En las cunas de domesticación de Eurasia, los humanos tenían incentivos suficientes para desarrollar de forma estable la gestión de rebaños como una estrategia de caza para evitar el agotamiento de sus recursos comunes vitales. Estas estrategias humanas cambiaron la conducta - y los genes - de algunas especies de mamíferos que las hicieron más receptivas a la dominación humana.
O sea, que en Eurasia se dieron los incentivos de los humanos - homínidos para pasar de la caza al pastoreo y la ganadería y en determinadas especies de mamíferos se dio una especial receptividad a "dejarse gobernar" o pastorear por los humanos (receptividad animal). La agricultura, por el contrario, se desarrolló en todos los continentes: en todos menos Australia se "domesticaron" especies vegetales. Pero la "domesticación de mamíferos fue casi exclusivamente un fenómeno euroasiático". Si queremos explicar las diferencias entre continentes en el desarrollo social y económico humano, fijarnos en la domesticación de mamíferos parece prometedor y un ejemplo extraordinario de coevolución genes-cultura.
¿Qué es domesticar?
Esto me parece fascinante porque el autor explica que la domesticación es una "relación mutualista". Mutualista significa que hay beneficios recíprocos para las dos partes de la relación que así se califica, la cooperación humana es básicamente mutualista, no altruista, de modo que la coevolución genes-cultura nos ha convertido en una especie con un sentido de los efectos beneficiosos para la supervivencia y la reproducción de las conductas mutualistas altísimamente desarrollado, es decir, los humanos somos capaces psicológicamente hablando, de darnos cuenta de que entregar a otro parte de lo que hemos cazado o recolectado nosotros y nos sobra, no solo no nos perjudica - aunque supone sacrificar el propio interés - sino que nos beneficia porque sabemos que el destinatario de nuestra generosidad corresponderá en el futuro cuando los roles se den la vuelta y sabemos que lo hará (teoría de la mente) porque sabemos que sabe que estas donaciones recíprocas nos benefician a ambos. Pero ¿cómo puede entablar un humano relaciones mutualistas con un individuo de otra especie? La naturaleza ofrece muchos ejemplos: se llaman relaciones simbióticas y, en grado máximo, explican la formación de nuevos individuos de nivel superior (como la célula eucariota). Lo especial de la domesticación es que no es producto de la selección natural (herencia-variación-mutación) sino que es producto de la cultura humana. Eso significa que en lugar de decenas de miles de años, los humanos produjeron esa relación simbiótica de domesticación en mucho menos tiempo y la reprodujeron a voluntad previo aprendizaje social. El autor se remite a Zeder (2015, Core questions in domestication research. Proc Natl Acad Sci 112:3191–3198) para definir domesticación
una relación mutualista multigeneracional sostenida en la que un organismo asume un grado significativo de influencia sobre la reproducción y el cuidado de otro organismo para asegurar un suministro más predecible de un recurso de interés, y a través de la cual el organismo asociado obtiene ventaja sobre los individuos que permanecen fuera de esta relación, beneficiando así y a menudo aumentando la aptitud tanto del domesticador como del domesticado objetivo
Y explica por qué la domesticación de grandes mamíferos por parte de los homínidos era mutuamente beneficiosa:
Los grandes mamíferos sobrevivieron a múltiples episodios de cambio climático severo y al contacto con múltiples especies de humanos (por ejemplo, Homo erectus, Homo neanderthalensis y Homo sapiens). Sin embargo, alrededor de 100 ka, sus poblaciones disminuyeron repentinamente en abundancia y diversidad, y muchas especies finalmente se extinguieron... La sincronía de la Extinción del Cuaternario Tardío (LQE) con el cambio climático durante el Pleistoceno Tardío no deja dudas sobre el papel del cambio climático en estas extinciones... Estudios empíricos recientes de la LQE han encontrado evidencia del efecto tanto del cambio climático como de los humanos, y los humanos tuvieron un impacto relativamente más sustancial... Los humanos cazaron otros animales durante aproximadamente 3 millones de años después de esta división (Lewis, 2017).
La clave está en si los mamíferos tuvieron tiempo o no para adaptarse a la aparición del 'gran depredador' que era el bípedo implume homínido y señala que la cosa fue por barrios:
Este largo período de interacción con los humanos hizo que los mamíferos africanos fueran expertos en depredadores, es decir, muy cautelosos con el simio carnívoro bípedo fabricante de herramientas (Lewis, 2017). Esto salvó a los mamíferos africanos de la extinción impulsada por los humanos, y la mayoría de las especies sobrevivieron hasta el Holoceno.
En América y Oceanía, por otro lado, los animales eran inexpertos respecto a estos depredadores (desconocían a los humanos y sus métodos de caza), lo que fue una de las principales razones de las extinciones masivas en estos continentes (Martin, 1984)...
Y entre África y América,
Los mamíferos euroasiáticos ya habían coevolucionado con varias especies de homínidos durante unos 2 millones de años antes de que el Homo sapiens se dispersara en Eurasia (alrededor de 60 ka, Nielsen et al., 2017). No eran tan expertos en depredadores como los mamíferos africanos ni tan inexpertos como los de América y Oceanía.
Pues bien,
Una reducción en la abundancia de especies animales (provocada por el cambio climático) podría obligar a los cazadores humanos a cooperar entre tribus y participar en la caza coordinada (gestión de manadas), evitando la tragedia de los comunes (el uso excesivo de los recursos disponibles que resultaría de una falta de cooperación). El éxito de tales acciones colectivas depende de las características de los recursos (Ostrom, 1990). Para los animales, las características relevantes son aquellos rasgos que determinan sus respuestas a los humanos (corta distancia de huida de los humanos, baja reactividad a los humanos y solicitud de atención humana; Zeder, 2012).
Los animales de África desarrollaron una colección de rasgos, incluidas estructuras grupales no jerárquicas y largas distancias de huida de los humanos, que los protegieron de la extinción impulsada por los humanos. Estos rasgos antidepredación contribuyeron a la dificultad de la domesticación en África.
La abundancia de animales con rasgos adecuados para la domesticación facilitó la transición temprana de las economías euroasiáticas a la agricultura. (se cultivaban plantas para alimentar a los animales). África y América por distintas razones, carecieron de especies con características adecuadas para la domesticación
Y aquí empieza la historia hasta hoy:
Esas economías sustentaron poblaciones grandes y densas, que allanaron el camino para la estratificación social y las civilizaciones del Viejo Mundo.
La proximidad de los humanos a los animales domésticos en Eurasia dio lugar al surgimiento de aquellos patógenos infecciosos que cambiaron las características demográficas y genéticas de las poblaciones del Viejo Mundo y desempeñaron un papel decisivo en la colonización europea del Nuevo Mundo. Al vaciar al Nuevo Mundo de su población indígena, esos patógenos reforzaron la necesidad de las potencias coloniales de la trata de esclavos en el Atlántico.
Los impactos de estos acontecimientos históricos son detectables a través de las instituciones actuales, las normas culturales y los ingresos per cápita. Por lo tanto, los últimos 10.000 años de historia humana habrían sido muy diferentes si las poblaciones indígenas de África y el Nuevo Mundo hubieran sido tan opulentas biogeográficamente como sus parientes lejanos en Eurasia.
... las condiciones ideales para la domesticación -una situación en la que los humanos tenían suficientes incentivos para el manejo de rebaños y las especies animales desarrollaron respuestas adaptativas al manejo humano- existían en las latitudes más bajas de Eurasia, que abarcan las cunas de la domesticación animal. Estos resultados revelan nuevos mecanismos a través de los cuales la historia profunda se relaciona con el desarrollo económico...
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