministerio de Transportes en inversiones en la red de ferrocariles. Como se verá a continuación, ya en 2021 se sospechaba que el plan español tendría un "efecto limitado a largo plazo".
Así, en un análisis comparativo de los distintos planes de recuperación de varios países europeos, de 2021, las conclusiones de los autores sobre el plan español son las siguientes:
- Falta de coherencia y enfoque: Algunas reformas, como las del mercado laboral, parecen contradictorias y carecen de una dirección clara.
- Esfuerzo limitado en áreas clave: Las inversiones en educación no se corresponden con la magnitud del problema de la falta de habilidades, y el esfuerzo en I+D es insuficiente para transformar la economía hacia sectores de mayor valor añadido.
- Debilidades en la gestión pública y la justicia: El plan no aborda con suficiente profundidad las deficiencias en la administración pública y el sistema judicial, claves para la eficiencia del gasto y la atracción de inversiones.
- Impacto limitado a largo plazo: Existe el riesgo de que las medidas tengan un efecto principalmente coyuntural, sin generar cambios estructurales que impulsen un crecimiento sostenible.
- Falta de atención a la sostenibilidad fiscal: El plan no incluye medidas para garantizar la sostenibilidad de las finanzas públicas a largo plazo, lo cual podría generar una carga para las futuras generaciones.
- Carencia de reformas en pensiones: A pesar de la importancia de la justicia intergeneracional, no se plantean reformas para asegurar la sostenibilidad del sistema de pensiones.
- Dificultades en la ejecución: La falta de priorización, la dispersión de responsabilidades y la falta de especificidad en algunas reformas podrían dificultar la ejecución efectiva del plan.
- Preocupación por la baja productividad laboral: España, junto con Francia y Alemania, no ha recuperado los niveles de productividad laboral previos a la pandemia. Esto exige la implementación de medidas para integrar nuevas tecnologías y mejorar la capacitación de los trabajadores.
¿Era un buen plan o un mal plan el plan español? No lo sabemos porque el sector público español es incapaz de hacer algo que no sea recaudar impuestos y pagar salarios y pensiones. La pérdida de capacidad estatal es brutal desde la crisis de 2007. Sería bueno saber quién y cómo se elaboró el plan de recuperación y resiliencia español; qué evaluación ha hecho el gobierno y la academia españoles del plan de resiliencia. Me temo que la academia y la administración pública española ha hecho el mismo análisis y evaluación del plan que de la gestión de la pandemia en general.
En estas condiciones, nos convertiremos en el país más pobre de Europa en 2030. Y la culpa la tendrá el sector público español: incapaz de ofrecer servicios públicos de calidad, de fomentar la inversión privada, de garantizar seguridad jurídica y bajos costes regulatorios en el ejercicio de las actividades económicas, en definitiva, de asegurar la libertad y la igualdad de los españoles para ganarse la vida honradamente.
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